Solo tres días de dieta rica en grasas saturadas puede dañar la memoria de las personas mayores
Un nuevo estudio revela que alimentarse a base de una dieta alta en grasas durante solo tres días puede provocar problemas de memoria e inflamación cerebral en las personas mayores.
Por Enrique Coperías
Este estudio demuestra que, en solo tres días, una dieta alta en grasas provoca cambios neuroinflamatorios en el cerebro de las personas mayores, incluso antes de que se desarrolle la obesidad. Imagen generada con Open Art
Disfrutar solo unos días de una alimentación rica en grasas saturadas podrían ser suficientes para provocar problemas de memoria e inflamación cerebral en adultos mayores, según sugiere un nuevo estudio en ratas.
Las grasas saturadas están presentes principalmente en alimentos de origen animal, como la carne y sus derivados, especialmente en carnes procesadas, caso de los embutidos y fiambres. También se encuentran en los lácteos y sus derivados, como la nata y la mantequilla, aunque en menor proporción en los huevos.
Además, algunos alimentos de origen vegetal contienen una alta cantidad de grasas saturadas, como el aceite de palma y el aceite de coco, cuyos ácidos grasos son más del 50 % saturados. En nuestra dieta, estos aceites suelen estar presentes en la comida rápida, la bollería industrial, los aperitivos fritos y los productos ultraprocesados, lo que los convierte en una fuente significativa de este tipo de grasa.
Un menú rico en grasas para ratas jóvenes y viejas
Los investigadores implicados en el nuevo estudio alimentaron a grupos de ratas jóvenes y viejas con una dieta alta en grasas durante tres días o tres meses para analizar la rapidez con que los cambios en el cerebro ocurren en comparación con el resto del cuerpo al seguir una alimentación poco saludable.
Como era de esperarse, basándose en investigaciones previas sobre diabetes y obesidad, tres meses de ingesta de alimentos grasos provocaron problemas metabólicos, inflamación intestinal y cambios drásticos en la microbiota intestinal de todas las ratas en comparación con aquellas que consumieron una dieta normal.
En contraste, solo tres días con un menú generoso en grasas saturadas no generaron alteraciones metabólicas ni intestinales significativas en los roedores.
Deterioro de la memoria
Sin embargo, en lo que respecta a los cambios cerebrales, los investigadores encontraron que únicamente las ratas mayores, tanto las que siguieron la dieta rica en grasas durante tres meses como las que la consumieron solo tres días, mostraron deterioro en pruebas de memoria y signos de inflamación negativa en el cerebro.
Según Ruth Barrientos, autora principal del estudio e investigadora del Instituto de Investigación en Medicina del Comportamiento de la Universidad Estatal de Ohio, estos hallazgos contradicen la idea de que la inflamación cerebral inducida por la dieta en el envejecimiento se debe exclusivamente a la obesidad.
La mayoría de las investigaciones previas sobre los efectos de los alimentos grasos y procesados en el cerebro se han centrado en la obesidad, pero el impacto de una dieta poco saludable en sí misma, independientemente del peso corporal, sigue siendo un área poco explorada.
Antes que la obesidad
«Las dietas poco saludables y la obesidad están relacionadas, pero no son inseparables —afirma Barrientos, que también es profesora de Psiquiatría, Salud conductual y Neurociencia en la Facultad de Medicina de Ohio. Y añade—: En este estudio, analizamos directamente los efectos de la dieta en el cerebro, y demostramos que, en solo tres días, mucho antes de que aparezca la obesidad, se generan cambios neuroinflamatorios significativos».
Como apunta Barrientos en un comunicado de su universidad, «los cambios en el organismo ocurren más lentamente y no son necesarios para desencadenar alteraciones en la memoria o en el cerebro. Sin comparar ambas líneas de tiempo, no habríamos descubierto que la inflamación cerebral es la causa principal del deterioro de la memoria inducido por una dieta alta en grasas».
El estudio ha sido publicado en la revista Immunity & Ageing. Años de investigación en el laboratorio de Barrientos han demostrado que el envejecimiento produce un estado de inflamación crónica en el cerebro, junto con una menor capacidad de recuperación de las células cerebrales.
Como una hamburguesa de un McDonald o un Burger King
Este trabajo refuerza la idea de que una dieta poco saludable puede agravar esta condición en adultos mayores.
La dieta alta en grasas utilizada en el estudio consistió en un 60 % de calorías provenientes de grasas, un porcentaje comparable a muchas opciones de comida rápida. A modo de ilustración, el contenido de grasa representaba aproximadamente el 60 % de las calorías de un McDonald's Doble Ahumado BLT de un cuarto de libra con queso o un Burger King Doble Whopper con queso.
Después de que los animales consumieran la dieta alta en grasas durante tres días o tres meses, los investigadores realizaron pruebas de memoria para evaluar dos tipos de memoria afectadas en personas mayores con demencia, cada una asociada con diferentes regiones del cerebro: la memoria contextual, mediada por el hipocampo —el principal centro de memoria—, y la memoria del miedo, regulada por la amígdala —el centro del miedo y del peligro en el cerebro—.
Citoquinas alteradas
En comparación con los animales de control, que consumieron una dieta normal, y con las ratas jóvenes expuestas a la dieta alta en grasas, las ratas mayores mostraron deterioro en ambos tipos de memoria después de solo tres días de alimentación con grasa. Estos problemas de memoria persistieron cuando la dieta continuó durante tres meses.
Los investigadores también identificaron cambios en los niveles de ciertas proteínas inflamatorias llamadas citocinas en los cerebros de las ratas ancianas tras solo tres días de alimentación con grasas, lo que sugiere una respuesta inflamatoria desregulada.
Después de tres meses, algunos niveles de citocinas se habían modificado, pero permanecieron fuera de equilibrio, y los problemas cognitivos persistieron en las pruebas de comportamiento.
Tanto las ratas jóvenes como las mayores mostraron aumento de peso, disfunción metabólica, resistencia a la insulina, niveles elevados de glucosa, inflamación en el tejido adiposo y alteraciones en la microbiota intestinal —arriba— tras tres meses de alimentación rica en grasas. imagen generada con Bing
Aumento de peso
«Una alteración en los niveles basales de marcadores inflamatorios es una respuesta negativa, y se ha demostrado que afecta las funciones de aprendizaje y memoria»,, explica Barrientos.
En comparación con las ratas con dieta normal, tanto los animales jóvenes como los viejos aumentaron de peso y desarrollaron signos de disfunción metabólica, además de resistencia a la insulina, niveles elevados de glucosa, inflamación en el tejido adiposo y alteraciones en la microbiota intestinal, tras tres meses de alimentación alta en grasas.
Sin embargo, en las ratas jóvenes, la memoria y el tejido cerebral no mostraron afectaciones por la dieta.
Lo que ocurre en el cerebro
«Estas dietas provocan cambios relacionados con la obesidad en animales jóvenes y viejos, pero los primeros parecen ser más resistentes a los efectos negativos de la dieta alta en grasas sobre la memoria — indica Barrientos. Y continúa—: Creemos que esto se debe a su capacidad para activar respuestas antiinflamatorias compensatorias, de las cuales los animales envejecidos carecen».
«Además, dado que la glucosa, la insulina y la inflamación en el tejido adiposo aumentan en ambos grupos de animales, no podemos atribuir el deterioro de la memoria en los animales mayores únicamente a estos factores. Lo más importante para la memoria es lo que ocurre en el cerebro», concluye Barrientos. ▪️
Información facilitada por la Universidad Estatal de Ohio
Fuente: Butler, M. J., Muscat, S. M., Caetano-Silva, M. E. et al. Obesity-associated memory impairment and neuroinflammation precede widespread peripheral perturbations in aged rats. Immunity & Ageing (2025). DOI: https://doi.org/10.1186/s12979-024-00496-3