Los parques eólicos pueden compensar sus emisiones en solo dos años

En solo dos años de funcionamiento, un parque eólico puede compensar las emisiones de carbono generadas a lo largo de toda su vida útil de treinta años, todo un récord si se compara con las centrales térmicas, según un estudio.

Por Taylor & Francis

Ilustración de un parque eólico

Tras menos de dos años de funcionamiento, un parque eólico puede compensar las emisiones de carbono generadas a lo largo de sus treinta años de vida útil, en comparación con las centrales térmicas.

Así lo afirma un nuevo estudio revisado por expertos y publicado en el Journal of the Royal Society of New Zealand, que también demuestra que en seis meses una turbina puede generar toda la energía consumida a lo largo de su ciclo de vida.

El estudio utiliza datos del parque eólico terrestre de Harapaki, en Hawke's Bay (Nueva Zelanda), pero los autores explican que sus conclusiones podrían aplicarse a la mayoría, si no a todos, de los parques eólicos del mundo.

“La tecnología de aerogeneradores empleada en Nueva Zelanda coincide con la utilizada a escala internacional— explica la autora principal, Isabella Pimentel Pincelli, del grupo de investigación sobre sistemas energéticos sostenibles de la Facultad de Ingeniería, en la Universidad Victoria Te Herenga Waka de Wellington.

Los parques eólicos terrestres juegan un importante papel en la transición energética.

“Aunque la compensación de carbono dependerá de la tecnología que sustituya a la usada hasta ahora en los aerogeneradores, cabe esperar una compensación similar a escala internacional. En Nueva Zelanda se trata de turbinas de gas, pero en muchos países estas se sustituirán por generadores de combustibles fósiles— dice Pimentel. Y continúa—: Los resultados de nuestro estudio subrayan la eficiencia medioambiental de los parques eólicos terrestres y su importante papel en la transición energética. En particular, la fabricación de aerogeneradores es el principal factor que contribuye a las huellas de carbono y energía, lo que pone de relieve un área crítica para las estrategias de mitigación ambiental específicas”.

Turbina eólica

En el estudio se ha analizado la bibliografía actual sobre parques eólicos y se han utilizado datos reales de construcción de estas estructuras para tener en cuenta desde la fabricación de las distintas piezas de las turbinas y su transporte hasta el desmantelamiento de todo el parque eólico de Harapaki, que consta de 41 turbinas.

Los resultados indican que este parque en concreto dejará una huella de carbono de 10,8 gCO2eq/kWh, lo que equivale a un tiempo de amortización de los gases de efecto invernadero de 1,5-1,7 años para las turbinas de gas de ciclo combinado, y un tiempo de amortización de la energía de 0,4-0,5 años.

Alan Brent, coautor del estudio y catedrático de Sistemas Energéticos Sostenibles de Wellington, explica que, si bien los resultados ponen de manifiesto que las centrales eólicas terrestres se ajustan a los principios del desarrollo sostenible, aún puede explorarse más a fondo la manera de hacer más ecológico el proceso de fabricación.

“Los impactos ambientales de las fases de instalación y transporte son importantes. Juntas representan casi el 10% de las emisiones totales— afirma Brent. Y añade—: Por lo tanto, sigue siendo crucial continuar aplicando mejoras destinadas a limitar los impactos ambientales negativos y maximizar al mismo tiempo las contribuciones positivas a lo largo de toda la cadena de suministro de las centrales eólicas terrestres”.

Un proceso de reciclaje para las palas al final de su vida útil.

En particular, la fabricación de turbinas eólicas es el principal contribuyente a las huellas de carbono y energía, lo que destaca un área crítica para estrategias específicas de mitigación ambienta, según este catedrático.

Para abordar el gasto de carbono en el proceso de desarrollo de dichos parques eólicos, el equipo de expertos recomienda desarrollar un proceso de reciclaje para las palas al final de su vida útil.

Actualmente, las palas se desechan en vertederos debido a la viabilidad comercial, pero reciclarlas, ya sea mecánica o químicamente, podría reducir las emisiones de los 10,8 gCO2eq actuales a un potencial de 9,7.

Además, el equipo recomienda que se realicen investigaciones periódicas en este ámbito, ya que con los “rápidos avances de las tecnologías será necesario garantizar que la investigación siga reflejando las prácticas actuales para informar con precisión los procesos de toma de decisiones”.

Este estudio tiene algunas limitaciones metodológicas. En primer lugar, se centra únicamente en la intensidad energética y las emisiones a lo largo del ciclo de vida del parque eólico, a pesar de que existen otros impactos ambientales, como el agujero de la capa de ozono, la toxicidad humana, la acidificación, la eutrofización y el agotamiento de los recursos. Tampoco se tuvieron en cuenta los impactos sociales, sobre la vida salvaje o las consecuencias económicas.

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