Los neandertales de Burgos coleccionaban fósiles
Hace 46.000 años, los neandertales de la cueva burgalesa de Prado Vargas recopilaban fósiles de origen marino, lo que constituye la primera evidencia de que una especie distinta al Homo sapiens capaz de coleccionar fósiles. Pero ¿por qué lo hacían?
Por Enrique Coperías
Un artículo publicado en la revista Quaternary revela que los neandertales de la cueva Prado Vargas, en Cornejo (Burgos), coleccionaban fósiles de origen marino hace 46.000 años. Se trata de la primera vez que una especie diferente al Homo sapiens fue capaz de reunir una colección, en este caso, de piezas fósiles.
El artículo, coordinado por Marta Navazo Ruiz, investigadora de la Universidad de Burgos y en el que ha participado Alfonso Benito Calvo, geólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), analiza los quince fósiles marinos que desde el año 2016 se han descubierto en la excavación sistemática del nivel n.º 4 de este yacimiento, que forma parte del Monumento Natural de Ojo Guareña. Este es uno de los sistemas kársticos más grande de Europa, con más de cien kilómetros de simas, cuevas y galerías.
El estudio taxonómico de los fósiles ha permitido determinar que todos ellos pertenecen al filo de los moluscos (Mollusca), salvo uno de ellos, que se corresponde con el filo en el que se engloban los erizos de mar (Echinodermata). De los moluscos, la mitad pertenecen a la clase de los bivalvos (Bivalvia) y la otra mitad, a la de los gasterópodos (Gastropoda).
¿Por qué los neandertales recolectaban fósiles?
Dentro de estos últimos, la familia mejor representada, con seis especímenes, es la de los tylostomas (Tylostomatidae). Estos son fósiles que pertenecen a la misma clase que los caracoles actuales y que pueden alcanzar los 10 cm, poseen una concha holostomada, con varias espiras, la última de las cuales es de mayor tamaño. Los fósiles de tylostomas hallados en la cueva de Prado Vargas fueron caracoles que habitaron sobre la superficie de fondos marinos poco profundos hace millones de años.
Los neandertales de la cueva de Prado Vargas, en sus constantes desplazamientos por el territorio en busca de recursos esenciales como alimento, madera para fabricar jabalinas o sílex para tallar herramientas, identificaron varios depósitos donde afloraban estos valiosos materiales fósiles. Estos grupos recogían los fósiles y los transportaban hasta su refugio en la cueva, situada a una distancia de entre dos y cuatro kilómetros de los distintos afloramientos.
Para los coleccionistas prehistóricos, estos fósiles tal vez poseían un valor especial que trascendía su utilidad práctica, ya que solo uno de ellos muestra marcas de haber sido empleado como percutor en la fabricación de herramientas de piedra. La cuidadosa selección y el transporte de estos fósiles al interior de la cueva por parte de los neandertales sugieren un significado simbólico o cultural.
Este comportamiento ha llevado al equipo de investigación a desarrollar diversas hipótesis para intentar comprender su propósito y su posible relevancia en la vida de estos grupos neandertales.
Pudieron haber sido coleccionados simplemente por razones estéticas porque les gustaba la forma de los fósiles, o para intercambiarlos dentro del grupo o con otros grupos neandertales; o para jugar con ellos, o para reforzar la identidad cultural como un elemento de cohesión social del propio grupo, en la medida que estos fósiles les relacionaban directamente con el territorio en el que vivían.
Otra posibilidad es que la recolección de estos curiosos fósiles fuera llevada a cabo por los niños del grupo. Estudios sobre nuestra especie, han demostrado que la característica de la colección de objetos se desarrolla durante la infancia. Según los especialistas, la conducta coleccionista aparece en los individuos infantiles entre los tres y seis años de edad, en el momento que empiezan a ser conscientes de sí mismos, y continúa hasta que tienen doce años.
Durante la pubertad se sigue coleccionando, pero en menor medida, y a partir de los dieciocho años este comportamiento se debilita y no vuelve a reaparecer hasta los cuarenta años. La inclinación de los seres humanos a coleccionar se origina en una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales que se entrelazan para satisfacer necesidades emocionales, cognitivas y sociales.
Coleccionar puede ser desde una forma de expresar la identidad personal o de construir un sentido de pertenencia y una manera de preservar la historia, ya sea personal, cultural o universal, hasta un modo de vivir una sensación de logro, orden y control, lo que puede ser emocionalmente reconfortante, y de satisfacer el deseo de aprender más sobre un tema específico.
«Es posible que los neandertales de Prado Vargas encontraran los fósiles intencionalmente o por casualidad, pero lo que está claro es que su transporte hasta la cueva fue deliberado, sistemático y repetitivo, por lo que se constata su impulso e interés por recolectar estos fósiles. De esta forma, los neandertales de esta cueva burgalesa se han convertido, hasta el día de hoy, en los primeros coleccionistas de fósiles de nuestro proceso evolutivo», concluyen los autores. ▪️
Información facilitada por el CENIEH
Fuente: Navazo Ruiz, M., Benito-Calvo, A., Lozano-Francisco, M. C., Alonso Alcalde, R., Alonso García, P., de la Fuente Juez, H., Santamaría Diez, M., & Cristóbal Cubillo, P. Were Neanderthals the First Collectors? First Evidence Recovered in Level 4 of the Prado Vargas Cave, Cornejo, Burgos and Spain. Quaternary (2024). DOI: https://doi.org/10.3390/QUAT7040049