Un nuevo pienso reduce los eructos y las ventosidades de las vacas

Un nuevo suplemento a base de linaza y guisantes podría transformar a las vacas en aliadas del planeta. Menos metano, más leche… y una ganadería mucho más sostenible.

Por Enrique Coperías

Un suplemento alimenticio basado en la linaza y la proteína del guisante reduce las emisiones de gases de efecto invernadero por parte del ganado.

Un suplemento alimenticio basado en la linaza y la proteína del guisante reduce las emisiones de gases de efecto invernadero por parte del ganado. Foto: Wolfgang Hasselmann

Los científicos tienen una nueva misión en marcha: convertir a las vacas lecheras en aliadas del planeta. Aunque suene raro, los investigadores de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, están probando un suplemento alimenticio que podría hacer que las vacas emitan menos gases contaminantes... y produzcan más leche.

Sí, has leído bien. Este nuevo pienso no solo busca que las vacas hagan la digestión de forma más eficiente, sino que también podrían convertirse en un arma secreta contra el cambio climático. Todo gracias a una mezcla muy particular de linaza y proteína de guisante.

Resulta que las vacas son grandes productoras de metano, un gas de efecto invernadero que atrapa mucho más calor que el dióxido de carbono. ¿Cómo lo generan? A través de su sistema digestivo: en concreto, durante el paso del alimento por el rumen, la primera cámara de su estómago donde millones de microorganismos descomponen los alimentos mediante fermentación anaerobia.

Hasta 500 litros de metano al día por vaca lechera

Este proceso es vital para su nutrición, pero produce un subproducto problemático: metano (CH₄). Un gas que el animal expulsa por sus eructos y flatulencias. Y es sabido que el metano es de veinticinco a treinta veces más potente que el dióxido de carbono (CO₂) en términos de calentamiento global a lo largo de un siglo, según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Aunque permanece menos tiempo en la atmósfera que el CO₂, su capacidad de atrapar calor es mucho mayor en ese período.

Además del calentamiento global, las emisiones de metano también contribuyen indirectamente a la formación de ozono troposférico, un contaminante que afecta a la salud respiratoria humana y daña los cultivos.

El sector ganadero es responsable del 44% de todas las emisiones de metano antropogénico, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Y las vacas tienen que decir mucho en este problema: una vaca lechera adulta puede liberar entre 250 y 500 litros de metano al día, principalmente a través de eructos, aunque una pequeña fracción también se expulsa en forma de pedos.

La solución: una receta innovadora con linaza y guisante

Esta emisión diaria se traduce en aproximadamente 100 kilogramos de metano al año por cada animal. Pero además de contaminar, esa producción de metano representa una pérdida energética para el animal. Toda esa energía podría haber sido usada para producir leche o carne, pero en lugar de eso… se evapora en el aire. Literalmente.

Frente a este reto, el equipo liderado por el profesor Antonio Faciola, del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Florida, decidió actuar. ¿Su propuesta? Crear un suplemento natural, rico en omega-3 y proteínas, que mejore la digestión y, de paso, reduzca las emisiones.

Para ello, usaron dos ingredientes clave: linaza, también conocida como semilla de lino, famosa por su alto contenido en ácidos grasos omega-3; y proteína de guisante, una fuente vegetal rica en aminoácidos. Juntos, forman un tipo de pienso para vacas que se puede añadir a la dieta habitual del ganado.

Estos aparatos colocados en el lomo del animal permiten medir la cantidad de metano que las vacas emiten en sus eructos y ventosidades mientras se alimentan con hierba en un campo del condado irlandés de Cork. Una vaca lechera puede emitir al día entre 250 y 500 litros de este gas de efecto invernadero.

Del laboratorio al estómago... simulado

Los ácidos grasos de la linaza tienen un efecto adicional: en el rumen, pueden actuar como sumideros de hidrógeno, lo que reduce la producción de metano. El problema es que, si se añade linaza sin más a la dieta, gran parte de esos valiosos omega-3 se pierden porque los microorganismos del rumen los degradan antes de que puedan ser absorbidos por el animal.

Para evitar esto, Faciola y sus colegas utilizaron un proceso de extrusión en seco que encapsula la grasa del lino junto con la proteína de guisante. De este modo, han creado un producto llamado LinPRO-R, diseñado para proteger parte del omega-3 hasta que llegue a los intestinos, donde sí puede ser aprovechado por la vaca.

Aunque el LinPRO-R todavía no se ha probado directamente en vacas vivas, el equipo realizó un sofisticado experimento en el laboratorio que simula el funcionamiento del rumen de los bovinos. James Vinyard, investigador de la Universidad de Alaska y exalumno postdoctoral de la Universidad de Florida, fue quien lideró esta parte del trabajo, que, por cierto, ha sido publicado en el Journal of Dairy Science.

¿El resultado? Menos metano, mejor digestión

Vinyard recreó la digestión de una vaca lechera en condiciones controladas para medir con precisión cuánta fermentación se producía y, sobre todo, cuánta cantidad de metano se liberaba. Luego, añadió el suplemento al sistema y observó lo que pasaba.

Según Faciola, los resultados fueron muy prometedores. La producción de metano se redujo notablemente, lo que implica un menor impacto ambiental. Pero eso no fue todo: también mejoró la eficiencia digestiva, lo que significa que las vacas podrían aprovechar mejor los nutrientes del alimento.

«Es una situación en la que todos ganamos —explica Faciola. Y añade—: Cada vez que reducimos el metano, mantenemos esa energía en el cuerpo de la vaca». En otras palabras, menos gas, más leche.

¿Qué hace tan especial este suplemento?

Como ya se ha avanzado, el secreto está en los omega-3 y la forma en que están protegidos para llegar más lejos en el aparato digestivo de la vaca sin ser destruidos en el rumen.

Esta protección ruminal permite que parte de esos valiosos nutrientes lleguen intactos a los intestinos, donde sí pueden ser absorbidos y utilizados de manera eficiente.

Además, algunos compuestos del suplemento ayudan a cambiar la forma en que el microbioma del rumen fermentan los alimentos, ya que desvía la energía de la producción de metano hacia otras rutas más útiles para el animal.

Entre las propuestas que barajan los científicos para reciclar el metano de las vacas está este curioso recolector de gases del INTA argentino

Entre las propuestas que barajan los científicos para reciclar el metano de las vacas está este curioso recolector de gases del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) argentino, que extrae hasta 300 litros de metano directamente del tracto digestivo de la vaca. Este gas puede convertirse en energía suficiente para hacer funcionar un coche durante veinticuatro horas.

Una ayuda extra frente al cambio climático

Aunque parezca una pequeña mejora en la dieta, este tipo de soluciones puede tener un gran impacto global. La ganadería lechera es una industria clave para la alimentación mundial, pero también una fuente significativa de emisiones. Si se consigue reducir las emisiones de cada vaca, sin reducir su producción, estaríamos ante una herramienta poderosa para alcanzar objetivos climáticos.

«Necesitaremos vacas que produzcan más leche con la misma cantidad de alimento— señala Faciola. Y añade—: Tenemos que ser más eficientes para alimentar a más gente».

Y esa eficiencia pasa por aprovechar cada gramo de comida... y, de paso, emitir menos gases por el camino que calienten la atmósfera.

Lo que viene: de la probeta al establo

Aunque los experimentos de laboratorio son prometedores, el siguiente paso será probar el suplemento en condiciones reales, con vacas vivas. Solo así se podrá comprobar si los beneficios observados en el laboratorio se mantienen en el campo, donde influyen muchos otros factores: la dieta completa, el manejo del ganado, el entorno, etc.

Estos futuros estudios serán fundamentales para evaluar si este tipo de suplementos ganaderos pueden integrarse de forma masiva en la industria.

Todo apunta a que sí. Para Faciola, la ciencia está avanzando rápidamente en el diseño de piensos y suplementos más inteligentes que permiten mantener —o incluso aumentar— la productividad de los animales, pero con un menor impacto ambiental. Y eso, en un mundo donde la demanda de alimentos crece y el clima nos pone contra las cuerdas, es más importante que nunca.

Con iniciativas como esta, las vacas del futuro no solo serán productoras de leche, sino también aliadas en la lucha contra el cambio climático. ▪️

  • Información facilitada por la Universidad de Florida

  • Fuente: Vinyard, J.R. et al. Effects of a flaxseed and pea matrix on in vitro ruminal fermentation, nutrient degradability, and methane emissions. Journal of Dairy Science (2025). DOI: 10.3168/jds.2024-25770

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