Dan con la causa del aparente declive de los dinosaurios antes del impacto del asteroide

¿Y si los dinosaurios no estaban en declive antes del impacto del asteroide? Un nuevo estudio revela que la aparente desaparición progresiva de los «reyes de la Era Secundaria» podría ser solo una ilusión del registro fósil.

Por Enrique Coperías

Reconstrucción de un paleoambiente de finales del Maastrichtiense (hace unos 66 millones de años) en Norteamérica, donde una llanura aluvial es recorrida por dinosaurios como el Tyrannosaurus rex, el Edmontosaurus annectens y el Triceratops prorsus.

Reconstrucción de un paleoambiente de finales del Maastrichtiense (hace unos 66 millones de años) en Norteamérica, donde una llanura aluvial es recorrida por dinosaurios como el Tyrannosaurus rex, el Edmontosaurus annectens y el Triceratops prorsus. Ilustración: Davide Bonadonna (www.davidebonadonna.it)

Durante décadas, la narrativa de que los dinosaurios ya estaban en decadencia antes de la colisión del asteroide que provocó su extinción hace 66 millones de años ha sido ampliamente debatida.

Según esta idea, estos lagartos terribles ya habrían estado perdiendo diversidad y enfrentándose a un declive ecológico cuando el impacto de la roca espacial selló su destino. Sin embargo, un nuevo estudio científico desafía esta visión, y plantea que esta supuesta decadencia no fue real, sino una ilusión causada por deficiencias en el registro fósil.

El estudio, publicado en la revista Current Biology y liderado por investigadores de la University College London (UCL), en l Reino Unido, utilizó modelos estadísticos avanzados para examinar el registro fósil de dinosaurios en Norteamérica en los últimos dieciocho millones de años del Cretácico, es decir, entre hace 84 y 66 millones de años.

Los hallazgos de este trabajo paleontológico son claros: los dinosaurios probablemente no estaban en declive, al menos en esa región del mundo. En realidad, la bajada aparente en su diversidad coincide con un descenso en la probabilidad de detección de fósiles, y no con una reducción auténtica en su número o distribución.

El problema de tomar los fósiles «al pie de la letra»

El análisis se basó en más de 8.000 restos fósiles de dinosaurio, lo que lo convierte en uno de los estudios más amplios realizados sobre este período. A simple vista, los datos parecen sugerir que la cantidad de especies de dinosaurios alcanzó su punto álgido hace unos 75 millones de años, y disminuyó gradualmente en los nueve millones siguientes, justo antes del impacto del asteroide en la región de lo que hoy es la península de Yucatán.

Pero el equipo dirigido por Chris Dean, del Departamento de Ciencias de la Tierra en la UCL y autor principal del estudio, descubrió que esa supuesta caída estaba estrechamente relacionada con las condiciones geológicas y ambientales que dificultan la preservación y descubrimiento de fósiles del final del Cretácico.

«Ha sido un tema de debate durante más de 30 años: ¿estaban los dinosaurios condenados y ya en vías de extinción antes del impacto del asteroide? —se pregunta Dean. Y responde: Analizamos el registro fósil y descubrimos que la calidad del registro de cuatro grupos de dinosaurios (clados) empeora durante los últimos seis millones de años anteriores al asteroide».

En palabras de este paleontólogo, «la probabilidad de encontrar fósiles de dinosaurios disminuye, mientras que la probabilidad de que los dinosaurios hayan vivido en esas zonas en esa época se mantiene estable. Esto demuestra que no podemos tomar el registro fósil al pie de la letra».

Un registro desigual: la clave está en la geología

Los investigadores emplearon modelos de ocupación bayesianos, una técnica proveniente de la ecología moderna que permite estimar la probabilidad de que una especie haya estado presente en un lugar, incluso cuando no se han hallado fósiles de ella allí. Esta técnica es especialmente útil para afrontar un viejo problema en paleontología: la detección imperfecta.

El equipo centró su estudio en cuatro grupos clave de dinosaurios: los Ankylosauridae, que incluye herbívoros acorazados como el Ankylosaurus; los Ceratopsidae, como el Triceratops; los Hadrosauridae, herbívoros conocido como dinosaurios pico de pato, por la semejanza de su boca con los picos de las aves anátidas; y los Tyrannosauridae, que cuenta con carnívoros como el Tyrannosaurus rex.

Los investigadores dividieron el continente norteamericano en una cuadrícula y analizaron cómo variaban la ocupación y la detección de estos cuatro tipos de dinosaurio en distintas regiones y momentos.

Factores que influyen en la probabilidad de hallar un fósil

Encontraron que la disponibilidad de roca expuesta, el tipo de cobertura vegetal moderna (bosques, llanuras, etc.) y factores como la lluvia y la distancia a carreteras actuales influyen decisivamente en la probabilidad de hallar fósiles.

En otras palabras, hay muchos lugares donde probablemente vivieron dinosaurios en el Cretácico final, pero hoy no tenemos fósiles de ellos simplemente porque es menos probable que los descubramos allí.

«La mitad de los fósiles que tenemos de esta época se encontraron en Norteamérica —dice Dean en una nota de prensa de la UCL. Y añade—: Nuestros hallazgos apuntan a que, al menos en esta región, los dinosaurios podrían haber estado mejor representados de lo que se sugería anteriormente en el período previo al impacto del asteroide, potencialmente con una mayor diversidad de especies de lo que vemos en el registro de roca en bruto».

Los ceratópsidos, como los Triceratops, fueron más fáciles de detectar en el registro fósil del Cretácico final gracias a su preferencia por llanuras alejadas de ríos, hábitats que se conservaron mejor tras el retroceso del mar interior de Norteamérica. Imagen generada con Gemini

¿Qué dinos eran más fáciles de encontrar?

Una de las observaciones más curiosas del estudio es que los ceratópsidos, como el Triceratops, aumentaron su probabilidad de detección hacia el final del Cretácico, a diferencia de otros grupos. Esto se atribuye a su preferencia por hábitats de llanura alejados de cursos de agua, que se preservaron mejor geológicamente tras el retroceso del gran mar interior que dividía Norteamérica en dos subcontinentes.

Por el contrario, grupos como los hadrosaurios y los ankylosaurios muestran una disminución en su detectabilidad, no necesariamente porque fueran menos comunes, sino porque sus hábitats eran menos favorables para la fosilización o sus restos más difíciles de encontrar.

Además, la densidad de hallazgos por colección también influye: cuanto mayor es el número de géneros hallados en una misma colección, mayor es la probabilidad de detectar un determinado grupo. Esto sugiere que en algunos sitios simplemente hubo más suerte o mejores condiciones de preservación.

Una historia alternativa de la extinción

Este estudio tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de la desaparición de los dinosaurios. Si, como indican los datos, las probabilidades de ocupación se mantuvieron estables o incluso aumentaron en algunos clados hasta el final del Cretácico, entonces es razonable pensar que los dinosaurios no estaban condenados a muerte de antemano.

Alessandro Chiarenza, coautor del estudio y también investigador de Ciencias de la Tierra en la UCL, lo resume así: «Si tomamos el registro fósil al pie de la letra, podríamos concluir que los dinosaurios ya estaban experimentando un declive antes de su extinción final». Y continúa—: En este estudio, mostramos que este aparente declive es más probablemente el resultado de una ventana de muestreo reducida, causada por cambios geológicos en estas capas fosilíferas del Mesozoico terminal —impulsados por procesos como la tectónica, el levantamiento de montañas y el retroceso del nivel del mar— que por auténticas fluctuaciones en la biodiversidad».

«Probablemente, los dinosaurios no estaban condenados inevitablemente a la extinción al final del Mesozoico. De no ser por aquel asteroide, aún podrían compartir este planeta con mamíferos, lagartos y sus descendientes supervivientes: las aves», concluye Chiarenza. ▪️

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