¿Es seguro el papel reciclado que envuelve tu comida? Un estudio revela altos niveles de metales tóxicos

Cada vez usamos más envases de papel reciclado para cuidar el planeta, pero un nuevo estudio alerta de un riesgo inesperado: altos niveles de metales dañinos para la salud, como el plomo y el cadmio, podrían estar pasando directamente a tu comida.

Por Enrique Coperías

¿Es realmente verde todo lo que reluce? Un estudio revela la preocupante migración de metales tóxicos desde envases de papel reciclado hasta nuestros alimentos. Imagen generada con Gemini

En un mundo que busca alternativas al plástico, el papel reciclado ha surgido como un héroe ecológico. Bolsas, cajas y envases de papel son cada vez más comunes en los supermercados. Pero ¿sabías que este tipo de material puede liberar metales tóxicos directamente en tu comida?

Un nuevo estudio publicado en la revista Food Quality and Safety nos lanza una advertencia preocupante: no todo lo que es verde es necesariamente seguro.

En efecto, investigadores de la Universidad de Maastricht y la Autoridad de Seguridad Alimentaria de los Países Bajos han trabajado codo con codo para investigar cómo diferentes formas de analizar los envases de papel reciclado, que tocan directamente los alimentos, afectan a a la cantidad de metales tóxicos que se logra detectar. Y los resultados no son precisamente tranquilizadores.

La amenaza invisible: plomo, cadmio y otros contaminantes

A simple vista, un envase de cartón reciclado parece inofensivo. Sin embargo, durante su fabricación se utilizan tintas, adhesivos y aditivos que pueden dejar residuos peligrosos.

Entre los contaminantes detectados por los tres autores del estudio —Athanasios Kourkopoulos, Dick Theodorus Hubertus Maria Sijm y Misha Vrolijk— figuran plomo, cadmio, mercurio, arsénico y otros metales pesados asociados a enfermedades graves como el cáncer, los problemas cardiovasculares y los trastornos neurológicos.

¿El problema? Al entrar en contacto con los alimentos, especialmente líquidos, ácidos y grasos, estos metales pueden migrar desde el envase hacia la comida, y de ahí a nuestro organismo.

¿Qué investigaron exactamente?

Los investigadores neerlandeses se detuvieron en tres tipos de papel reciclado, cada uno diseñado para entrar en contacto con distintos tipos de alimentos: líquidos ácidos, como zumos; alimentos grasos, caso de los quesos; y productos secos, como los cereales.

Para simular el contacto real, emplearon simuladores alimentarios: ácido acético, etanol en diferentes concentraciones y un polímero poroso llamado Tenax.

Durante diez días, los fragmentos de papel reciclado estuvieron en contacto con estos simuladores a 40 °C, una condición similar al almacenamiento prolongado de alimentos. Después, los investigadores midieron la cantidad de 54 elementos químicos mediante espectrometría de masas.

Niveles alarmantes de metales

Las conclusiones son claras y preocupantes. Elementos como el aluminio, el cobalto, el íquel, el plomo, el cadmio, el bario y el uranio se detectaron en los simuladores en cantidades que, en muchos casos, superaban los límites de seguridad establecidos en Europa.

Particularmente impactante fue la transferencia de aluminio: en algunos casos, los niveles eran hasta 10.000 veces superiores a lo permitido. El ácido acético, que simula alimentos ácidos, favoreció especialmente la liberación de metales. Esto significa que productos como salsas, yogures y frutas envasadas en papel reciclado podrían estar en un mayor riesgo de toxicidad.

La influencia del tipo de alimento

La composición química de los alimentos afecta directamente a la cantidad de contaminantes que pueden migrar desde los envases. Los alimentos ácidos y los grasos son los más problemáticos, ya que facilitan la ruptura de enlaces en el papel reciclado, liberando así más metales pesados.

En cambio, en productos secos, como galletas y cereales, el riesgo es menor, aunque no inexistente.

El estudio también comparó dos maneras de medir la contaminación: ensayos de migración, que imitan condiciones reales de uso (temperatura, contacto con alimentos líquidos, ácidos, grasos o secos); y extracciones exhaustivas, que aplican solventes agresivos para liberar todos los contaminantes posibles.

Sorprendentemente, los ensayos de migración revelaron más metales en mayor cantidad que las extracciones agresivas. Esto sugiere que en situaciones normales de uso, la exposición podría ser mayor de lo que tradicionalmente se pensaba.

Envases de papel reciclado, como el que contiene esta ensalada, pueden liberar metales tóxicos al contacto con alimentos, según revela un estudio reciente. La sostenibilidad no siempre garantiza seguridad alimentaria. Imagen generada con DALL-E

Una necesaria normativa

Vista la situación, hay que decir que en Europa existen normas estrictas para controlar la migración de contaminantes de los plásticos a los alimentos, pero no hay regulaciones específicas para el papel reciclado.

Es por ello por lo que se suelen aplicar reglas diseñadas para otros materiales, que no siempre reflejan el comportamiento real del papel y el cartón.

El estudio subraya la necesidad urgente de crear normativas específicas para estos dos materiales reciclado, adaptadas a su composición única y sus riesgos potenciales.

Daños en los riñones, el cerebro, huesos…

Muchos de los metales detectados en el estudio están asociados a efectos tóxicos crónicos. El plomo puede dañar el cerebro y el sistema nervioso, especialmente en niños. Por su parte, el cadmio afecta a los riñones y puede debilitar los huesos. Y el arsénico es conocido por su capacidad de provocar cáncer.

Del aluminio hay que decir que, aunque en cantidades pequeñas no es peligroso, en niveles elevados se vincula a enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. Además, varios de los elementos encontrados excedían las cantidades de ingesta diaria tolerables establecidas por organismos europeos e internacionales.

La falta de regulación específica, unida a la creciente popularidad del papel reciclado, plantea un dilema de salud pública. Los consumidores, confiando en el atractivo ecológico de estos productos, podrían estar expuestos inadvertidamente a sustancias peligrosas. El estudio aboga por una estrategia de control más estricta: limitar la migración de metales, exigir pruebas de seguridad adaptadas al papel reciclado y establecer límites legales claros.

Mayor transparencia por parte de las marcas

«Nuestras conclusiones revelan que los envases de papel reciclado no son tan inertes como se suponía —dice el doctor Kourkopoulos, autor principal del estudio. Y añade—: La elevada migración de metales tóxicos, especialmente en condiciones ácidas, exige una atención normativa inmediata. La armonización de las normas de seguridad y la mejora de los métodos de ensayo son esenciales para proteger la salud pública».

Aunque no es fácil identificar qué envases podrían representar un riesgo real, podemos preferir productos envasados en materiales certificados para un contacto alimentario seguro, evitar almacenar alimentos ácidos o grasos en envases de cartón reciclado durante largos periodos de tiempo y reclamar a las autoridades y a las marcas comerciales una mayor transparencia sobre los materiales utilizados.

El impulso hacia materiales más sostenibles como el papel reciclado es positivo y necesario para reducir la contaminación plástica. Pero, como recuerda este estudio, la sostenibilidad no debe comprometer la seguridad alimentaria. Adoptar envases respetuosos con el medio ambiente es crucial, pero también lo es asegurarnos de que nuestros alimentos sigan siendo seguros.

La verdadera innovación será lograr ambas cosas: proteger el planeta y proteger nuestra salud.▪️

  • Fuente: Athanasios Kourkopoulos, Dick Theodorus Hubertus Maria Sijm, Misha Vrolijk. Migration of toxic elements from recycled paper food contact materials to food simulants: compatibility and influence of sample preparation methods. Food Quality and Safety (2025). DOI: https://doi.org/10.1093/fqsafe/fyaf002

Anterior
Anterior

Astrónomos descubren un planeta que se desintegra rápidamente y produce una cola similar a la de un cometa

Siguiente
Siguiente

¿Llovía y nevaba en el antiguo Marte? Un estudio dice que sí