El fósil de una hormiga infernal hallado en Brasil reescribe la historia evolutiva de las hormigas
La hormiga fosilizada más antigua jamás descubierta, que vivió en Brasil hace 113 millones de años, desafía lo que creíamos saber sobre la expansión global de estos insectos.
Por Enrique Coperías
Fósil de la hormiga Vulcanidris cratensis. Crédito: Anderson Lepeco
En los tranquilos sedimentos del noreste brasileño, donde hace más de 100 millones de años se extendían lagunas estacionales bajo un clima semiárido, los científicos han hecho un descubrimiento que está sacudiendo los cimientos del conocimiento sobre la evolución de las hormigas.
Hablamos de Vulcanidris cratensis, una nueva especie fósil perteneciente al grupo extinto de las hormigas infernales que, según un estudio publicado en la revista Current Biology, representa el ejemplar de hormiga más antiguo identificado de forma inequívoca hasta la fecha.
Este fósil con 113 millones de años de antigüedad no solo adelanta en más de trece millones de años el registro confirmado más antiguo de hormigas, sino que ofrece una oportunidad única para estudiar con detalle anatómico a estas criaturas misteriosas que habitaron la Tierra durante el Cretácico inferior.
El ejemplar, excepcionalmente bien conservado en piedra caliza en la Formación Crato, fue hallado en una de las mayores colecciones del mundo de insectos fósiles, depositada en el Museu de Zoologia da Universidade de São Paulo (MZSP).
Mandíbulas curvadas hacia arriba, semejantes a guadañas
«Nuestro equipo ha descubierto una nueva especie de hormiga fósil que representa el registro geológico indiscutible más antiguo de hormigas —afirma Anderson Lepeco, autor principal del estudio y especialista en Paleontología de insectos. Y añade—: Lo que hace especialmente interesante este descubrimiento es que pertenece a la extinta hormiga infernal, conocida por sus extrañas adaptaciones depredadoras.
A pesar de formar parte de un linaje antiguo, esta especie ya mostraba características anatómicas altamente especializadas, lo que sugiere comportamientos de caza únicos».
Las hormigas infernales, oficialmente denominadas Haidomyrmecinae, eran insectos sociales del Cretácico con una apariencia muy distinta a la de las hormigas actuales. Presentaban mandíbulas curvadas hacia arriba, semejantes a guadañas, y estructuras craneales únicas que parecen haber evolucionado con fines depredadores muy específicos.
El fósil brasileño es el primero de este grupo hallado en roca en lugar de ámbar, lo que permite observar partes del cuerpo que antes permanecían ocultas o distorsionadas.
Una sofisticada máquina de matar
La microtomografía computarizada, una técnica de imagen 3D que emplea rayos X, fue crucial para estudiar los detalles internos del fósil sin dañarlo. Gracias a esta técnica de imagen, los investigadores pudieron analizar el aparato bucal de Vulcanidris cratensis y confirmar que sus mandíbulas, orientadas hacia adelante, funcionaban en conjunción con una proyección del clípeo —una parte frontal de la cabeza— para sujetar o empalar a sus presas.
Este mecanismo de caza no tiene paralelos en hormigas modernas.
«Aunque esperábamos encontrar rasgos propios de las hormigas infernales, nos sorprendieron las características de su aparato de alimentación —señala Lepeco. Y añade—: Encontrar una hormiga tan anatómicamente especializada de hace 113 millones de años desafía nuestras suposiciones sobre la rapidez con la que estos insectos desarrollaron complejas adaptaciones».
El hallazgo no solo tiene valor anatómico, sino también biogeográfico. Hasta ahora, los fósiles de hormigas infernales se habían encontrado únicamente en ámbar birmano, francés y canadiense, lo que sugería una distribución limitada al hemisferio norte (Laurasia). El hecho de que esta nueva especie haya aparecido en Sudamérica indica que las hormigas del grupo Haidomyrmecinae estaban mucho más distribuidas globalmente de lo que se pensaba.
Reconstrucción paleoartística de la nueva especie, basada en el fósil y en una especie pariente cercana hallada en ámbar de Birmania. Ilustración: Diego M. Matielo
Adelanto del origen de las hormigas
«Este hallazgo pone de relieve la importancia de examinar minuciosamente las colecciones existentes, tanto privadas como las de los museos, y llama la atención sobre la paleontología brasileña y la poco explorada fauna de insectos fósiles del país —explica Lepeco.
La colección en la que se encontraba el fósil proviene de la familia Vulcano, especialmente de la investigadora Maria Aparecida Vulcano, y fue recientemente donada al MZSP, donde se ha convertido en fuente de nuevos descubrimientos científicos.
La importancia del fósil se amplifica por su contexto temporal y geográfico. Con una antigüedad de 113 millones de años, Vulcanidris cratensis empuja hacia atrás la cronología aceptada sobre el origen de estos hemípteros. Un detalle que apoya la hipótesis de que estos insectos sociales evolucionaron a finales del Jurásico o comienzos del Cretácico.
Más aún, refuerza la idea de que Sudamérica jugó un papel clave en las primeras etapas de diversificación de las hormigas.
Unos insectos muy flexibles
Desde un punto de vista ecológico, el hallazgo también aporta datos reveladores. El entorno en el que vivió esta hormiga no se parecía al de otros yacimientos con hormigas fósiles. Mientras que las resinas fosilizadas de Birmania y Canadá apuntan a bosques tropicales húmedos, la Formación Crato muestra un paisaje más seco y estacional, con lagunas poco profundas y vegetación diversa, tanto gimnospermas como angiospermas.
Esta variedad ambiental indica que las hormigas infernales eran más ecológicamente flexibles de lo que se suponía.
El estudio también aporta elementos para reflexionar sobre las presiones evolutivas que condujeron a la aparición de estrategias de caza tan complejas en insectos tan antiguos. Lepeco y su equipo sugieren que, a pesar de que las hormigas no eran dominantes en este ecosistema —otras especies de insectos como escarabajos, avispas y cucarachas eran más abundantes—, las haidomirmecinas ocupaban un nicho especializado, tal vez como cazadoras de insectos blandos o larvas.
Reconstrucción mediante tomografía computarizada del fósil de hormiga infernal hallada en Brasil. Cortesía: Odair M. Meira
Conexiones activas entre Gondwana y Laurasia
Además, el análisis filogenético realizado con los datos obtenidos por tomografía muestra que Vulcanidris está emparentada con géneros descritos en el ámbar birmano, lo cual apunta a conexiones faunísticas entre lo que hoy es Sudamérica y el sudeste asiático.
Esta dispersión de linajes a través de continentes separados hace 100 millones de años sugiere movimientos más complejos entre las masas terrestres del Cretácico. Esto reforzando la idea de una conectividad más activa entre Gondwana y Laurasia.
En palabras del propio Lepeco, «la intrincada morfología sugiere que incluso estas primeras hormigas ya habían desarrollado sofisticadas estrategias depredadoras significativamente diferentes de sus homólogas modernas». Y añade: «Gracias a las herramientas actuales de imagen, podemos observar fósiles con un nivel de detalle que hace solo una década era inimaginable».
Lepeco y su equipo espera que este hallazgo motive nuevas exploraciones tanto en colecciones existentes como en el terreno. El fósil de Vulcanidris cratensis no solo añade un nuevo capítulo al libro de la evolución de las hormigas, sino que también subraya la necesidad de mirar con nuevos ojos los archivos fósiles ya existentes, capaces de revelar secretos del pasado más remoto de la vida en la Tierra.
Este descubrimiento, a caballo entre la historia natural, la tecnología de vanguardia y el trabajo de archivo, nos recuerda que incluso los organismos más pequeños, atrapados en una roca durante millones de años, pueden tener un impacto gigantesco sobre nuestro entendimiento del mundo. ▪️
Fuente: Lepeco, Anderson et al. A hell ant from the Lower Cretaceous of Brazil. Current Biology (2025). DOI: 10.1016/j.cub.2025.03.023