¿Por qué algunas personas viven 15 años más que el resto? El secreto podría estar en su sistema inmune

La razón por la que algunas personas llegan a los 80 o 90 llenas energía mientras otras se quedan «sin combustible» a los 60 o 70 podría estar en un «superpoder» oculto de nuestro sistema inmunológico: la resiliencia inmunitaria.

Por Enrique Coperías

Resiliencia inmunitaria: la clave para envejecer con energía y salud. Un sistema inmune fuerte (izquierda) protege contra las enfermedades crónicas, a diferencia de un sistema debilitado (derecha).

Resiliencia inmunitaria: la clave para envejecer con energía y salud. Un sistema inmune fuerte (izquierda) protege contra las enfermedades crónicas, a diferencia de un sistema debilitado (derecha). Ilustración generada con Gemini

¿Qué hace que algunas personas lleguen a los noventa años con energía, mientras otras se enfrentan a enfermedades crónicas desde los sesenta? Un estudio revolucionario publicado en la revista Aging Cell sugiere que la clave no está simplemente en la genética o en llevar una vida sana, sino en algo más profundo: la capacidad del sistema inmunitario para mantenerse joven y fuerte frente al paso del tiempo.

Esta capacidad tiene un nombre: resiliencia inmunitaria.

Investigadores de la Universidad de Texas en San Antonio, en Estados Unidos, han analizado los datos de más de 17.000 personas, desde recién nacidos hasta adultos mayores de noventa años, que se han enfrentado a distintas enfermedades e infecciones. Y han descubierto que quienes tienen una buena resiliencia inmunitaria pueden vivir hasta quince años más que quienes no la tienen, incluso si presentan la misma edad cronológica.

La salud empieza con la inmunidad

La idea central del estudio es simple pero poderosa: no se trata solo de cuántos años cumplimos, sino de cómo reacciona nuestro cuerpo ante los desafíos del entorno, como las infecciones, los procesos inflamatorios y el desgaste natural del organismo causado por el paso del tiempo.

El sistema inmune, esa red de células, moléculas y órganos que nos protege de virus y bacterias, también envejece. Pero algunas personas logran mantenerlo en excelente forma durante décadas. ¿El resultado? Padecen menos enfermedades cardiovasculares, tienen un menor riesgo de padecer alzhéimer, muestran una mejor respuesta a las vacunas y gozan de una esperanza de vida mucho mayor.

A este fenómeno, los científicos lo llaman salutogénesis, que viene del latín salus, salud; y genesis, origen. Es decir, el origen biológico de la salud.

Un gen que marca la diferencia

Los investigadores, coordinados por Sunil K. Ahuja, del Centro de Asuntos de Veteranos para la Medicina Personalizada, en Texas, han identificado un protagonista central en esta historia: el gen TCF7, que actúa como el director de orquesta de los linfocitos o células T, las más importantes del sistema inmune. Quienes tienen niveles altos del denominado factor de transcripción 7 (TCF7) mantienen su sistema inmune joven, incluso en edades avanzadas.

El TCF7 es una proteína reguladora del ADN. Su función principal es actuar como un interruptor maestro que enciende o apaga ciertos genes, especialmente en las células T del sistema inmunológico. Más técnicamente, TCF7 pertenece a una familia de factores de transcripción que se unen a regiones específicas del ADN para controlar qué genes se activan en una célula y cuándo.

En el caso del sistema inmune, TCF7 es crucial para mantener las células T en un estado joven, flexible y capaz de multiplicarse, lo que es esencial para defendernos contra virus, bacterias y otros peligros, especialmente a medida que envejecemos.

El reloj biológico no siempre es el del calendario

Lo sorprendente del nuevo trabajo es que la presencia o ausencia de este perfil inmune joven, asociado a este interruptor maestro marca una diferencia abismal en la esperanza de vida. A los cuarenta años, una persona con un sistema inmune deteriorado tiene el mismo riesgo de morir que una persona de 55 años con una inmunidad óptima. En otras palabras, esa diferencia en el estado del sistema inmune equivale a envejecer quince años en términos de salud.

Aunque envejecemos año a año, no todos lo hacemos al mismo ritmo. El estudio muestra que la edad biológica puede verse afectada por la inflamación crónica, la exposición a enfermedades y el estado general del sistema inmunitario.

En este sentido, los científicos identificaron tres grandes enemigos que aceleran el envejecimiento: una inflamación crónica de bajo nivel; el envejecimiento del sistema inmune, que hace que las defensas se debiliten; y la acumulación de células senescentes, que son como células zombis que ya no funcionan, pero siguen ahí causando problemas.

Pero aquí viene la buena noticia: mantener una buena resiliencia inmunitaria ayuda a contrarrestar estos tres procesos y prolonga la salud durante más tiempo.

La ventana de oportunidad: entre los 40 y los 70

El estudio revela que hay una etapa de la vida especialmente importante: entre los cuarenta y los setenta años. Es en este período cuando el estado del sistema inmune tiene un mayor impacto en la esperanza de vida.

Quienes mantienen una buena resiliencia inmunitaria en estas décadas tienen un 69% menos de riesgo de muerte prematura. Pero después de los setenta, los beneficios de esta resiliencia comienzan a reducirse, lo que sugiere que hay un límite biológico para su efecto protector.

Por eso, reforzar el sistema inmunológico en la mediana edad puede ser una de las mejores decisiones para vivir más y mejor.

Cuatro tipos de personas según su inmunidad

Los científicos clasificaron a las personas en cuatro grupos, según dos marcadores inmunológicos clave: uno asociado a la supervivencia (SAS-1) y otro al riesgo de muerte (MAS-1).

✅ El grupo ideal tiene SAS-1 alto y MAS-1 bajo: son los que viven más y con menos enfermedades.

✅ En el extremo opuesto están los que tienen SAS-1 bajo y MAS-1 alto, con un sistema inmunitario dañado y más propensos a enfermar gravemente.

Este segundo grupo, que representa una especie de colapso inmunológico, no solo es más común en personas mayores, sino también en jóvenes que han sufrido enfermedades inflamatorias crónicas o infecciones graves. En estos casos, el cuerpo envejece desde dentro a través del sistema inmunológico, aunque en apariencia no lo parezca.

Envejecer con salud no es cuestión de suerte, sino de cuidar el sistema inmunitario a tiempo: entre los 40 y los 70 años se abre una ventana decisiva para vivir más y mejor.

Envejecer con salud no es cuestión de suerte, sino de cuidar el sistema inmunitario a tiempo: entre los 40 y los 70 años se abre una ventana decisiva para vivir más y mejor. Foto: Daniel Páscoa

El enemigo real: el estrés inflamatorio

Pero ¿es solo la edad lo que nos deteriora? El estudio dice que no. El principal responsable es el estrés inflamatorio, es decir, la acumulación de pequeñas inflamaciones a lo largo del tiempo, provocadas por infecciones, enfermedades crónicas e incluso estilos de vida poco saludables.

La buena noticia es que este daño es, en muchos casos, reversible. Personas que han superado infecciones como la tuberculosis y el dengue pueden recuperar su perfil inmunitario saludable. Esto indica que el sistema inmune se puede reentrenar y rejuvenecer.

Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias para alargar la vida y mejorar su calidad. Por ejemplo, medicamentos antiinflamatorios, como los bloqueadores del TNF-α, podrían ayudar a restaurar la resiliencia inmunitaria. También se estudian terapias genéticas dirigidas al gen TCF7, para mantener activas las defensas del cuerpo a largo plazo.

Más allá de los tratamientos, este trabajo redefine el concepto de envejecimiento saludable. Ya no se trata solo de contar años, sino de cultivar una biología que favorezca la salud desde dentro, manteniendo el equilibrio entre defensas fuertes y baja inflamación.

La salud no es solo cuestión de suerte

Este estudio ofrece una visión esperanzadora: envejecer bien no es un privilegio reservado a unos pocos, sino una posibilidad al alcance de quienes cuidan su sistema inmunitario. Y lo más importante: tenemos una ventana clara de tiempo, entre los cuarenta y los setenta años, para actuar.

«Mientras que la mayor parte de la investigación sobre el envejecimiento se centra en los mecanismos de la enfermedad y la biología del envejecimiento, nuestro trabajo pone de relieve cómo la resiliencia inmune sostiene la salutogénesis, promoviendo activamente la salud», dice Ahuja. Y concluye—: Esto abre nuevas vías de estrategias para mejorar el bienestar a lo largo de toda la vida».

En palabras sencillas, vivir más puede depender de mantener joven nuestro ejército interior, ese que nos protege día tras día sin que lo notemos. Conocerlo, entenderlo y reforzarlo podría ser la medicina más poderosa del siglo XXI. ▪️

  • Fuente: Sunil K. Ahuja et al. The 15-Year Survival Advantage: Immune Resilience as a Salutogenic Force in Healthy Aging. Aging Cell (2025). DOI: https://doi.org/10.1111/acel.70063

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