Las heces y los vómitos de los dinosaurios «nos hablan» del éxito de estos reptiles
El análisis superdetallado de los excrementos fósiles muy bien conservados de los primeros grandes dinosaurios herbívoros arroja luz sobre cómo estas criaturas llegaron a dominar la Tierra.
Por Enrique Coperías
En el marco de una colaboración internacional, investigadores de la Universidad de Uppsala, en Suecia, han logrado identificar restos de alimentos no digeridos, de plantas y de presas en las heces fosilizadas de dinosaurios, conocidas como coprolitos. Estos análisis de cientos de muestras aportan pistas sobre el papel que desempeñaban los dinosaurios en el ecosistema hace unos 200 millones de años, según un artículo científico publicado en la revista Nature.
«Descifrar quién se comía a quién en el pasado es una auténtica labor detectivesca —afirma Martin Qvarnström, investigador del Departamento de Biología de Organismos de la citada universidad y autor principal del estudio. Y añade—: Poder examinar qué comían los animales y cómo interactuaban con su entorno nos ayuda a entender qué permitió a los dinosaurios tener tanto éxito».
Paleontólogos de la Universidad de Uppsala, en colaboración con investigadores de Noruega, Polonia y Hungría, han examinado cientos de muestras utilizando imágenes avanzadas obtenidas con un microscopio que usan la luz de sincrotrón para visualizar en detalle las partes internas ocultas de las heces fosilizadas. Mediante la identificación de restos de alimentos no digeridos de plantas y presas, han recreado la estructura de los ecosistemas en la época en que los dinosaurios iniciaron su historia de éxito.
Los ecosistemas de Pangea
El estudio se centró en una región hasta entonces poco explorada, la cuenca polaca del Triásico Tardío, en el norte del entonces supercontinente Pangea. Los investigadores construyeron una imagen completa de los ecosistemas del Triásico y el Jurásico, de hace entre 230 y 200 millones de años, combinando la información de los coprolitos con datos climáticos e información de otros fósiles: plantas, marcas de mordeduras, vómitos, huellas y huesos.
«El material de investigación se recopiló a lo largo de veinticinco años. Nos llevó muchos años reunirlo todo en una imagen coherente», afirma Grzegorz Niedźwiedzki, investigador del Departamento de Biología de Organismos y autor principal del estudio, en una nota de prensa de la Universidad de Uppsala. Y continúa—: Nuestra investigación es innovadora, porque hemos optado por comprender la biología de los primeros dinosaurios a partir de sus preferencias alimentarias. Hubo muchos descubrimientos sorprendentes por el camino».
Los coprolitos incluían restos de peces, insectos, animales más grandes y plantas, algunos de los cuales estaban inusualmente bien conservados, incluidos pequeños escarabajos y peces semicompletos. Otros coprolitos contenían huesos masticados por depredadores que, como las hienas actuales, trituraban los huesos para obtener sales y médula.
El contenido de los coprolitos de los primeros grandes dinosaurios herbívoros, los saurópodos, los cuales exhibían un característico cuello largo, una cabeza pequeña, patas gruesas y una cola robusta, sorprendió a los investigadores. Contenían grandes cantidades de helechos arborescentes, pero también otros tipos de plantas y carbón vegetal. La hipótesis de los paleontólogos es este último lo ingerían para desintoxicar el contenido del estómago, ya que los helechos pueden ser tóxicos para los herbívoros.
La investigación aborda una importante laguna en los conocimientos actuales: los primeros 30 millones de años de evolución de los dinosaurios durante el Triásico Superior. Aunque se sabe mucho sobre su vida y extinción, los procesos ecológicos y evolutivos que condujeron a su auge están en gran parte inexplorados. El estudio da como resultado un modelo en cinco etapas de la evolución de los dinosaurios que, según los investigadores, puede explicar patrones globales.
El universo de los dinosaurios evolucionó desde unos primeros dinosaurios oportunistas y omnívoros, que dejaron paso a terópodos insectívoros y piscívoros, así como a pequeños dinosaurios omnívoros, hasta los grandes terópodos herbívoros del Cretácico.
El equipo de paleontólogos subraya que comprender cómo lograron su éxito los primeros dinosaurios puede ofrecer valiosos conocimientos sobre los ecosistemas prehistóricos y los procesos evolutivos en general. Los resultados muestran que la diversidad dietética y la adaptabilidad fueron rasgos cruciales para la supervivencia durante los cambios ambientales del Triásico Superior.
«Desgraciadamente, el cambio climático y las extinciones masivas no son solo cosa del pasado. Al estudiar los ecosistemas remotos, comprendemos mejor cómo la vida se adapta y prospera en condiciones ambientales cambiantes», afirma Qvarnström.
«La forma de evitar la extinción es comer muchas plantas, que es exactamente lo que hacían los primeros dinosaurios herbívoros. La razón de su éxito evolutivo es un verdadero amor por los brotes verdes y frescos de las plantas», concluye Niedzwiedzki. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Uppsala
Fuente: Qvarnström, M., Vikberg Wernström, J., Wawrzyniak, Z. et al. Digestive contents and food webs record the advent of dinosaur supremacy. Nature (2024). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-024-08265-4