Andrómeda XXXV, la galaxia satélite más pequeña y tenue registrada hasta la fecha
Un equipo de astrónomos ha descubierto en Andrómeda una enigmática galaxia satélite que desafía las teorías sobre la evolución galáctica y la formación estelar en el universo.
Por Enrique Coperías
Investigadores dirigidos por astrónomos de la Universidad de Míchigan han descubierto la galaxia más pequeña y tenue hasta la fecha que orbita el sistema de Andrómeda, el vecino galáctico más cercano de la Vía Láctea. La galaxia recién descubierta, Andrómeda XXXV, se ve dentro de la elipse blanca. Cortesía: CFHT/MegaCam/PAndAS (Principal investigator: Alan McConnachie; Image processing: Marcos Arias)
Un descubrimiento astronómico realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Míchigan, en Estados Unidos, desafía algunas de las lecciones cósmicas que creíamos haber aprendido sobre la formación y evolución de las galaxias a partir de nuestra propia Vía Láctea.
Este nuevo hallazgo proviene de los confines de Andrómeda, la galaxia espiral más cercana y similar a la Vía Láctea. Allí, los astrónomos han detectado la galaxia satélite más pequeña y tenue registrada hasta la fecha: Andrómeda XXXV.
Recordemos que una galaxia satélite es una galaxia más pequeña que orbita alrededor de una galaxia más grande, atrapada en su campo gravitacional. Estas galaxias suelen ser enanas y tienen menos estrellas, gas y materia oscura en comparación con su anfitriona. Por ejemplo, la Vía Láctea tiene varias galaxias satélite, como las Nubes de Magallanes, Sagitario y Can Mayor, mientras que Andrómeda también posee muchas, incluida la recién descubierta Andrómeda XXXV.
La evolución de las galaxias
Esta nueva galaxia enana se encuentra a aproximadamente a tres millones de años luz de la Tierra y está obligando a los astrónomos a replantearse cómo evolucionan las galaxias en distintos entornos cósmicos y cómo logran sobrevivir a diferentes épocas del universo.
Aunque el descubrimiento plantea más preguntas que respuestas, esa es precisamente la naturaleza de la investigación astronómica, según el astrónomo Marcos Arias, autor principal del estudio, que ha sido publicado en la revista Astrophysical Journal Letters.
«El universo aún alberga muchos misterios, pero este descubrimiento nos ayuda a corregir lo que ya sabemos y a revelar más sobre lo que aún desconocemos», dice Arias en una nota de prensa de la Universidad de Míchigan.
Como un humano del tamaño de un grano de arroz
Nuestra Vía Láctea también alberga docenas de galaxias satélite, lo que indica que la historia de estas estructuras aún está lejos de completarse. Estas galaxias son distintas de su anfitriona central y masiva, pero permanecen lo suficientemente cerca como para quedar atrapadas en su campo gravitacional. Además, son mucho más pequeñas y tenues, lo que las hace difíciles de detectar.
«Son galaxias completamente funcionales, pero su tamaño es apenas una millonésima parte del de la Vía Láctea», explica Eric Bell, profesor de la Universidad de Míchigan y autor principal del estudio. Y añade—: Es como tener un ser humano perfectamente funcional del tamaño de un grano de arroz».
Debido a su reducido tamaño, estas galaxias satélite también son mucho más débiles en luminosidad y difíciles de detectar. Solo en las últimas décadas la tecnología ha avanzado lo suficiente como para descubrir la mayoría de los satélites galácticos de la Vía Láctea. Según Bell, actualmente sigue siendo imposible detectar galaxias satélites extremadamente débiles que orbitan a galaxias más lejanas que Andrómeda.
Un «pase» para el Hubble
Hasta ahora, los satélites de la Vía Láctea habían sido nuestra única fuente de información sobre este tipo de galaxias enanas. Aunque ya se han descubierto satélites en Andrómeda, como la galaxia del Triángulo, la M32, la M110 y la NGC 147, su brillo y tamaño son demasiado grandes para desafiar los modelos aprendidos de nuestra propia galaxia.
«Por eso el descubrimiento de Marcos es tan importante. Este tipo de galaxia solo podía detectarse en un sistema, la Vía Láctea, en el pasado —explicó Bell. Y añade—: Ahora podemos estudiar una en Andrómeda, y es la primera vez que logramos hacerlo fuera de nuestro sistema."
Para descubrir Andrómeda XXXV, Arias analizó grandes volúmenes de datos astronómicos en busca de señales de posibles galaxias satélite. Luego, junto a Bell, obtuvo tiempo de observación en el telescopio espacial Hubble para investigar más a fondo el hallazgo.
Cuánto tiempo puede continuar formando estrellas
Gracias al Hubble, los investigadores confirmaron que Andrómeda XXXV no solo era una galaxia satélite, sino que además era lo suficientemente pequeña y tenue como para desafiar algunas de nuestras concepciones sobre la evolución de las galaxias, como es el enigma de cuánto tiempo pueden continuar formando estrellas.
«Fue realmente sorprendente —dice Bell—. Es el objeto más débil que encontramos en la zona, así que se antoja un sistema fascinante. Pero también es inesperado en muchos aspectos».
Un misterio cósmico sin resolver
Aunque el descubrimiento fue sorprendente, Bell enfatizó que no es inusual que los modelos en astronomía se vuelvan más complejos conforme ampliamos nuestra exploración más allá de la Vía Láctea. Con un solo sistema para analizar, es difícil distinguir qué características son universales y cuáles son excepciones.
Ahora, Andrómeda XXXV ha proporcionado una evidencia clave para comenzar a diferenciar estos aspectos. La principal diferencia entre los satélites de la Vía Láctea y de Andrómeda es el momento en que dejaron de formar estrellas.
"La mayoría de los satélites de la Vía Láctea tienen poblaciones estelares muy antiguas, y dejaron de formar estrellas hace unos 10.000 millones de años —explica Arias. Y añade—: Sin embargo, en Andrómeda encontramos satélites similares que pudieron formar estrellas hasta hace unos 6.000 millones de años.
Este mapa muestra la galaxia de Andrómeda, M31, y sus satélites. La galaxia compañera Andrómeda XXXV recién descubierta está resaltada en texto rojo negrita. Cortesía: J. M. Arias et al. Astrophys. J. Lett. (2025) DOI: 10.3847/2041-8213/adb433
Sin gas, no hay partos
Esta información permitió a los astrónomos resolver lo que Bell describió como un «misterio de asesinato galáctico» en Andrómeda.
Toda galaxia, sin importar su tamaño, necesita una reserva de gas para formar estrellas. Cuando ese gas desaparece, la formación estelar se detiene. La gran incógnita es si este proceso ocurre de forma natural o si el gas es absorbido por una galaxia más grande.
En la Vía Láctea, los satélites dejaron de formar estrellas muy temprano, lo que sugiere que su reserva de gas se agotó por sí sola. Sin embargo, en Andrómeda, donde los satélites pequeños formaron estrellas por más tiempo, parece que el gas fue extraído por la galaxia anfitriona.
«Es un poco macabro, pero la pregunta es esta: ¿cayeron o fueron empujadas? Estas galaxias parecen haber sido empujadas —se responde Bell. Y añade—: Gracias a este hallazgo, hemos aprendido algo cualitativamente nuevo sobre la formación de galaxias».
Galaxias fritas
Se creía que el universo temprano, tras su primer mil millones de años, se había expandido y enfriado lo suficiente como para permitir la formación de galaxias. Sin embargo, a medida que las estrellas emitían energía y los agujeros negros devoraban materia, el universo se calentó nuevamente, lo que debía haber interrumpido la formación estelar en galaxias pequeñas.
«Pensábamos que todas estas galaxias quedarían completamente fritas, porque el universo entero se convirtió en un caldero de aceite hirviendo», asegura Bell. Sin embargo, Andrómeda XXXV logró sobrevivir.
«Creíamos que perdería por completo su gas, pero no fue así. A pesar de tener solo 20.000 masas solares, pudo seguir formando estrellas durante miles de millones de años más».
Cómo logró resistir este proceso sigue siendo un misterio cósmico.
«No tengo una respuesta —admite Bell. Y concluye—… Lo que sí sabemos es que el cosmos se calentó, pero ahora entendemos que las consecuencias de esto son mucho más complejas de lo que imaginábamos». ▪️
Información facilitada por la Universidad de Míchigan
Fuente: Jose Marco Arias et al. Andromeda XXXV: The Faintest Dwarf Satellite of the Andromeda Galaxy. arXiv (2025). DOI:
https://doi.org/10.48550/arXiv.2502.19516