La meseta iraní se revela como el centro neurálgico de las primeras migraciones humanas fuera de África

Un nuevo estudio que combina evidencia genética, paleoecológica y arqueológica ha revelado que la meseta iraní o persa es una ubicación geográfica fundamental que sirvió como centro de expansión para el Homo sapiens durante las primeras etapas de su migración fuera de África.

Por Carley Rosengreen

Ilustración de un grupo de Homo sapiens primitivos caminando por la orilla del lago Taleghan (Irán) generada con DALL-E.

Ilustración de un grupo de Homo sapiens primitivos caminando por la orilla del lago Taleghan (Irán) generada con DALL-E.

Este estudio arroja nueva luz sobre el complejo periplo de las poblaciones humanas, y pone en entredicho las ideas anteriores sobre la expansión de nuestra especie por Eurasia.

El estudio, publicado en Nature Communications, pone de relieve un periodo entre hace 70.000 y 45.000 años en el que las poblaciones humanas no se extendieron uniformemente por Eurasia, lo que deja un vacío en nuestra comprensión de su paradero durante este lapso de tiempo.

Entre las principales conclusiones de la investigación cabe destacar las siguientes:

  1. La meseta persa como centro de asentamientos humanos tempranos. Utilizando un enfoque genético novedoso combinado con modelos paleoecológicos, los investigadores han llegado a la conclusión de que la meseta iraní es la región donde se originaron las oleadas de población que se asentaron en toda Eurasia.

  2. Esta región surgió como un hábitat adecuado capaz de sustentar una gran población, si se compara con otras áreas de Asia occidental.

  3. Semejanza genética en poblaciones antiguas y modernas. El componente genético identificado en las poblaciones de la meseta persa subraya su diferenciación duradera en la zona, compatible con la naturaleza de núcleo de la región, y es ancestral a los componentes genéticos ya conocidos que habitaron la meseta.

  4. Esta firma genética se detectó gracias a un nuevo método que permite disociar 40.000 años de mezcla y otros factores de confusión. Esta conexión genética subraya la importancia de la meseta como lugar clave para los primeros asentamientos humanos y las migraciones posteriores.

La cueva Pebdeh, en la cadena montañosa de Zagros, estuvo ocupada por cazadores-recolectores hace 42.000 años.

La cueva Pebdeh, en la cadena montañosa de Zagros, estuvo ocupada por cazadores-recolectores hace al menos 42.000 años. Foto: Mohammad Javad Shoaee

Los recientes hallazgos, publicados en la revista Nature Communications, ofrecen una imagen mucho más clara de estos primeros movimientos humanos, según el profesor Michael Petraglia, coautor del estudio y director del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana de la Universidad Griffith. "Nuestro estudio multidisciplinar proporciona una visión más coherente del pasado remoto, al ofrecer información sobre el período crítico entre la expansión fuera de África (Out of Africa) y la diferenciación de las poblaciones euroasiáticas", dice Petraglia.

"La meseta persa emerge como una región clave, lo que subraya la necesidad de realizar más exploraciones arqueológicas", advierte este antropólogo.

Excavación antropológica en la cueva Pebdeh. Foto: Mohammad Javad Shoaee

"El descubrimiento aclara una parte de 20.000 años de la historia del Homo sapiens fuera de África, un período de tiempo durante el cual interactuamos con poblaciones de neandertales, y arroja luz sobre la relaciones entre varias poblaciones euroasiáticas. También proporciona pistas cruciales para comprender la historia demográfica de nuestra especie en Europa, Asia Oriental y Oceanía”, explica uno de los autores principales del trabajo, Leonardo Vallini, de la Universidad de Padua (Italia) .

"La revelación de la meseta persa como un centro de migración humana temprana abre nuevas puertas para la exploración arqueológica, enriqueciendo nuestra comprensión del viaje de nuestra especie a través de los continentes y destacando el papel fundamental de esta región en la configuración de la historia humana.", dice el profesor Luca Pagani, otro de los firmantes de esta publicación de la citada universidad italiana.

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