Un dron capta a los «unicornios del mar» usando sus colmillos para explorar, buscar comida y jugar

Los narvales esconden más secretos de lo que imaginábamos: nuevos estudios revelan que su enigmático colmillo en espiral no solo sirve para el apareamiento, sino también para cazar, explorar y jugar en las frías aguas del Ártico.

Por Enrique Coperías

El emblemático narval del Ártico, famoso por su largo colmillo en espiral, es una de las criaturas más fascinantes de la naturaleza.

El emblemático narval del Ártico, famoso por su largo colmillo en espiral, es una de las criaturas más fascinantes de la naturaleza. Sin embargo, pocos científicos han sido testigos de cómo estos esquivos animales utilizan sus colmillos en libertad. Cortesía: O’Corry-Crowe, FAU/Watt, DFO

El narval (Monodon monoceros), un cetáceo emblemático de las frías y remotas aguas del Ártico, es famoso por su colmillo en espiral, que en realidad es un diente largo y retorcido de manera helicoidal. Este colmillo, predominante en los machos y que puede alcanzar hasta tres metros de longitud y pesar más de diez kilogramos, es uno de los rasgos más fascinantes de la naturaleza. De hecho, ha servido de inspiración de mitos como el del unicornio marino.

Los biólogos creen que esta pieza dental desempeña un papel importante en la competencia por la pareja, incluidas las exhibiciones de apareamiento. Sin embargo, su función exacta sigue siendo un misterio, ya que pocas personas han logrado observar a estos esquivos animales en libertad.

Debido a la dificultad de estudio en su hábitat, aún se conoce poco sobre muchos aspectos de su comportamiento social y reproductivo, su adaptación a las condiciones ambientales cambiantes o si los narvales muestran comportamientos no relacionados con la supervivencia, como el juego.

Unos cetáceos poco estudiados

Ahora, gracias al uso de drones, investigadores del Instituto Oceanográfico Harbor Branch de la Universidad Atlántica de Florida, en colaboración con el Departamento de Pesca y Océanos de Canadá y comunidades inuit de Nunavut, han obtenido la primera evidencia de narvales utilizando sus colmillos en la naturaleza para explorar, manipular e influir en el comportamiento de la trucha ártica (Salvelinus alpinus).

Se ha observado que los narvales aplican suficiente fuerza con su colmillo para aturdir e incluso matar a sus presas. Los investigadores registraron diecisiete comportamientos distintos que revelan nuevos detalles sobre la interacción entre los narvales, su presa y las aves competidoras.

El estudio, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, también aporta la primera evidencia de un probable juego exploratorio con objetos en narvales, junto con otros hallazgos clave sobre su comportamiento en un Ártico en transformación.

Un nuevo estudio revela que los narvales usan su largo colmillo en la búsqueda de alimento, la exploración y el juego.

Un nuevo estudio revela que los narvales usan su largo colmillo en la búsqueda de alimento, la exploración y el juego. Cortesía: O’Corry-Crowe, FAU/Watt, DFO

Cleptómanos de alimentos

Estos nuevos datos sugieren que ciertas conductas podrían estar relacionadas con el aprendizaje social, la posible instrucción entre individuos y diferencias de personalidad entre los narvales.

Los investigadores también han documentado las primeras interacciones entre narvales, peces y aves. Como curiosidad, han podido observar intentos de cleptoparasitismo —una forma de robo de alimentos— entre narvales y gaviotas glaucas (Larus hyperboreus).

«Los narvales son conocidos por su comportamiento de colmillo, en el que dos o más ejemplares levantan sus colmillos fuera del agua y los cruzan, posiblemente como parte de un ritual para evaluar a un oponente o atraer parejas», explica Greg O'Corry-Crowe, autor principal del estudio, profesor de investigación en FAU Harbor Branch y explorador de National Geographic. Y añade—: Ahora sabemos que sus colmillos tienen otros usos inesperados, como la búsqueda de alimento, la exploración y el juego».

Unos hábiles espadachines

En las imágenes grabadas por los drones puede verse que los narvales exhiben una notable destreza, precisión y velocidad a la hora de emplear su colmillo, que ajustan con frecuencia para seguir objetivos en movimiento. La punta del colmillo se empleaba para explorar y manipular a la presa mediante breves contactos, lo que desata respuestas del pez que está siendo acosado.

«Llevo más de una década estudiando los narvales y siempre me han fascinado sus colmillos —comenta Cortney Watt, coautora del estudio y científica investigadora en Fisheries and Oceans, en Canadá. Y añade—: Verlos usar sus colmillos para buscar alimento y jugar es extraordinario. Este estudio, en el que establecimos un campamento remoto y grabamos con drones, nos está proporcionando datos únicos y una perspectiva sin precedentes de su comportamiento».

Intereacciones competitivas y no agresivas

Esta investigación resalta cómo los cambios ambientales pueden generar nuevas interacciones entre especies, lo que desafía a los animales árticos a adoptar estrategias de supervivencia.

«Nuestras observaciones muestran evidencias claras de que los narvales persiguen peces y usan sus colmillos para influir en su comportamiento —afirma O'Corry-Crowe en una nota de prensa de la Universidad Atlántica de Florida, en Estados Unidos. Y continúa—: Algunas interacciones parecían competitivas, con un narval bloqueando el acceso de otro a una presa, mientras que otras podían ser comunicativas e incluso afiliativas, pero ninguna se observó como abiertamente agresiva».

Los narvales guardan secretos sorprendentes: recientes investigaciones con drones revelan que su enigmático colmillo en espiral no solo es clave en el apareamiento, sino que también les permite cazar, explorar e incluso jugar en las gélidas aguas del Ártico.

El estudio también sugiere que los procesos sociales entre cetáceos pueden acelerar la adaptación conductual en respuesta a los cambios en el Ártico.

«Para entender cómo los narvales están respondiendo a estos cambios, resulta fundamental el uso de tecnologías innovadoras y no invasivas, como los drones, que permiten observarlos en su hábitat sin perturbarlos —advierte O'Corry-Crowe.

En palabras de este experto en ecología del comportamiento, «estos dispositivos nos brindan una perspectiva única y en tiempo real de su comportamiento, y nos ayuda a los científicos a recopilar datos cruciales sobre cómo los narvales enfrentan la pérdida de hielo marino, la disponibilidad de presas y otros impactos del calentamiento global».

Comprender estos efectos es esencial para la conservación de estos misteriosos y extraordinarios cetáceos, dice a modo de colofón O'Corry-Crowe. ▪️

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