El secreto del mosaico de Alejandro Magno: una obra de 2.100 años analizada para su restauración
Una de las obras más icónicas de la antigüedad, el mosaico de Alejandro Magno, revela sus secretos tras 2.100 años. Un innovador análisis científico desentraña su historia y la guía para su restauración.
Enrique Coperías
El mosaico de Alejandro Magno, también conocido como mosaico de Issos, una obra maestra del arte antiguo con más de 2.100 años de antigüedad, es considerado una de las representaciones más emblemáticas del rostro del conquistador macedonio.
Descubierto en Pompeya en 1831, esta pieza monumental, que cubre una superficie de 19 metros cuadrados y está compuesta por casi dos millones de teselas —una pequeña pieza de piedra, terracota o vidrio coloreado que se utiliza para confeccionar un mosaico—, actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN).
La escena central del mosaico representa la batalla de Issos, un enfrentamiento que ocurrió en el año 333 a.C. cerca del río Pinarus, en los actuales territorios de Turquía y Siria. En esta contienda, Alejandro Magno lideró a un ejército de aproximadamente 75.000 hombres contra una fuerza persa aparentemente mucho mayor, bajo el mando de Darío III.
Aunque las cifras tradicionales de los efectivos persas, que alcanzan los 600.000 soldados según las fuentes antiguas, probablemente estén exageradas, la victoria de Alejandro marcó un hito decisivo en su campaña militar, ya que lo consolido como uno de los estrategas más notables de la historia.
El mosaico, de 5,82 x 3,13 metros, fue creado alrededor de diascientos años después de este acontecimiento histórico, y originalmente decoraba el suelo de la casa del Fauno, una de las villas más lujosas de Pompeya. Tras su descubrimiento, fue trasladado en 1843 al Real Museo Borbónico, hoy conocido como el MANN.
Durante este traslado y las posteriores intervenciones de conservación, se añadieron capas de protección y refuerzo, lo que, junto con factores ambientales, ha contribuido al deterioro de algunos materiales.
Esta obra no solo puede interpretarse como un homenaje a la hazaña de Alejandro, sino también como un ejemplo del gusto romano por reinterpretar la cultura griega como parte del diseño decorativo de la élite.
El mosaico ha sido analizado con técnicas de vanguaradia
Su técnica de ejecución, conocida como opus vermiculatum, emplea teselas de menos de 4 mm de tamaño, lo que permite alcanzar un grado de detalle extraordinario, colocadas en curvas progresivas. La pieza es una adaptación de un famoso cuadro helenístico atribuido al pintor Filoxeno de Eretria, creado alrededor del año 315 a.C.
La combinación de su complejidad técnica, antigüedad y el delicado estado de conservación del mosaico ha motivado un importante proyecto de restauración, que arrancó en 2020. Este incluyó un análisis exhaustivo de la obra mediante técnicas no invasivas y portátiles, que fueron ejecutadas mediante una colaboración entre el MANN y la Universidad de Nápoles Federico II
Entre las herramientas empleadas se encuentran la videomicroscopía digital, la fluorescencia de rayos X portátil (pXRF), la espectroscopía Raman e infrarroja (FTIR), la termografía infrarroja (IRT) y las imágenes multiespectrales. Estas técnicas permitieron caracterizar la composición química y mineralógica de las teselas, identificar materiales añadidos en restauraciones previas y evaluar el estado estructural del mosaico.
Uno de los enfoques más novedosos fue la captura de imágenes multiespectrales de la superficie completa del mosaico, dividiéndola en 64 secciones. Esto permitió mapear características como los materiales de recubrimiento, los depósitos orgánicos e inorgánicos y las áreas afectadas por procesos de degradación. Además, la termografía infrarroja identificó anomalías térmicas que sugieren problemas de estabilidad estructural en ciertas zonas.
Los resultados de los análisis aportan información muy valiosas sobre la composición de las teselas, su estado de conservación y de dónde procedían los materiales:
Composición de las teselas
El análisis químico y textural permitió clasificar las teselas en cuatro grupos principales:
Teselas carbonatadas. Predominan en el mosaico y abarcan una variedad de colores, como blanco, gris, rosa, amarillo y verde. Estas teselas están compuestas mayoritariamente por calcita, un mineral típico de rocas carbonatadas como el mármol.
Teselas silicatadas. Incluyen colores oscuros como negro y gris, así como algunos tonos verdes. Estas teselas, ricas en silicatos como feldespato y piroxeno, presentan texturas microcristalinas.
Teselas de composición intermedia y vítreas. Estas combinan características de los dos grupos anteriores, además de incluir teselas fabricadas artificialmente con vidrio. Se encuentran en colores como amarillo, rojo y verde, y algunas contienen cobre, lo que les confiere su tonalidad verde característica.
Teselas ricas en hierro. Estas presentan altas concentraciones de hierro y manganeso, y abarcan colores como azul claro, negro, verde y rojo.
Estado de conservación
El análisis multiespectral y la espectroscopía revelaron que la superficie del mosaico contiene materiales de intervenciones previas, como cera natural y yeso. La cera, aplicada probablemente en el siglo XIX para proteger la obra tras su traslado, ha interactuado con el ambiente, contribuyendo a la formación de sulfatos y oxalatos de calcio, que afectan negativamente la estabilidad del mosaico. La termografía infrarroja identificó áreas críticas donde se observan deformaciones y variaciones térmicas, lo que sugiere la necesidad de intervenciones específicas para garantizar su conservación.
Procedencia de los materiales
Aunque el estudio no empleó técnicas destructivas para confirmar la procedencia exacta de los materiales, se realizaron hipótesis basadas en similitudes litológicas. Por ejemplo:
Las teselas blancas podrían derivar del mármol de Carrara, explotado desde el siglo I a.C.
Las teselas amarillas y rojas podrían provenir de materiales como el giallo antico y el rossoantico, extraídos en Túnez y Grecia respectivamente.
Las teselas verdes podrían estar asociadas a rocas serpentinitas y basaltos, extraídas de Italia, Grecia o el norte de África.
Un preciso plan de restauración
Los resultados del análisis no solo proporcionan información crucial para la restauración actual del mosaico, sino que también enriquecen nuestro entendimiento de las técnicas artísticas y los materiales utilizados en su creación. La identificación de áreas críticas y materiales originales ha permitido diseñar un plan de intervención más preciso, mientras que la documentación digital en alta resolución garantiza un seguimiento continuo de su estado.
El proyecto de restauración del mosaico de Alejandro Magno ha demostrado cómo las técnicas científicas modernas pueden contribuir a la conservación de tesoros culturales únicos. Este estudio interdisciplinario combina arte, historia y ciencia para preservar una obra que no solo representa un evento histórico, sino también la habilidad técnica y el simbolismo cultural de su época. ▪️
Información facilitada por PLOS ONE
Fuente: Giuseppina Balassone et al. From tiny to immense: Geological spotlight on the Alexander Mosaic (National Archaeological Museum of Naples, Italy) using non-invasive in situ analyses. PLOS ONE (2025). DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0315188