Bonobos: el estudio que muestra cómo las hembras se organizan en coaliciones para dominar a los machos
Las hembras de bonobo desafían las reglas naturales del poder: forman alianzas y vencen a machos más fuertes que ellas. Una nueva investigación desvela cómo la solidaridad femenina define jerarquías en la selva congoleña.
Por Enrique Coperías
Dos hembras de bonobo se dan la mano durante el acicalamiento. Cortesía: Mélodie Kreyer / Proyecto Bonobo LuiKotale
En el corazón de la selva congoleña, donde el tiempo parece avanzar al ritmo de la lluvia y las ramas crujen bajo el peso de historias no contadas, vive un primate cuyas conductas sociales desafían las normas de la biología evolutiva.
Los bonobos (Pan paniscus), primos cercanos de los humanos y de los chimpancés comunes, se han hecho famosos por su carácter pacífico, sus relaciones sexuales frecuentes y una organización social aparentemente liderada por las hembras. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro cómo se sostenía ese aparente matriarcado en una especie donde los machos, físicamente más grandes y fuertes, teóricamente deberían dominar.
Un estudio reciente liderado por Martin Surbeck, de la Universidad de Harvard, y Barbara Fruth, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, acaba de resolver este enigma con las primeras pruebas empíricas de campo: las hembras de bonobo mantienen y consolidan su estatus social mediante la formación de coaliciones activas.
Una sociedad que desafía las normas de la evolución
Estos grupos de apoyo entre hembras son capaces de neutralizar a machos agresivos, modificar jerarquías sociales y redefinir lo que entendemos por poder en el mundo animal.
Desde el punto de vista biológico, la estructura social de los bonobos es una rareza. En la mayoría de los mamíferos sociales —incluidos nuestros propios ancestros— los machos tienden a dominar, especialmente cuando presentan ventajas físicas claras. Este patrón también se observa en nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, cuyas sociedades están marcadas por jerarquías rígidas y frecuentes episodios de violencia.
Pero los bonobos son diferentes. En sus comunidades, las hembras deciden cuándo y con quién se aparean. Son ellas quienes controlan los recursos de más alto valor —como la carne fresca de una presa— y quienes pueden rechazar abiertamente las insinuaciones sexuales no deseadas. Mientras ellas se alimentan tranquilamente, los machos aguardan su turno desde las ramas, sin atreverse a interferir.
Coaliciones: el secreto del poder femenino
«Esta libertad de la que disfrutan las hembras puede parecer normal para nuestros estándares —explica Surbeck en un comunicado del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal. Y añade—: Pero es totalmente extraña para un animal como el bonobo». La cuestión es aún más intrigante si consideramos que las hembras no gozan de una ventaja física evidente. La clave, según este nuevo estudio, está en la solidaridad.
Durante más de treinta años, el equipo internacional liderado por Surbeck y Fruth recopiló datos en seis comunidades de bonobos salvajes en tres regiones distintas de la República Democrática del Congo. Analizaron 1.786 conflictos entre machos y hembras, y en más de mil casos —el 61%— las hembras resultaron vencedoras.
Lo más relevante es que en el 85% de las ocasiones en que actuaron en grupo, las hembras lograron doblegar a los machos mediante una táctica coordinada y sorpresiva. Estas formaciones espontáneas, que los autores llaman coaliciones, constituyen el núcleo del poder femenino en estas comunidades.
Gritos, estrategias y dominio social
«Que sepamos, esta es la primera prueba de que la solidaridad femenina puede invertir la estructura de poder masculina típica de muchas sociedades de mamíferos —afirma Surbeck— Es emocionante descubrir que las hembras pueden elevar activamente su estatus social apoyándose unas a otras».
Lo fascinante es que estas coaliciones no se dan entre parientes, sino entre hembras inmigrantes que llegan a la comunidad procedentes de otros grupos. A diferencia de muchas especies sociales, donde los lazos entre hembras se basan en la consanguinidad, en los bonobos las alianzas se forjan entre individuos no emparentados que aprenden a confiar unas en otras para obtener beneficios comunes.
Cuando se forma una coalición, la selva se entera. Según describe Fruth, los eventos se inician con gritos ensordecedores que advierten del estallido del conflicto. «Hay que taparse los oídos», relata Fruth. En ocasiones, las hembras persiguen a un macho agresor a través de los árboles y pueden infligirle heridas considerables, incluso letales. «Es una forma feroz de afirmar el poder —dice Fruth. Y continúa—: Descubres por qué estos machos no intentan sobrepasar los límites».
Más allá de la fuerza: otras claves del poder
Aunque estas escenas puedan parecer inusuales, no son anecdóticas. En las comunidades de bonobos observadas, las hembras superaban al 70% de los machos en jerarquía promedio. Aun así, el estudio aclara que no se trata de un dominio absoluto: hay variaciones significativas entre poblaciones.
En algunas comunidades, el liderazgo femenino es más marcado; en otras, más equilibrado. «Es más exacto decir que, en las sociedades de bonobos, las hembras disfrutan de un estatus elevado más que de un dominio indiscutible», resume Fruth.
Además de las coaliciones, los científicos identificaron otros factores que fortalecen la posición social de las hembras. Uno de ellos es la ovulación oculta: los machos no pueden saber con certeza cuándo una hembra es fértil, lo que impide que monopolice las oportunidades reproductivas. En lugar de usar la fuerza, el macho que desea reproducirse debe mantener buenas relaciones con las hembras, en lugar de intentar someterlas.
Implicaciones evolutivas y humanas
Este tipo de estrategia, conocida como autonomía reproductiva, cambia radicalmente las dinámicas de poder. Como señala Surbeck, «se puede ganar un conflicto siendo más fuerte, teniendo amigos que te respalden o teniendo algo que alguien quiere y no puede arrebatar por la fuerza».
El hallazgo tiene una dimensión que va más allá del mundo animal. Los bonobos son uno de los parientes vivos más cercanos del ser humano, y su conducta sugiere que existen caminos evolutivos alternativos al modelo jerárquico y violento. La cooperación entre hembras como base de poder social ofrece un espejo inesperado que obliga a revisar nuestros propios supuestos sobre género, dominación y colaboración.
«Aún no entiendo por qué los bonobos son los únicos animales que forman alianzas femeninas tan poderosas —reflexiona Fruth. Y añade—: Quizá nunca lo sepamos, pero me da un rayo de esperanza pensar que las hembras de nuestros parientes vivos más cercanos, en nuestra línea evolutiva, se aliaran para tomar las riendas del poder junto a los machos»
Una lección desde el corazón de la selva
Este estudio pionero demuestra que la fuerza bruta no es la única forma de poder. En el mundo de los bonobos, el apoyo mutuo, la empatía y la estrategia colectiva permiten a las hembras forjar un espacio de autonomía y liderazgo en un entorno que, en teoría, las desfavorece.
Así, desde las copas de los árboles del Congo, los bonobos nos transmiten una lección ancestral: que otro tipo de sociedad es posible, una en la que el poder se construye no desde la dominación, sino desde la solidaridad. ▪️
Información facilitada por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal
Fuente: Surbeck, M., Cheng, L., Kreyer, M. et al. Drivers of female power in bonobos. Communications Biology (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s42003-025-07900-8