¿Qué papel desempeña el viento de cola en el reto «Everesting» del ciclismo?

La física revela que el viento de cola no ayuda tanto como piensan algunos ciclistas que practican este duelo deportivo. De hecho, resulta insignificante, según un estudio.

Por Enrique Coperías

El Everesting es un reto en el ciclismo que consiste en subir un total de 8.848 metros, que es la altura del monte Everest, en una sola salida n bicicleta. Los ciclistas eligen una colina o montaña y repiten la subida y bajada hasta alcanzar esa altitud total.

Este desafío se popularizó en 2020, especialmente durante la pandemia, cuando muchos ciclistas buscaban nuevas formas de poner a prueba su resistencia. El objetivo no solo es físico, sino que también implica una buena estrategia para elegir la ruta y gestionar la energía a lo largo del día.

Además, hay diferentes formas de llevar a cabo el Everesting, como hacerlo en un solo día o dividirlo en varias sesiones, pero la esencia del reto sigue siendo la misma: acumular esos 8.848 metros de desnivel. Es una prueba que requiere tanto preparación como determinación.

Después de que hace unos años se estableciera un nuevo récord en el Everesting, se produjo un debate en las redes sociales sobre el fuerte viento de cola que tenía el ciclista —el irlandés Ronan Mc Laughlin— en las subidas —5,5 metros por segundo o 20 kilómetros por hora— cuando se estableció el récord: ¿en qué medida le ayudó el viento de cola? ¿Se derían fijar unos límites a la velocidad permitida del viento?

El viento tiene una importancia insignificante

Martin Bier, profesor de física de la Universidad de Carolina del Este (Estados Unidos), se sintió intrigado por este debate y decidió explorar desde la ciencia de la física, lo que desembocó en un pequeño proyecto científico. El resultado de este aparece publicado en la revista American Journal of Physics y es contundente: en última instancia, el viento tiene una importancia insignificante en el Everesting.

Primero, un poco de historia. Desde el punto de vista de la física, el ciclismo es más fácil de entender que la carrera. «En la carrera, el movimiento de las piernas se acelera y desacelera repetidamente, y el centro de masa del corredor sube y baja —explica Bier. «El ciclismo, sin embrago, utiliza el balanceo, que es mucho más suave y rápido, y más eficiente: todo el trabajo es puramente contra la gravedad y la fricción».

Pero hay algo extraño en la resistencia del aire. La fuerza de la fricción del aire contra la que lucha el ciclista aumenta con el cuadrado de la velocidad. Si la resistencia del aire es lo que más limita tu velocidad —lo que es cierto para un ciclista en terreno llano o cuesta abajo— entonces, para duplicar la velocidad, necesita cuatro veces más fuerza. Triplicar la velocidad en bicicleta requiere nueve veces más fuerza. Pero, por otro lado, cuando se va cuesta arriba, la velocidad es mucho menor, por lo que la resistencia del aire no es un factor importante.

«Cuando subes una colina y luchas contra la gravedad, duplicar la potencia significa duplicar la velocidad. En las carreras ciclistas, los ataques se producen en las subidas porque es donde tu esfuerzo extra te permite conseguir una mayor diferencia», sostiene Bier.

Martin Bier, autor del estudio, posa en una postura aerodinámica que reduce la resistencia al viento.

Martin Bier, autor del estudio, posa en una postura aerodinámica que reduce la resistencia al viento. Crédito: Martin Bier

En un esfuerzo de Everesting en solitario, los cálculos son sencillos. Un ciclista no recibe una corriente de aire aerodinámica de otro ciclista que le precede. Los inputs son simplemente vatios, gravedad y resistencia.

«Ingenuamente se puede pensar que un fuerte viento de cola puede compensar una cuesta arriba —dice Bier. Y añade—: Entonces subes la cuesta como si fuera una carretera llana; y en la bajada, el viento en contra y la pendiente descendente, se equilibran y te dan de nuevo la sensación de una carretera llana. Pero no funciona: ¡el cuadrado que he mencionado antes causa estragos!».

Su trabajo demuestra que el viento de cola puede ayudar un poco en la subida, pero la mayor parte del trabajo en la subida es la lucha contra la gravedad. El descenso posterior es rápido y dura mucho menos tiempo, mientras que el viento de cara allí tiene realmente un efecto enorme. Y la velocidad en el descenso es alta: unos 80 km/h.

«La resistencia del aire varía con el cuadrado de la velocidad, lo que provoca un viento en contra en la bajada y causa una gran reducción de velocidad —explica Bier. Y añade—: El impulso del viento en la subida se anula».

La implicación obvia del trabajo de Bier es que no tiene sentido esperar al viento ideal si el ciclista quiere mejorar su tiempo en el Everesting. «No hay trucos fáciles —sentencia Bier—. Si quieres ser mejor en el Everest, tienes que perder peso y generar más vatios (ejercicio). Esto es lo que importa, no hay vuelta de hoja».▪️

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