Batalla contra la obesidad: el cerebro produce estrógenos que controlan el apetito

Descubren que el cerebro libera estrógenos capaces de suprimir las ganas de comer y regular el peso corporal. ¿Podría esta hormona ser la clave para combatir la obesidad?

Por Enrique Coperías

Una nueva investigación indica que los neuroestrógenos ayudan a controlar las ganas de comer.

Una nueva investigación indica que los neuroestrógenos ayudan a controlar las ganas de comer. Cortesía: Parker Johnson

Aunque los ovarios son la principal fuente de producción de estrógenos en la mujer, diversos tipos de estas hormonas también se sintetizan en otros tejidos del cuerpo, incluidas las neuronas del cerebro. Una investigación reciente, publicada en el The FEBS Journal, revela que estos denominados neuroestrógenos desempeñan un papel crucial en la supresión del apetito.

No hay que olvidar que los neuroestrógenos son estrógenos sintetizados localmente en el cerebro, independientemente de los producidos por los ovarios u otras partes del cuerpo, como las glándulas suprarrenales, los tejidos adiposo y el mamario y los testículos. Se generan a partir de la actividad de la enzima aromatasa, que convierte andrógenos en estrógenos dentro de neuronas y otras células del sistema nervioso central.

Estas hormonas desempeñan un papel crucial en diversas funciones neurológicas, como la memoria, el comportamiento reproductivo y, según investigaciones recientes, la regulación del apetito y el control del peso corporal. A diferencia de los estrógenos circulantes que actúan de forma sistémica, los neuroestrógenos ejercen sus efectos de manera localizada, ya que modulan directamente los circuitos cerebrales responsables de funciones clave para el equilibrio energético y la homeostasis del organismo.

Sin aromatasa, kilos de más asegurados

En el nuevo estudio, dirigido por Takanori Hayashi, del Departamento de Bioquñimica de la Fujita Health University, en Japón, los investigadores partieron de la relevancia de la citada aromatasa, esencial para la producción de estrógenos. Para estudiar su función, redujeron o eliminaron el gen responsable de codificar esta enzima en ratones.

Como resultado, los roedores se volvieron incapaces de sintetizar estrógenos de manera sistémica. Los ratones que carecían de aromatasa presentaron un notable aumento en la ingesta de alimentos y en el peso corporal, en comparación con aquellos que sí expresaban esta enzima.

Ahora bien, cuando el equipo de Hayashi restableció la expresión del gen de la aromatasa exclusivamente en el cerebro, los ratones disminuyeron su consumo de alimentos y mostraron una mayor sensibilidad a la leptina, la hormona que gestiona la sensación de saciedad. Este hallazgo confirma que los neuroestrógenos influyen directamente en la regulación del apetito.

La identificación de los neuroestrógenos como reguladores esenciales del apetito, abre las puerta al desarrollo de tratamientos innovadores para la obesidad y los trastornos metabólicos.

La identificación de los neuroestrógenos como reguladores esenciales del apetito, abre las puerta al desarrollo de tratamientos innovadores para la obesidad y los trastornos metabólicos. Cortesía: Towfiqu Barbhuiya

El MC4R y la disminución del apetito

En palabras de Hayashi, el estudio demuestra que los neuroestrógenos favorecen la expresión —o fabricación— del receptor melanocortina 4 (MC4R) en el hipotálamo, una región clave del cerebro que regula, entre otras cosas, las ganas de comer. El MC4R desempeña un papel esencial en la inhibición del apetito, y su activación se asocia con una reducción de la cantidad de comida que se ingiere y en una disminución del del peso corporal.

Los neuroestrógenos aumentan la expresión de MC4R a través de la activación de receptores de estrógenos, lo que mejora la sensibilidad del cerebro a señales de saciedad como la ya mencionada leptina que, dicho sea de paso, se sintetiza mayoritariamente en el tejido adiposo.

Para aislar el efecto de los neuroestrógenos en el organimos, los investigadores utilizaron modelos de ratones ovariectomizados (OVX), que carecen de estrógenos ováricos, y ratones ArKO, que no pueden sintetizar estrógenos debido a la ausencia sistémica de aromatasa.

Sensibilidad a la leptina

Los resultados de los ensayos con estos dos tipos de roedores fueron más que evidentes. Los ratones OVX mostraron un aumento en la expresión de la aromatasa en el hipotálamo, lo que se tradujo en una disminución de la ingesta de alimentos. De manera similar, los ratones ArKO presentaron un aumento de peso y apetito, pero, al restaurar la expresión cerebral de aromatasa (modelo BrTG-ArKO), se redujo su ingesta de alimentos y aumentó la producción de receptores MC4R.

Para Hayashi y su equipo los neuroestrógenos no solo regulan MC4R, sino también otros genes relacionados con el apetito, como es el caso de POMC y NPY, mediante receptores de estrógeno específicos. Además, mejoran la respuesta a la leptina, lo que sugiere un mecanismo más eficiente de control del apetito.

Por otro lado, estudios celulares mostraron que la síntesis intracelular de neuroestrógenos incrementa la síntesis de receptores MC4R, lo que viene a confirmar su papel relevante en la gestión de las ganas de comer.

Implicaciones para la salud y la obesidad

Los hallazgos del estudio nipón arrojan nuevas perspectivas en la comprensión de los mecanismos cerebrales que regulan el apetito y el peso corporal. La identificación de los neuroestrógenos como reguladores esenciales del apetito, se podrían desarrollar tratamientos innovadores para la obesidad y los trastornos metabólicos.

La posibilidad de modular la actividad de la aromatasa cerebral y, por ende, la producción de neuroestrógenos, ofrece un enfoque prometedor para controlar la obesidad a largo plazo, según Hayashi.

«Nuestros resultados sugieren que los neuroestrógenos desempeñan un papel fundamental en la regulación del apetito y podrían tener relevancia en estrategias para la reducción del peso corporal —concluyen los autores del estudio en el The FEBS Journal—. Con una mejor comprensión de cómo los neuroestrógenos regulan los circuitos cerebrales del apetito, podríamos estar un paso más cerca de combatir eficazmente los desafíos de salud pública relacionados con el control del peso y la obesidad». ▪️

  • Fuente: Takanori Hayashi, Kanako Kumamoto, Tatsuya Kobayashi, Xinfeng Hou, Shizuko Nagao, Nobuhiro Harada, Shinichiro Honda, Yohei Shimono, Eiji Nishio. Estrogen synthesized in the central nervous system enhances MC4R expression and reduces food intake. FEBS Journal (2025). DOI: https://doi.org/10.1111/febs.17426

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