Hallado el cráter de impacto más antiguo de la Tierra

Un equipo de científicos ha descubierto el cráter más antiguo del mundo causado por la caída de una roca espacial, hace casi 3.500 millones de años. Su hallazgo desafía las teorías previas sobre la historia temprana de nuestro planeta y podría redefinir el origen de la vida y los procesos que formaron los continentes.

Por Enrique Coperías

Las huellas geológicas que evidencian el impacto de un meteorito gigante hace 3.470 años han sido encontradas en Pilbara —arriba—, una región de Australia Occidental.

Las huellas geológicas que evidencian el impacto de un meteorito gigante hace 3.470 años han sido encontradas en Pilbara —arriba—, una región de Australia Occidental. Cortesía: Tim Johnson

Un equipo de científicos de la Universidad Curtin, en colaboración con la Oficina Geológica de Australia Occidental, ha descubierto el cráter de impacto más antiguo conocido en la Tierra, con una impresionante antigüedad de 3.470 millones de años. Este hallazgo, que ha tenido lugar en la región de Pilbara, en Australia Occidental, podría cambiar radicalmente lo que sabemos sobre el origen de la vida y la formación del planeta.

El cráter se encuentra en el Domo del Polo Norte, dentro de la Terrana de Pilbara Este, y fue identificado gracias a un conjunto de formaciones rocosas conocidas como conos de ruptura, esto es, formaciones que solo se producen bajo la intensa presión de un impacto meteórico a velocidades extremadamente altas.

Estos conos, junto con esferas microscópicas de material fundido, proporcionan pruebas irrefutables del impacto de un meteorito que cayó a alta velocidad.

Un cráter de cien kilómetros de diámetro

La historia temprana de la Tierra está marcada por un bombardeo meteórico constante, cuyos efectos modelaron la corteza terrestre, alteraron la atmósfera y, posiblemente, crearon las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida.

Este descubrimiento en Pilbara refuerza una teoría que sostiene que los grandes impactos de meteoritos pueden haber sido fundamentales en la creación de los primeros continentes y en el desencadenamiento de procesos tectónicos primitivos, como la subducción, que forma las bases de los cratones, las zonas más antiguas y estables de los continentes.

Según los investigadores, este cráter, con un diámetro estimado de más de 100 km, habría tenido un impacto a escala global, ya que con toda seguridad liberó una enorme cantidad de energía que pudo haber contribuido a la formación de la corteza terrestre primitiva y que quizá facilitó un ambiente propicio para la vida microbiana.

Otros cráteres de la misma edad están por descubrir

«El impacto de este meteorito podría haber jugado un papel crucial en el proceso de formación de la corteza terrestre, incluso empujando una parte de la corteza bajo otra, o provocando el ascenso de magma desde el manto profundo hacia la superficie», explica el profesor Tim Johnson, colíder del estudio que trabaja en la Faculta de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad Curtin (Australia Occidental).

«Antes de nuestro descubrimiento, el cráter de impacto más antiguo tenía 2.200 millones de años [el cráter de Yarrabubba, en Australia], así que este es, con mucho, el cráter más antiguo conocido encontrado en la Tierra», confirma Johnson, que destaca la relevancia de este hallazgo, ya que desafía las suposiciones previas sobre la historia geológica de nuestro planeta.

En efecto, este descubrimiento no solo redefine el tiempo de los impactos meteóricos en la Tierra, sino que también sugiere que otros cráteres de impacto de la misma época podrían aún estar por descubrirse.

Delicados conos de ruptura dentro de rocas típicas de la Antarctic Creek Member (ACM).

Delicados conos de ruptura dentro de rocas típicas de la Antarctic Creek Member (ACM). Tim Johnson.

Los conos de ruptura y su importancia

Los conos de ruptura descubiertos en el sitio son un indicador clave de un impacto meteórico. Estas estructuras cónicas, con superficies estriadas y ramificadas, solo se forman cuando un meteorito impacta con una velocidad superior a los 10 km por segundo.

La preservación excepcional de estos conos en el Domo del Polo Norte permite a los científicos inferir detalles sobre la magnitud y las características del impacto. A lo largo de una extensión de varios cientos de metros, los conos se presentan en una serie de capas, lo que indica la complejidad geológica del encontronazo cósmico y su duración.

En el caso de este cráter, los conos de ruptura se encuentran dentro de una unidad rocosa compleja, la Antarctic Creek Member (ACM), que está compuesta principalmente por rocas sedimentarias y volcánicas. La capa que contiene los conos de ruptura se encuentra directamente debajo de una capa de brechas de carbonato, que se formaron debido a la alteración hidrotermal provocada por el calor generado en el impacto.

Solo hay que mirar la Luna

Este tipo de alteración de las rocas por los impactos proporciona un ambiente adecuado para la formación de depósitos minerales, y podría haber jugado un papel crucial en la concentración de minerales importantes para la vida primitiva.

«Al observar la Luna, deducimos que los impactos grandes eran comunes en el Sistema Solar temprano —afirma Johnson. Y añade—: Hasta ahora, la ausencia de cráteres verdaderamente antiguos significa que han sido ampliamente ignorados por los geólogos. Este estudio proporciona una pieza crucial del rompecabezas de la historia de impactos de la Tierra y sugiere que podría haber muchos otros cráteres antiguos que podrían descubrirse con el tiempo».

Unas piscinas para que chapoteara la vida

El profesor Chris Kirkland, colíder del estudio, añadió que «desvelar este impacto y encontrar más de la misma época podría arrojar nueva luz sobre cómo pudo haberse originado la vida en la Tierra, ya que los cráteres de impacto crean entornos adecuados para la vida microbiana, como las piscinas de agua caliente».

Estas piscinas, que probablemente se formaron en los impactos, podrían haber sido el entorno perfecto para que surgieran las primeras formas de vida en la Tierra.

Además, este descubrimiento también puede ayudarnos a comprender cómo se formaron los ya citados cratones, esas grandes masas terrestres estables que dieron origen a los continentes tal como los conocemos hoy. La energía liberada por el impacto podría haber desempeñado un papel crucial en la formación de la corteza terrestre primitiva, y favorecer el movimiento tectónico y la creación de las primeras estructuras continentales.

«Un impacto de tal magnitud probablemente tuvo efectos globales, como es la creación de un ambiente más cálido y favorable para la vida primitiva», confiesa Kirkland en un comunicado de la Universidad Curtin.

Recreación artística del impacto de un meteorito en la Tierra primitiva

Recreación artística del impacto de un meteorito en la Tierra primitiva. Generada con Bing

Un futuro prometedor para los estudios de impacto

A pesar de que los impactos de meteoritos fueron muy comunes en la Tierra primitiva, los cráteres más antiguos se han perdido debido a la erosión y la subducción de la corteza. Sin embargo, los geólogos creen que aún quedan muchos cráteres de impacto de la misma época por descubrir.

La identificación de estructuras como los conos de ruptura es clave para encontrar más cráteres, y con el tiempo, estos hallazgos podrían ofrecernos una visión mucho más clara de cómo se formó nuestro planeta y cómo evolucionó la vida en sus primeras etapas, hace entre 3.500 y 4.000 millones de año.

«Hasta ahora, la ausencia de cráteres verdaderamente antiguos significa que los geólogos los habían ignorado en gran medida, —comenta Johnson—. Este estudio ofrece una pieza crucial del rompecabezas de la historia de impactos de la Tierra y sugiere que puede haber muchos otros cráteres antiguos por salir a la luz»

Este descubrimiento se une a una serie de estudios recientes que sugieren que los impactos de meteoritos no solo desempeñaron un papel fundamental en la formación de la Tierra, sino también en la creación de las condiciones necesarias para la vida.

Los cráteres de impacto podrían haber proporcionado un refugio de calor y compuestos químicos esenciales, creando de este modo entornos en los que la vida primitiva pudo haber prosperado, concluye Johnson. ▪️

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