Un nuevo estudio del tracto genital femenino destapa noticias sorprendentes

Entre los hallazgos se incluye la identificación de bacterias beneficiosas que impiden la aparición de enfermedades vaginales y la constatación de que la diversidad del microbioma vaginal varía de una población a otra.

Por Enrique Coperías

Uno de los descubrimientos más relevantes fue la identificación de Lactobacillus crispatus como una bacteria clave en la protección del microbioma vaginal.

Uno de los descubrimientos más relevantes fue la identificación de Lactobacillus crispatus como una bacteria clave en la protección del microbioma vaginal. Imagen generada con DALL-E

Con el objetivo de comprender qué define un microbioma vaginal saludable, un equipo internacional de investigadores ha logrado cosechar un interesante ramillete de hallazgos interesantes. Entre ellos, han identificado bacterias que protegen a la mujer contra ciertas enfermedades vaginales y han confirmado que los microbiomas —el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y otros microbios) que habitan en un entorno específico del cuerpo humano, en este caso, la vagina— varían significativamente entre distintas poblaciones humanas.

El estudio, publicado en Trends in Microbiology, es parte de la iniciativa Isala Sisterhood, un proyecto con sede en Bélgica que busca impulsar la investigación sobre microbiomas a nivel global mediante la creación de un mapa de referencia de la microbiota vaginal. Lanzado en 2020 en la Universidad de Amberes, en Bélgica, el proyecto ha crecido hasta incluir a más de 3.000 participantes de América del Norte, América del Sur, Asia, África y Europa.

Entre los integrantes del grupo Isala Sisterhoo se encuentran microbiólogos, profesionales de la salud, miembros de organismos gubernamentales y ciudadanos comprometidos con el avance de la ciencia.

Un microbioma para la salud femenina

«Este estudio es crucial por múltiples razones— señala María Gloria Domínguez-Bello, catedrática de Microbioma y Salud en el Departamento de Bioquímica y Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Rutgers University–New Brunswick, y coautora del estudio. Y añade—: Una de las razones más importantes es que conocer la diversidad del microbioma vaginal puede mejorar los diagnósticos y tratamientos».

El microbioma vaginal es un ecosistema dinámico compuesto por bacterias y levaduras que varían con el tiempo. Sin embargo, aún se sabe poco sobre su papel en la salud femenina. Los investigadores de este proyecto están abordando estas lagunas de conocimiento, y sus hallazgos representan un avance significativo, según avanza Domínguez-Bello en un comunicado de la Rutgers University–New Brunswick.

Hay que decir, que numerosas investigaciones apuntan a que la microbiota vaginal, predominantemente compuesta por bacterias del género Lactobacillus, como Lactobacillus crispatus, Lactobacillus jensenii y Lactobacillus gasseri, desempeña un papel esencial en la protección de la mucosa frente a microorganismos patógenos.

Las buenas contra las malas

Esta defensa se basa en tres mecanismos que son complementarios: la adherencia específica al epitelio, que impide la colonización de agentes externos; la producción de compuestos antimicrobianos, que limitan el crecimiento de agentes patógenos; y la coagregación con estos microorganismo, lo que potencian su eliminación.

Sin embargo, en determinadas circunstancias, esta microbiota puede verse desplazada por microorganismos indeseables, lo que favorece el desarrollo de condiciones como la vaginosis bacteriana, la vaginitis por Candida, la tricomoniasis y las infecciones del tracto urinario inferior.

En este sentido, uno de los descubrimientos más relevantes fue la identificación de Lactobacillus crispatus como una bacteria clave en la protección del microbioma vaginal. Sin embargo, también determinaron que no todas las cepas de esta bacteria ofrecen los mismos beneficios.

El Lactobacillus, más presente en mujeres de ascendencia europea y asiática

Para profundizar en la diversidad del microbioma vaginal en mujeres de distintos orígenes geográficos y étnicos, los científicos confirmaron que estas comunidades microbianas varían sustancialmente entre poblaciones. En particular, encontraron que las mujeres de ascendencia africana y latinoamericana presentaban niveles más bajos de especies del género Lactobacillus en comparación con aquellas de ascendencia europea y asiática.

Además, los investigadores analizaron cómo estas diferencias en el microbioma vaginal se relacionan con la salud femenina, especialmente en el caso de la citada vaginosis bacteriana, que es, por cierto, la infección vaginal más común en mujeres en edad fértil. Esta condición, caracterizada por una reducción de Lactobacillus, no es una enfermedad en sí misma, sino un desequilibrio microbiano que puede tener diversas repercusiones en la salud, explicaron los expertos.

El estudio también destacó la existencia de brechas en la investigación y sesgos en la recopilación de datos. Domínguez-Bello y su equipo están trabajando para ampliar la cobertura geográfica de los estudios, ya que hasta ahora la mayoría de las investigaciones se han centrado en mujeres de países de altos ingresos.

«Es fundamental lograr una representación global más equitativa y establecer definiciones más precisas de lo que constituye una microbiota vaginal saludable», subraya Domínguez-Bello.

Células del endometrio colonizadas por bacterias buenas de la especies Lactobacillus crispatus (de color púrpura).

Células del endometrio colonizadas por bacterias buenas de la especies Lactobacillus crispatus (de color púrpura). Cortesía: Herbst-Kralovetz lab

«Nuestros hallazgos evidencian las disparidades en la investigación sobre la salud femenina y refuerzan la necesidad de un enfoque más inclusivo, que contemple la diversidad poblacional — añade Domínguez-Bello. Y continúa—: Al abordar estas brechas, fomentamos una distribución más equitativa de los recursos científicos y el conocimiento, en especial en países de ingresos bajos y medios».

Los autores también recalcaron la importancia de continuar investigando el microbioma vaginal. Todavía queda mucho por descubrir sobre el papel de otros microorganismos presentes en esta comunidad microbiana, como levaduras, virus y bacterias menos estudiadas.

Asimismo, la relación entre el microbioma vaginal y la salud general de una persona sigue sin comprenderse del todo. Los investigadores sugieren que estudios enfocados en la diversidad geográfica y socioeconómica, que además consideren factores sociales y culturales, podrían aportar respuestas clave.

«Es urgente realizar más estudios sobre la función y diversidad del microbioma vaginal en diferentes partes del mundo para desarrollar estrategias más eficaces de prevención, diagnóstico y tratamiento de afecciones relacionada— dicen los autores. Y concluyen—: Solo así podremos definir con mayor precisión qué significa tener un microbioma vaginal saludable en distintos contextos geográficos». ▪️

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