Las grandes aves, parientes cercanos de los dinosaurios, muestran habilidades técnicas para resolver problemas
¿Podrían las aves más cercanas a los dinosaurios ser más inteligentes de lo que creíamos? Un estudio revela que emúes y ñandúes son capaces de resolver problemas complejos, lo que rompe mitos sobre su supuesta «torpeza» y ofrece pistas sobre la cognición de los dinosaurios.
Por Enrique Coperías
Uno de los emú que participó en el estudio consistente en conseguir alimento en un comedero especial. Cortesía: Fay Clark
Las grandes aves, consideradas los parientes vivos más cercanos a los dinosaurios, han demostrado una capacidad sorprendente para innovar técnicamente tras resolver tareas físicas que les permiten acceder a alimentos. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre la inteligencia aviar, especialmente en especies paleognatas —un grupo ancestral de aves que incluye a los ratites (como emúes, ñandúes, avestruces, casuarios y kiwis) y a los tinamúes— que hasta ahora habían sido poco estudiadas.
Por primera vez, un estudio científico ha evidenciado que las aves paleognatas, como el emú (Dromaius novaehollandiae) y el ñandú (Rhea americana), son capaces de superar problemas complejos mediante la innovación técnica. Estos resultados desafían muchas de las creencias asentadas sobre su inteligencia y abren nuevas vías de investigación sobre el comportamiento cognitivo de aves estrechamente relacionadas con los dinosaurios.
El estudio, publicado en Scientific Reports por Fay Clark y su equipo de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, consistió en someter a nueve ejemplares de tres especies —emúes, ñandúes y avestruces— a una tarea rotatoria. Las aves debían mover un agujero en una rueda hacia una cámara que contenía alimento.
Esta tarea, diseñada específicamente para el estudio, se diferencia de las cajas de rompecabezas tradicionales, ya que implicaba un enfoque aditivo —alinear un agujero con el alimento— en lugar del enfoque sustractivo, esto es, retirar un obstáculo para acceder a la comida.
Resultados sorprendentes en emúes y ñandúes
El diseño rotatorio ofrecía varias oportunidades de extracción de alimento antes de volver a recargar el recipiente, imitando así la forma natural de comer. Esta aproximación redujo la intervención humana y proporcionó un contexto más relevante desde el punto de vista ecológico para las aves.
Los emúes, que previamente habían sido calificados como «el ave más tonta del mundo», lograron alinear el orificio con la cámara de alimentos y lo movieron en la dirección más eficiente hacia la comida en el 90,4% de los casos. Uno de los ñandúes machos (R1) no solo utilizó esta técnica, sino que también ideó una segunda solución: desmontar el perno central de la rueda, para de este modo retirarla y acceder a todos los compartimentos de comida.
«Numerosas investigaciones demuestran que cuervos y loros son expertos en la resolución de problemas. Aunque recientemente los científicos han comenzado a interesarse por otras especies, como gaviotas y rapaces, todas ellas pertenecen al grupo Neognathae —explica Clark. Y añade—: ¿El problema? Cuanto más estudiamos repetidamente a las mismas especies, más alimentamos una cámara de eco del conocimiento, lo que genera la falsa impresión de que otras aves son menos inteligentes. En realidad, simplemente no han sido estudiadas al mismo nivel».
Factores cognitivos y cerebrales en la innovación
El equipo de investigación clasificó la innovación observada en los paleognatos como de bajo nivel o simplista. A pesar de ello, sigue siendo un hallazgo muy relevante. Antes de este estudio, no existían registros de innovación técnica en aves paleognatas. La creencia generalizada era que se trataba de aves bobas.
«Nuestra investigación demuestra que la innovación técnica puede haber evolucionado mucho antes en las aves de lo que se pensaba. Esto sugiere que la cognición técnica pudo estar presente en los ancestros comunes de las aves modernas y los dinosaurios», afirma Clark.
A diferencia de lo que se cree, no existe un tamaño cerebral mínimo para que las aves puedan innovar. Aunque los paleognatos tienen cerebros relativamente pequeños, los emúes y ñandúes demostraron que el tamaño encefálico no es el único factor determinante en la capacidad cognitiva.
En este estudio, se observó una asociación positiva entre la diversidad motora y la habilidad de innovación. Las aves que innovaron mostraron una mayor diversidad en sus comportamientos motores al interactuar con la tarea asignada.
Por ejemplo, los emúes etiquetados como E1 y E2 innovaron en el noveno ensayo tras varias sesiones de interacción. El ñandú R1 realizó su innovación más compleja —el desmontaje del perno— en apenas cinco minutos de su primera sesión. Posteriormente, al descubrir la solución más sencilla de girar la rueda, abandonó la estrategia compleja, lo que sugiere un proceso de aprendizaje y optimización cognitiva.
El estudio con los emúes ha demostrado que aprenden mediante ensayo y error. La capacidad de innovación observada en estas aves fue simple pero significativa, ya que demostraron capacidad para resolver problemas mediante la repetición de acciones motoras simples. Cortesía: Fay Clark
Hasta los dinosaurios y más allá
El hallazgo tiene profundas implicaciones evolutivas. Los paleognatos son considerados modelos vivos para estudiar el comportamiento de los dinosaurios no avianos, esto es, todos los dinosaurios que no están relacionados con las aves modernas, como el Tyrannosaurus rex y el Triceratops. La capacidad de estas aves para resolver problemas técnicos podría ofrecer nuevas perspectivas sobre las habilidades cognitivas de los reptiles que reinaron en la Era Secundaria.
«Cuanto más estudiemos a las aves paleognatas, más entenderemos el panorama general de la cognición en las aves —asegura Clark. Y añade—: Dado que estas especies son los parientes vivos más cercanos a los dinosaurios, esta investigación también podría ofrecer nuevas perspectivas sobre el comportamiento de los propios dinosaurios».
El equipo planea ahora realizar más investigaciones cognitivas en aves paleognatas. Consideran esencial aplicar la misma tarea rotatoria a otras especies para evaluar de manera justa cómo enfrentan y resuelven problemas similares. La comparación de tareas aditivas frente a sustractivas en diferentes especies podría arrojar luz sobre el desarrollo evolutivo de la cognición técnica en las aves.
Aprendizaje por ensayo y error
En palabras de Clark, los resultados del estudio apuntan a que la innovación observada en los emúes y ñandúes fue simplista pero significativa, ya que demostraron capacidad para resolver problemas mediante la repetición de acciones motoras simples. Esto sugiere un aprendizaje individual por ensayo y error.
Además, el equipo de Clark identificó una relación positiva entre la diversidad en el uso de movimientos motores y el éxito cognitivo, lo que indica que la variedad de comportamientos motrices favorece la innovación. La investigación también destaca la importancia evolutiva de estos hallazgos, ya que sugiere que la capacidad de innovación técnica en aves paleognatas pudo haber evolucionado mucho antes en la historia de las aves, posiblemente en los dinosaurios.
Por último, Clark y sus colegas detectaron diferencias interespecíficas notables, ya que las avestruces, a pesar de poseer el cerebro más grande de las avesactuales, no mostraron ninguna capacidad de innovación en este estudio, lo que plantea interrogantes sobre los factores reales que determinan la cognición técnica, o sea, la capacidad de un animal para resolver problemas mediante el uso de herramientas o estrategias innovadoras. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Bristol
Fuente: Clark, F. E., Burdass, J., Kavanagh, A. et al. Palaeognath birds innovate to solve a novel foraging problem. Scientific Reports (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41598-025-88217-8