Astrónomos descubren un planeta que se desintegra rápidamente y produce una cola similar a la de un cometa

El pequeño y rocoso mundo de lava desprende una cantidad de material equivalente a la masa del monte Everest cada 30,5 horas.

Por Jennifer Chu / MIT News

Un planeta en desintegración orbita alrededor de una estrella gigante. «La extensión de la cola es gigantesca, de hasta 9 millones de kilómetros», explica Marc Hon, investigador postdoctoral del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial del MIT. Ilustración: José Luis Olivares / MIT

Astrónomos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han descubierto un planeta a unos 140 años luz de la Tierra que se está desmoronando a una velocidad de vértigo.

El mundo en desintegración tiene aproximadamente la masa de Mercurio, aunque gira unas veinte veces más cerca de su estrella que Mercurio del Sol, y completa una órbita cada 30,5 horas. Al estar tan cerca de su estrella, es probable que el planeta esté cubierto de magma en ebullición que lanza hacia el espacio. A medida que el planeta gira alrededor de su estrella, desprende una enorme cantidad de minerales de su superficie y se evapora.

Los astrónomos detectaron el planeta gracias al satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA, una misión dirigida por el MIT que vigila las estrellas más cercanas en busca de tránsitos, esto es, caídas periódicas de la luz estelar que podrían ser indicios de exoplanetas en órbita. La señal que puso sobre aviso a los astrónomos fue un tránsito peculiar, con una caída que fluctuaba en profundidad en cada órbita.

Un planeta rocoso con una cola de escombros

Los científicos confirmaron que la señal correspondía a un planeta rocoso en órbita cerrada que arrastraba una larga cola de escombros similar a la de un cometa.

«La extensión de la cola es gigantesca: alcanza los 9 millones de kilómetros de largo, es decir, aproximadamente la mitad de la órbita del planeta», explica Marc Hon, investigador postdoctoral del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial del MIT.

Al parecer, el planeta se está desintegrando a un ritmo espectacular, ya que desprende una cantidad de material equivalente a un Monte Everest cada vez que orbita alrededor de su estrella. A este ritmo, y dada su pequeña masa, los investigadores predicen que el planeta podría desintegrarse por completo en uno o dos millones de años.

Detectado por casualidad

«Tuvimos suerte al atraparlo exactamente cuando realmente se está yendo —afirma Avi Shporer, colaborador del descubrimiento que también trabaja en la Oficina Científica del TESS. Y añade—: Está como en su último suspiro».

Hon y Shporer, junto con sus colegas, han publicado los resultados de la en la revista Astrophysical Journal Letters. Entre sus coautores del MIT se encuentran Saul Rappaport, Andrew Vanderburg, Jeroen Audenaert, William Fong, Jack Haviland, Katharine Hesse, Daniel Muthukrishna, Glen Petitpas, Ellie Schmelzer, Sara Seager y George Ricker, junto con colaboradores de otras muchas instituciones.

El nuevo planeta, al que los científicos han denominado BD+05 4868 Ab, fue detectado casi por casualidad.

Dada la proximidad a su estrella, el equipo de astrónomos estima que el planeta BD+05 4868 Ab se está asando a unos 1.600 ºC y que no quedará nada de él en uno o dos millones de años.

Dada la proximidad a su estrella, el equipo de astrónomos estima que el planeta BD+05 4868 Ab se está asando a unos 1.600 ºC y que no quedará nada de él en uno o dos millones de años. Imagen generada con DALL-E

Orbita a una estrella en la constelación de Pegaso

«No estábamos buscando este tipo de planeta —explica Hon. Y continúa—: Estábamos llevando a cabo la típica investigación de planetas, y por casualidad detecté esta señal que parecía muy inusual».

La señal típica de un exoplaneta en órbita se parece a una breve depresión en una curva de luz, que se repite regularmente; esto indica que un cuerpo compacto como un planeta está pasando brevemente por delante de su estrella anfitriona y bloqueando temporalmente la luz de esta.

Este patrón típico no es el que Hon y sus colegas detectaron en la estrella anfitriona BD+05 4868 A, situada en la constelación de Pegaso. Aunque aparecía un tránsito cada 30,5 horas, el brillo tardaba mucho más tiempo en volver a la normalidad, lo que sugería la existencia de una larga estructura de arrastre que seguía bloqueando la luz de la estrella.

Y lo que es aún más intrigante, la profundidad de la inclinación cambiaba con cada órbita, lo que sugiere que lo que pasaba por delante de la estrella no siempre tenía la misma forma ni bloqueaba la misma cantidad de luz.

Se está asando a 1.600 ºC

«La forma del tránsito es la típica de un cometa con una larga cola — explica Hon. Y añade—: Salvo que es poco probable que esta cola contenga gases volátiles y hielo como se espera de un cometa real; aquellos no sobrevivirían mucho tiempo a tan poca distancia de la estrella anfitriona. Los granos minerales evaporados de la superficie planetaria, sin embargo, pueden permanecer el tiempo suficiente para presentar una cola tan distintiva».

Dada la proximidad a su estrella, el equipo estima que el planeta se está asando a unos 1.600 ºC. A medida que la estrella calcina el planeta, es probable que los minerales de su superficie se evaporen y escapen al espacio, donde se enfrían formando una larga cola polvorienta.

La impresionante desaparición de este planeta es consecuencia de su escasa masa, que se sitúa entre la de Mercurio y la de la Luna. Los planetas terrestres más masivos, como la Tierra, tienen una mayor atracción gravitatoria y, por tanto, pueden mantener sus atmósferas. En el caso de BD+05 4868 Ab, los investigadores sospechan que hay muy poca gravedad para mantener unido al planeta.

No es el único de su especie más allá del Sistema Solar

«Se trata de un objeto muy pequeño, con una gravedad muy débil, por lo que fácilmente pierde mucha masa, lo que debilita aún más su gravedad, por lo que pierde aún más masa —explica Shporer. Y añade—: Es un proceso fuera de control, y cada vez es peor para el planeta».

De los casi 6.000 planetas que los astrónomos han descubierto hasta la fecha, los científicos solo conocen otros tres planetas en desintegración más allá de nuestro sistema solar. Cada uno de estos mundos en ruinas fue detectado hace más de diez años con datos del telescopio espacial Kepler de la NASA.

Los tres planetas presentaban colas similares a las de los cometas. BD+05 4868 Ab es dueño de la cola más larga, y los tránsitos más profundos de los cuatro planetas en desintegración conocidos hasta la fecha.

«Eso implica que su evaporación es la más catastrófica y que desaparecerá mucho más rápido que los otros planetas», explica Hon.

El reto de explorar su composición interior

La estrella que alberga al planeta está relativamente cerca y, por tanto, es más brillante que las que albergan a los otros tres planetas en desintegración, lo que hace que este sistema sea ideal para observaciones posteriores con el telescopio espacial James Webb de la NASA, que puede ayudar a determinar la composición mineral de la cola de polvo identificando qué colores de luz infrarroja absorbe.

Este verano, Hon y el estudiante de posgrado Nicholas Tusay, de la Universidad Estatal de Pensilvania, acometerán las observaciones de BD+05 4868 Ab con el James Webb. «Esta será una oportunidad única para medir directamente la composición interior de un planeta rocoso, lo que puede decirnos mucho sobre la diversidad y la habitabilidad potencial de los planetas terrestres fuera de nuestro sistema solar», afirma Hon.

Los investigadores también buscarán en los datos del TESS indicios de otros mundos en desintegración.

«A veces con la comida viene el apetito, y ahora estamos intentando iniciar la búsqueda de exactamente este tipo de objetos —afirma Shporer. Y concluye—: Son objetos extraños, y la forma de la señal cambia con el tiempo, algo que nos resulta difícil de encontrar. Pero es algo en lo que estamos trabajando activamente». ▪️

  • Artículo reproducido con la autorización de MIT News - Adapatación: Enrique Coperías

  • Fuente: Marc Hon et al. A Disintegrating Rocky Planet with Prominent Comet-like Tails Around a Bright Star. The Astrophysical Journal Letters (2025). arXiv (2025). DOI: https://doi.org/10.48550/arXiv.2501.05431

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