¿Se envían señales de radio entre planetas cercanos al Sistema Solar?

Los científicos utilizan el Allen Telescope Array para buscar comunicaciones interplanetarias «de origen alienígena» en el sistema estelar TRAPPIST-1.

Por Enrique Coperías

Una nueva técnica permite a los astrónomos localizar planetas más allá de nuestro sistema solar que estén alineados entre sí y con la Tierra para buscar señales de radio similares, por ejemplo, a las utilizadas por los ingenieros de la NASA para comunicarse con los vehículos que están explorando Marte, como los róveres Curiosity y Perseverance.

Astrónomos de la Penn State y científicos del Instituto SETI han pasado veintiocho horas escaneando el sistema estelar TRAPPIST-1 en busca de estas señales de tecnología alienígena con el Allen Telescope Array (ATA), en Hat Creek, a 450 kilómetros de San Francisco (California), según informa la Penn State en una nota de prensa.

Este proyecto, cuyos resultados han sido publicados en The Astronomical Journal, supone la búsqueda más intensa de señales de radio procedentes de TRAPPIST-1, que se encuentra en la constelación de Acuario, a unos 40 años luz de la Tierra. Aunque el equipo no encontró ninguna prueba de tecnología extraterrestre, su trabajo introdujo una nueva forma de búsqueda de este tipo de señales en el futuro.

¿Alienígenas comunicándose con sus naves espaciales?

«Esta investigación demuestra que estamos cada vez más cerca de la tecnología y los métodos que podrían detectar señales de radio similares a las que enviamos al espacio —afirma Nick Tusay, estudiante de posgrado de investigación en Penn State y primer autor del artículo. Y añade—: La mayoría de las búsquedas tratan de dar caza a una señal potente, como una baliza destinada a alcanzar planetas lejanos, porque nuestros receptores tienen un límite de sensibilidad a una potencia mínima de transmisión superior a cualquier cosa que enviemos involuntariamente. Pero, con mejores equipos, como el próximo Square Kilometer Array, pronto podríamos ser capaces de detectar señales de una civilización alienígena comunicándose con sus naves espaciales».

El Square Kilometre Array o SKA es un proyecto internacional de radiotelescopio que tiene como objetivo construir el radiotelescopio más grande y sensible del mundo. Se desarrollará en dos sitios principales: uno en Australia y otro en Sudáfrica, y su diseño se basa en una red de miles de antenas que capturan señales de radio provenientes del espacio. La construcción del SKA ya ha comenzado, y se espera que el telescopio esté operativo a principios de la década de 2030.

Sin duda alguna, el SKA revolucionará nuestra comprensión del universo, permitiendo investigaciones en áreas como la cosmología, la física fundamental, la astrofísica, y la búsqueda de inteligencia extraterrestre.

El proyecto de los astrónomos de la Penn Stat y del Instituto SETI —una organización de investigación sin fines de lucro cuya misión es explorar, comprender y explicar el origen y la naturaleza de la vida en el universo— se centró en un fenómeno denominado ocultaciones planeta-planeta (PPO).

Ninguna señal de origen no humano (de momento)

Las PPO se producen cuando un planeta se desplaza por delante de otro desde la perspectiva de la Tierra. Si existe vida inteligente en ese sistema estelar, las señales de radio enviadas entre planetas podrían filtrarse y ser detectadas desde nuestro planeta.

Utilizando el ATA mejorado —una serie de antenas de radio dedicadas a la búsqueda de tecnología extraterrestre situadas en el Observatorio Hat Creek, en las montañas Cascade—, el equipo escaneó una amplia gama de frecuencias, en busca de señales de banda estrecha, consideradas posibles indicios de tecnología alienígena.

El equipo filtró millones de posibles señales, reduciéndolas a unas 11.000 candidatas para un análisis detallado. El equipo detectó 2.264 de estas señales durante las ventanas PPO previstas. Sin embargo, ninguna de las señales era de origen no humano.

Las nuevas capacidades del ATA, que incluyen un software avanzado para filtrar las señales, ayudaron al equipo a separar las posibles señales alienígenas de las terrestres. Los investigadores creen que perfeccionar estos métodos y centrarse en sucesos como los PPO podría ayudar a aumentar las posibilidades de detectar señales alienígenas en el futuro.

Imagen conceptual de naves extraterrestres viajando por el sistema estelar  TRAPPIST-1. 

«Este proyecto incluyó el trabajo de estudiantes universitarios en el programa 2023 SETI Institute Research Experience for Undergraduates —explica Sofia Sheikh, investigadora del Instituto SETI que obtuvo su doctorado en la Penn State. Y añade—: Los estudiantes buscaron señales de orbitadores artificiales alrededor de Marte para comprobar si el sistema podía detectar señales correctamente. Fue una forma emocionante de involucrar a los estudiantes en la investigación SETI de vanguardia».

TRAPPIST es un sistema compuesto por una estrella enana roja conocida como TRAPPIST-1, que es más pequeña y fría que nuestro sol. Este tipo de estrella es muy común en la galaxia. En 2017, se anunciaron el descubrimiento de siete exoplanetas en este sistema, conocidos como TRAPPIST-1b, c, d, e, f, g y h.

De estos, al menos tres se encuentran en la zona habitable de la estrella, donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida en su superficie, un ingrediente esencial para la vida tal y como la conocemos. Esto convierte a TRAPPIST-1 en un objetivo privilegiado para la búsqueda de vida más allá de la Tierra.

Ilustración que muestra la comunicación entre planetas más allá de nuestro sistema solar mirando desde la perspectiva de la Tierra. Una nueva investigación realizada con el Allen Telescope Array buscó este tipo de comunicación, similar a la comunicación entre la Tierra y nuestros róveres en Marte, en el sistema estelar TRAPPIST-1. Crédito: Zayna Sheikh

Exoplanetas con posibilidades de albergar vida

Los planetas de TRAPPIST-1 son aproximadamente del tamaño de nuestro planeta y tienen características diversas. Algunos de ellos podrían tener atmósferas y condiciones adecuadas para albergar vida, lo que ha generado gran interés en la comunidad científica.

«El sistema TRAPPIST-1 está relativamente cerca de la Tierra y disponemos de información detallada sobre la órbita de sus planetas, lo que lo convierte en un excelente laboratorio natural para probar estas técnicas —explica Tusay. Y añade—: Los métodos y algoritmos que desarrollamos para este proyecto pueden aplicarse con el tiempo a otros sistemas estelares y aumentar nuestras posibilidades de encontrar comunicaciones regulares entre planetas más allá de nuestro sistema solar, si es que existen».

En esta ocasión, el equipo de exobiólogos no encontró ninguna señal alienígena, pero, lejos de caer en la frustración, seguirá mejorando sus técnicas de búsqueda a la vez que explorará otros sistemas estelares. Según el equipo, futuras búsquedas con telescopios más grandes y potentes podrían ayudar a los científicos a detectar señales aún más débiles y ampliar nuestra comprensión del universo, se topen o no con civilizaciones alienígenas. ▪️

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