Descubren cómo el sistema inmunitario femenino alivia el dolor crónico de forma natural

Un hallazgo revolucionario revela que las hormonas femeninas activan células inmunitarias para liberar opioides u analgésicos naturales. Esta vía abre la puerta a tratamientos personalizados contra el dolor crónico.

Por Enrique Coperías

Un estudio revela que las hormonas femeninas activan células inmunitarias que generan analgésicos naturales cerca de la médula espinal. Este hallazgo podría revolucionar el tratamiento del dolor crónico con enfoques personalizados según el sexo.

Un estudio revela que las hormonas femeninas activan células inmunitarias que generan analgésicos naturales cerca de la médula espinal. Este hallazgo podría revolucionar el tratamiento del dolor crónico con enfoques personalizados según el sexo. Imagen generada con Gemini

Los científicos han identificado un nuevo mecanismo inmunológico que podría revolucionar el tratamiento del dolor crónico, ya que actúa a través de un tipo específico de célula del sistema inmunitario.

Según un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de California en San Francisco, en Estados Unidos, las hormonas femeninas pueden mitigar el dolor al estimular a las células inmunitarias cercanas a la médula espinal para que produzcan opioides naturales, y detener así las señales de dolor antes de que lleguen al cerebro.

Los opioides del organismo, también conocidos como opioides endógenos, son sustancias químicas naturales que produce el cuerpo para aliviar el dolor, reducir el estrés y generar sensaciones de placer o bienestar. Entre los más conocidos están las endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas, que se liberan en situaciones como el ejercicio físico, el dolor intenso o experiencias emocionales fuertes.

Por qué ciertos analgésicos resultan más eficaces en la mujer

Estos compuestos actúan sobre los mismos receptores cerebrales que los opioides farmacológicos, pero de forma natural y controlada por el propio organismo.

El nuevo hallazgo, publicado en la revista Science, podría abrir la puerta al desarrollo de nuevas terapias contra el dolor crónico. Además, ofrecería una explicación de por qué ciertos analgésicos resultan más eficaces en mujeres que en hombres, y por qué las mujeres posmenopáusicas tienden a experimentar mayores niveles de dolor.

El estudio revela una función totalmente nueva para las células T reguladoras (T-regs), conocidas por su capacidad para reducir la inflamación en el cuerpo.

Unas inquilinas de las meninges

«El hecho de que exista una influencia hormonal dependiente del sexo sobre estas células —impulsada por los estrógenos y la progesterona— y que no esté relacionada con funciones inmunitarias tradicionales es realmente inusual», afirma la doctora Elora Midavaine, autora principal del estudio.

Los científicos analizaron las células T reguladoras en las meninges, las capas protectoras que recubren el cerebro y la médula espinal, de ratones. Hasta ahora, se pensaba que estas estructuras solo servían para proteger el sistema nervioso central y eliminar desechos. Las células T reguladoras se identificaron en esta zona hace apenas unos años.

«Lo que demostramos ahora es que el sistema inmunitario utiliza las meninges para comunicarse con las neuronas sensoriales que detectan estímulos en la piel —explica el doctor Sakeen Kashem, profesor de Dermatología. Y añade—: Es algo que desconocíamos por completo».

Qué dicen las hembras de ratones

Esta comunicación se activa cuando una neurona, a menudo cercana a la piel, detecta una amenaza potencial. La señal se transmite entonces hacia la médula espinal.

El equipo descubrió una alta concentración de células T reguladoras en las meninges que rodean la parte inferior de la médula espinal. Para conocer su función, eliminaron estas células mediante una toxina.

El resultado fue revelador: sin las células T reguladoras, las hembras mostraron una mayor sensibilidad al dolor, mientras que los machos, no. Esta diferencia específica según el sexo sugiere que las hembras dependen más de estas células inmunitarias para modular el dolor.

Diferencias en la activación neuronal en ratones con células T reguladoras intactas (izquierda) y agotadas (derecha). Los estrógenos y la progesterona inducían a estas células a generar encefalina, un potente analgésico natural. Imagen: Laboratorio Mathis/Benoist.

La encefalina, un potente analgésico natural

«Fue tanto fascinante como desconcertante —comenta Kashem, que codirigió el estudio junto al doctor Allan Basbaum—. De hecho, al principio me generó escepticismo».

Otros experimentos revelaron una conexión inédita entre las células T reguladoras y las hormonas femeninas: el estrógeno y la progesterona inducían a estas células a generar encefalina, un potente analgésico natural.

Aunque aún queda por esclarecer el mecanismo completo, los investigadores creen que este descubrimiento conducirá a nuevos enfoques personalizados para el manejo del dolor crónico.

Beneficioso para mujeres posmenopáusicas

A corto plazo, este conocimiento puede ayudar a los médicos a seleccionar tratamientos más eficaces según el sexo del paciente. Se sabe, por ejemplo, que algunos fármacos para la migraña funcionan mejor en mujeres.

Esto podría beneficiar especialmente a mujeres posmenopáusicas, que ya no producen estrógeno ni progesterona, y muchas de las cuales padecen dolor crónico persistente.

Actualmente, el equipo explora la posibilidad de diseñar genéticamente las células T reguladoras para que produzcan encefalina de forma continua, tanto en hombres como en mujeres.

«Si esta estrategia tiene éxito, podría transformar la vida del 20 % de los estadounidenses que sufren dolor crónico no tratado de manera eficaz», concluye Basbaum. ▪️

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