El mayor estudio global confirma: la humanidad está desestabilizando la biodiversidad del planeta
La actividad humana está desatando una crisis silenciosa en la biodiversidad global. Un estudio masivo revela cómo nuestros impactos medioambientales alteran no solo el número de especies, sino también el equilibrio de los ecosistemas.
Por Enrique Coperías
La agricultura intensiva provoca la pérdida de biodiversidad, especialmente en la agricultura de cultivo, donde se utilizan grandes cantidades de pesticidas y fertilizantes. No solo suele disminuir la biodiversidad, sino que también está cambiando la composición de las especies. Foto: Darla Hueske
No solo está disminuyendo el número de especies, sino que también está cambiando la composición de las comunidades de seres vivos. Estas son las conclusiones de un estudio de gran envergadura llevado a cabo por el Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuática (Eawag) y la Universidad de Zúrich, y que ha sido publicado recientemente en la revista Nature.
«Es una de las mayores síntesis sobre el impacto humano en la biodiversidad jamás realizadas a nivel mundial», señala Florian Altermatt, profesor de Ecología Acuática en la Universidad de Zúrich y líder del grupo de investigación.
A lo largo de décadas, se han documentado los efectos de las actividades humanas sobre el medioambiente, pero aún faltaba una visión global, sistemática y comparativa. Este estudio cubre más de 97.000 puntos de interés ecológico en ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos, e incluye todos los grandes grupos de organismos, desde microbios y hongos hasta plantas, peces, invertebrados y mamíferos.
Un problema con los vertebrados
Para ello, los científicos analizaron más de 2.100 estudios científicos que comparaban lugares afectados por el ser humano con otros de referencia.
«Analizamos los efectos de las cinco principales presiones humanas sobre la biodiversidad: los cambios de hábitat, la explotación de recursos, el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras», explica François Keck, investigador postdoctoral y primer autor del estudio.
En promedio, el número de especies en los sitios afectados por el impacto de la actividad humano fue un 18% menor que en los sitios no perturbados. Las pérdidas fueron especialmente graves en vertebrados, como reptiles, anfibios y mamíferos, cuyas poblaciones tienden a ser pequeñas y vulnerables a la extinción. Los organismos de mayor tamaño son, según los datos, los más perjudicados en cuanto a la diversidad biológica local.
Junto con la intensificación agrícola, la urbanización es uno de los principales impulsores globales del cambio en el uso del suelo que afecta a la biodiversidad. A menudo provoca un cambio significativo en la composición de las especies. Foto: Jens Aber
Cambios silenciosos en los ecosistemas
Además, el estudio reveló que las presiones humanas no solo reducen la cantidad de especies en un determinado sitio, sino que alteran de forma clara y consistente la composición de las comunidades ecológicas. «Nuestros hallazgos muestran que los cinco factores tienen un fuerte impacto sobre la biodiversidad global, en todos los grupos de organismos y en todos los ecosistemas», subraya Keck.
Un punto interesante del estudio es que la biodiversidad puede parecer estable a simple vista, si solo se cuenta el número de especies, pero eso no implica que el ecosistema siga siendo el mismo. En el caso de la agricultura intensiva a gran escala, tiende a hacer que los paisajes sean más homogéneos, y que las comunidades de especies que albergan sean más parecidas entre sí.
Además, en las zonas afectadas por modificaciones antropogénicas pueden desaparecer especies clave que cumplen funciones ecológicas esenciales, como la protección del suelo o la polinización, y ser reemplazadas por otras más oportunistas.
«Es no solo la cantidad de especies lo que disminuye —advierte Keck—. La presión humana también está cambiando la composición de las comunidades de especies».
¿Homogeneización o diferenciación ecológica?
Los mayores cambios se encontraron entre los microorganismos como microbios y hongos, probablemente porque estos tienen ciclos de vida cortos y alta capacidad de dispersión, lo que los hace muy sensibles a las alteraciones ambientales.
Durante mucho tiempo se pensó que la actividad humana provocaba una homogeneización biótica: que las comunidades biológicas del planeta se iban volviendo cada vez más parecidas entre sí, con unas pocas especies generalistas dominando los ecosistemas. Sin embargo, los datos de este estudio cuentan una historia más compleja.
A escala local, se observa lo contrario: una diferenciación biótica. Es decir, los sitios afectados por el ser humano tienden a ser más distintos entre sí que los sitios naturales o poco afectados por la acción de nuestra especie. Este fenómeno puede deberse a perturbaciones ecológicas intensas que hacen que cada ecosistema responda de forma distinta.
Las presiones humanas más destructivas para la biodiversidad
No obstante, a mayor escala geográfica, la homogeneización sí se hace evidente, especialmente por la propagación de especies invasoras facilitada por la actividad humana.
El análisis en Nature identificó que la contaminación ambiental y el cambio del uso del suelo, como es el caso de la deforestación y de la urbanización, son las presiones más destructivas, tanto en términos de pérdida de especies como de alteración de comunidades ecológicas. «Esto no sorprende —comenta Altermatt. Y añade—: Los cambios de hábitat suelen ser muy drásticos, por ejemplo, cuando se tala un bosque o se transforma un prado en un área urbana».
Por su parte, la contaminación, ya sea accidental o deliberada, introduce sustancias tóxicas en el ecosistema que pueden alterar gravemente la salud y la estructura de las comunidades vivas.
En cuanto al cambio climático, los investigadores advierten de que su impacto podría estar infraestimado, ya que muchos de sus efectos aún están en desarrollo y podrían manifestarse con mayor claridad en el futuro.
La contaminación es uno de los cinco factores más importantes de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial, especialmente cuando las aguas residuales sin tratar contaminan los cuerpos de agua naturales. Foto: Florian Altermatt
Una llamada urgente para conservar la biodiversidad
El estudio también examinó cómo los cambios en la diversidad local están interconectados con las alteraciones en la composición de especies y la homogeneización ecológica. A mayor pérdida de especies en un lugar, mayores son los cambios en la comunidad biológica, lo que indica que estos fenómenos no son independientes, sino que se retroalimentan.
Según los autores, este enfoque integral ofrece una base sólida para monitorizar la biodiversidad y planificar estrategias de conservación eficaces. «Nuestros hallazgos proporcionan indicaciones claras sobre qué influencias humanas están teniendo el mayor impacto en la biodiversidad —dice Keck. Y concluye—: Esto también muestra qué objetivos deben establecerse si queremos revertir la pérdida de biodiversidad».
Información facilitada por la Universidad de Zúrich
Fuente: Keck, F., Peller, T., Alther, R. et al. The global human impact on biodiversity. Nature (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-025-08752-2