¿Llovía y nevaba en el antiguo Marte? Un estudio dice que sí

Hace miles de millones de años, Marte no era un desierto helado, sino un mundo de lluvias, ríos caudalosos y lagos brillantes. Ahora, nuevas investigaciones revelan cómo era realmente aquel paraíso perdido.

Por Enrique Coperías

Este bien podría ser el aspecto del cráter marciano Jezero después de una gran nevada, hace entre 4.100 y 3.700 millones de años.

Este bien podría ser el aspecto del cráter marciano Jezero después de una gran nevada, hace entre 4.100 y 3.700 millones de años. Imagen generada con DALL-E

Imagínate visitar el Marte de hace miles de millones de años: un planeta sorprendentemente templado donde la nieve y la lluvia caían del cielo, los ríos serpenteaban por los valles y cientos de lagos salpicaban el paisaje. ¿Ciencia ficción?

Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Colorado en Boulder pinta este retrato inesperado del planeta rojo, muy distinto del mundo seco y helado que conocemos hoy. Según sus conclusiones, las lluvias torrenciales podrían haber esculpido las redes de valles y canales que aún hoy marcan la superficie marciana. Un descubrimiento que reaviva un antiguo debate en la ciencia planetaria.

Los resultados de la investigación, liderada por la geóloga Amanda Steckel, del Instituto de Tecnología de California, aparecen publicados en el Journal of Geophysical Research: Planets. Steckel resume con estas palabras el hallazgo: «Podrías ver imágenes aéreas de Utah y confundirte, de tan parecidas que serían a las de Marte».

El enigma del agua marciana

A fecha de hoy, la mayoría de los científicos coincide en afirmar que Marte tuvo agua en su superficie durante el periodo Noeico, hace entre 4.100 y 3.700 millones de años. Pero el origen de esa agua sigue siendo un misterio.

Algunos expertos piensan que Marte siempre fue frío y seco, cubierto de capas de hielo que ocasionalmente se derretían cuando el joven Sol, que brillaba apenas un 75% de lo que lo hace hoy, calentaba la superficie.

Para arrojar luz sobre el asunto, Steckel y su equipo realizaron simulaciones por ordenador. Querían entender si los valles marcianos surgieron por la fusión del hielo o si fueron esculpidos por verdaderas lluvias. Sus modelos sugieren que la caída de nieve o lluvia dio forma a los sistemas de valles y cabeceras de cuenca que hoy observamos desde el espacio.

Un mapa detallado de la topografía de Marte en una región cercana a su ecuador, tomado por el instrumento Mars Orbiter Laser Altimeter (MOLA) de la nave espacial Mars Global Surveyor de la NASA.

Un mapa detallado de la topografía de Marte en una región cercana a su ecuador, tomado por el instrumento Mars Orbiter Laser Altimeter (MOLA) de la nave espacial Mars Global Surveyor de la NASA. Cortesía: NASA

Canales que mueren en lagos e incluso océanos

«No podemos afirmarlo al cien por cien —admite Steckel en un comunicado de la Universidad de Colorado en Boulder. Y añade—: Pero los valles empiezan a diferentes alturas, y eso es difícil de explicar solo con hielo».

De hecho, las imágenes de satélite muestran que, alrededor del ecuador marciano, unas vastas redes de canales se extienden como árboles gigantes cuyas ramas terminan desembocando en antiguos lagos e incluso en lo que pudo ser un océano.

El róver Perseverance de la NASA, activo desde 2021, explora hoy uno de estos lugares: el cráter Jezero, donde un río caudaloso depositó un delta de sedimentos hace eones.

«Hicieron falta metros de agua fluyendo para formar esas rocas —explica Brian Hynek, líder del estudio y científico del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial (LASP).

Dos Martes radicalmente diferentes

Para sumergirse en este Marte primitivo, el equipo creó una versión digital del paisaje del planeta. Utilizaron un modelo informático, diseñado inicialmente para estudiar la Tierra, y simularon distintos escenarios: uno con deshielo de capas de hielo y otro con lluvias frecuentes. Luego dejaron correr el agua en su mundo virtual durante decenas o cientos de miles de años.

¿El resultado? Dos planetas radicalmente distintos. Si el agua venía del deshielo, los valles solo surgían en zonas altas, donde se acumulaba el hielo. Pero con lluvias, las cabeceras de los valles se formaban a lo largo y ancho de diversas elevaciones, desde zonas bajas hasta más de 3.000 metros de altura.

«El deshielo solo crea valles en una franja estrecha —explica Steckel. Y continúa—: Las lluvias, en cambio, generan cabeceras por todo el terreno».

Esta ilustración muestra el cráter Jezero, el lugar de aterrizaje del róver Perseverance de Mars 2020, tal como podría haber sido hace miles de millones de años en Marte, cuando era un lago.

Esta ilustración muestra el cráter Jezero, el lugar de aterrizaje del róver Perseverance de Mars 2020, tal como podría haber sido hace miles de millones de años en Marte, cuando era un lago. También se aprecian una entrada y una salida a ambos lados del lago. Cortesía: NASA/JPL-Caltech

Al comparar las simulaciones con los mapas reales de Marte —elaborados gracias a las sondas Mars Global Surveyor y Mars Odyssey—, descubrieron que los patrones más realistas eran los provocados por precipitaciones.

Aun así, el misterio no está completamente resuelto: no se sabe cómo Marte pudo mantenerse lo suficientemente cálido como para permitir la existencia de nieve y lluvia. Sin embargo, Hynek cree que este estudio nos acerca a comprender no solo a Marte, sino también a la Tierra primitiva.

«Cuando Marte dejó de tener agua fluyendo por su superficie quedó casi congelado en el tiempo — explica Hynek. Y concluye—: Hoy, podría ser un reflejo de cómo era nuestro planeta hace 3.500 millones de años». ▪️

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