El calentamiento global y la urbanización desatan una invasión de ratas en las ciudades

Inviernos más cálidos y la expansión urbana están favoreciendo la proliferación de ratas en las ciudades de todo el mundo. Un estudio revela cómo el cambio climático y la densidad poblacional están ampliando su actividad y acelerando su reproducción.

Por Enrique Coperías

Las poblaciones de ratas se han convertido en un serio problema en muchas urbes del mundo. En España, por ejemplo, se estima que hay cuatro ratas por cada diez habitantes

Las poblaciones de ratas se han convertido en un serio problema en muchas urbes del mundo. En España, por ejemplo, se estima que hay cuatro ratas por cada diez habitantes. Imagen generada con Grok

El aumento de la población de ratas en las ciudades de todo el planeta se ha convertido en un problema creciente vinculado al calentamiento climático, la urbanización y el incremento de la población humana. Unos factores que se alían con su asombrosa capacidad reproductiva: una hembra puede tener hasta 108 crías al año.

En Europa, ciudades como Estrasburgo han experimentado notables incrementos en la población de ratas, especialmente tras la pandemia de la covid-19. La reducción de actividad humana durante los confinamientos permitió que estos roedores se multiplicaran sin control, y supusieran un desafío para las autoridades locales en su intento por controlar las plagas.

En España, la situación es igualmente preocupante. Se estima que hay cerca de 20 millones de ratas en el país, lo que equivale a aproximadamente cuatro ratas por cada diez habitantes.

La mayoría de estas ciudades registra un notable aumento de roedores

Ahora, un estudio internacional liderado por Jonathan L. Richardson, del Departamento de Biología en la Universidad de Richmond, ha analizado en profundidad los factores ambientales y sociales que influyen en la proliferación de ratas en entornos urbanos. Utilizando datos de quejas públicas y registros de inspección de dieciséis ciudades en diferentes partes del mundo, la investigación confirma que la mayoría de estas urbes han experimentado un incremento significativo en la población de estos roedores.

Las ratas urbanas, especialmente las especies Rattus norvegicus y Rattus rattus, son especies altamente adaptables que se han establecido en prácticamente todos los continentes, con excepción de la Antártida. Su presencia en las ciudades genera graves problemas, debido a su impacto en la infraestructura, la contaminación de alimentos y su papel en la transmisión de más de cincuenta enfermedades zoonóticas, muchas de ellas graves para los seres humanos.

Entre las enfermedades que pueden pasarnos encuentran la leptospirosis, causada por una bacteria presente en su orina y que puede provocar insuficiencia renal y hepática; la hantavirosis, una infección viral que afecta los pulmones y el sistema cardiovascular; la salmonelosis, transmitida por contacto con alimentos contaminados y que causa problemas gastrointestinales graves; y la peste bubónica, una enfermedad histórica que sigue presente en algunas regiones y se propaga a través de pulgas infectadas.

La rata es el tercer mamífero más exitoso

También pueden transmitir fiebre por mordedura de rata, tifus murino, por inoculación de la bacterias Rickettsia typhi y Rickettsia felis, y hepatitis E de las ratas, una infección emergente que ha sido identificada recientemente en humanos.

«La rata es el tercer mamífero más exitoso, por detrás de los seres humanos y los ratones domésticos. Evolucionó y se diseñó para vivir junto a nosotros —ha afirmado Kathleen Corradi, directora de Mitigación de Roedores de Nueva York y experta en gestión de plagas, durante una conferencia en Nueva Orleans sobre estrategias para mejorar la gestión de plagas. Y añadió—: [Las ratas] han seguido a los seres humanos, al Homo sapiens, a través de los continentes, y están en todos los continentes excepto en la Antártida. Así que se considera un problema perverso».

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos diseñado una panoplia de estrategias para controlar la proliferación de ratas y otrods roedores, desde métodos letales como, el uso de raticidas y cepos, hasta enfoques preventivos centrados en la reducción de fuentes de alimento y refugio.

Las ratas, bajo la mirada de los científicos

Sin embargo, la falta de datos consistentes y a largo plazo ha impedido evaluar con precisión la efectividad de estas medidas. En este contexto, Corradi y ssu colegas se propusieron analizar los factores que influyen en el aumento de la población de ratas y proporcionar una base científica para mejorar su control.

Para realizar este estudio, cuyas conclusiones aparecen publicadas en la última edición de la revista Science Advances, los investigadores recopilaron datos sobre avistamientos e informes sobre ratas en dieciséis ciudades de América del Norte, Europa y Asia durante un periodo de entre siete y diecisiete años

La base de datos incluyó informes de quejas ciudadanas y registros de inspecciones municipales, que, dicho sea de paso, han demostrado ser un indicador fiable de la abundancia de ratas en entornos urbanos. Se incluyeron únicamente ciudades cuyos sistemas de recopilación de datos han sido consistentes a lo largo del tiempo, y se descartaron aquellas con registros inconsistentes o metodologías cambiantes.

Los investigadores plantearon que las poblaciones de ratas crecen en la mayoría de las ciudades, especialmente donde hay mayor densidad humana, inviernos más cálidos, urbanización acelerada y menos recursos para su control.

Los investigadores plantearon que las poblaciones de ratas crecen en la mayoría de las ciudades, especialmente donde hay mayor densidad humana, inviernos más cálidos, urbanización acelerada y menos recursos para su control. Imagen generada con DALL-E

Dieciséis ciudades del mundo, a examen

Las dieciséis urbes seleccionadas fueron Washington D.C. San Francisco, Toronto, Nueva York, Ámsterdam, Oakland, Búfalo, Chicago, Boston, Kansas, Cincinnati, Dallas, St. Louis, Tokio, Louisville y Nueva Orleans.

El equipo de investigadores evaluó múltiples variables ambientales y socioeconómicas para identificar patrones en la proliferación de ratas, como la densidad de población humana, los cambios en la temperatura a lo largo del tiempo, la temperatura mínima anual, los niveles de urbanización y factores socioeconómicos como el PIB de cada una de las ciudades.

Con base en la biología del género Rattus, los investigadores plantearon la hipótesis de que las poblaciones de ratas están aumentando en la mayoría de las ciudades y que este incremento es mayor en aquellas con alta densidad poblacional, inviernos más cálidos, mayor urbanización y menos recursos económicos para controlarlas.

Washington D.C., a la cabeza; y Nueva Orleans, a la cola

Los hallazgos del estudio revelaron que en once de las dieciséis ciudades analizadas, o sea, el 69%, la población de ratas ha aumentado significativamente en los últimos años. Las cinco ciudades con mayor incremento fueron Washington D.C., San Francisco, Toronto, Nueva York y Ámsterdam, seguidas por Oakland, Buffalo, Chicago, Boston, Kansas City y Cincinnati. En contraste, Tokio, Louisville y Nueva Orleans mostraron una tendencia a la baja en la población de ratas; en concreto, Nueva Orleans fue la que experimentó la mayor reducción. Dallas y St. Louis no presentaron cambios significativos.

El análisis de los factores asociados a estas tendencias reveló que el aumento de temperatura fue la variable más determinante en la proliferación de ratas; la subida del mercurio explicaba el 40,7% de la variación observada entre ciudades. Las urbes con mayores aumentos de temperatura en las últimas décadas registraron los mayores incrementos en la presencia de ratas.

«Estamos viendo un aumento de ratas en las ciudades donde las temperaturas están subiendo más rápido, probablemente porque, al ser pequeños mamíferos, se enfrentan a mayores desafíos fisiológicos durante los meses fríos —ha explicado Richardson—. Si el clima se calienta y el invierno se retrasa una o dos semanas, mientras que la primavera llega antes, esto les otorga más tiempo activo en la superficie, lo que significa más oportunidades para buscar alimento y, potencialmente, uno o dos ciclos reproductivos adicionales al año».

El abandono de basura en las calles es un factor que favorece la proliferación de roedores.

El abandono de basura en las calles es un factor que favorece la proliferación de roedores. Imagen generada con Grok

Menos áreas verdes, mayor cantidad de ratas

Además, la cobertura vegetal también tuvo un impacto importante: las ciudades con menos áreas verdes y mayor grado de urbanización experimentaron un mayor crecimiento en la población de estos roedores. La densidad de población humana fue otro factor relevante, aunque con menor peso (19.4%), mientras que el PIB y la temperatura mínima anual mostraron poca correlación con las tendencias de la población de ratas.

El incremento de ratas en las ciudades no es solo un problema de plagas, sino que tiene implicaciones directas en la vida cotidiana de las personas. Michael Parsons, experto en ratas de Houston, que no participó en el estudio, subraya en declaraciones a The Associated Press las múltiples formas en que estas afectan la vida urbana: «Cuando las poblaciones de roedores son altas, la gente enferma, los vehículos de motor quedan inutilizados, la salud mental disminuye, se provocan incendios y se contaminan los alimentos».

A su juicio, el temor que la gente siente hacia las ratas tiene una base biológica justificada: «A la gente le molestan las ratas, con razón, por un miedo innato causado por un organismo que puede hacernos enfermar».

Copiarse de las ciudades que lo están haciendo bien

Los resultados del estudio indican que las estrategias tradicionales de control de ratas, como el uso de raticidas, no han sido efectivas para frenar el crecimiento de sus poblaciones en muchas ciudades. En cambio, los investigadores recomiendan enfoques integrados que incluyan la modernización de la gestión de residuos, la regulación de códigos de construcción, para evitar refugios de ratas, y el fortalecimiento de programas de educación pública sobre el control de plagas.

Las ciudades con tendencias a la baja en la población de ratas, como Tokio y Nueva Orleans, han implementado estrategias exitosas que incluyen programas de monitoreo proactivo, campañas educativas y regulaciones estrictas sobre la disposición de residuos. Nueva York, por ejemplo, ha comenzado a exigir la contención de basura en recipientes cerrados en algunos barrios, lo que ha mostrado signos iniciales de reducción en la cantidad de quejas por ratas.

El estudio demuestra que el cambio climático y la urbanización están contribuyendo al aumento de ratas en las ciudades, lo que plantea desafíos significativos para la salud pública y la gestión urbana. A medida que las temperaturas globales continúan en ascenso y las ciudades se expanden, será fundamental implementar estrategias de control sostenibles que mitiguen este problema en el futuro. ▪️

  • Fuente: Jonathan L. Richardson et al. Increasing rat numbers in cities are linked to climate warming, urbanization, and human population. Science Advances.DOI: 10.1126/sciadv.ads6782

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