El sedentarismo infantil acelera el daño vascular prematuro
Abusar de las conductas sedentarias desde la infancia favorece la rigidez arterial, un indicador indirecto de daño vascular prematuro, según un nuevo estudio. Sin embargo, una actividad física ligera podría reducir este riesgo.
Por la Universidad de Finlandia Oriental (UEF)
El nuevo estudio que relaciona el sedentarismo entre los jóvenes y el riesgo vascular se realizó en colaboración entre la Universidad de Oxford, las Universidades de Bristol y Exeter y la Universidad de Finlandia Oriental, y los resultados se han publicado en Acta Physiologica.
Un estudio anterior con los mismos datos mostró un aumento en el tiempo sedentario entre la niñez y la edad adulta temprana de entre seis y nueve horas al día, lo que a su vez aumentó el riesgo de padecer obesidad grasa, dislipidemia, inflamación y agrandamiento del corazón. Los investigadores también identificaron la rigidez arterial como un nuevo factor causal de la obesidad infantil y adolescente, la resistencia a la insulina, la hipertensión, el síndrome metabólico y el daño cardíaco prematuro.
El envejecimiento también empeora la rigidez arterial. Los estudios en adultos sugieren que una rigidez arterial alta, a diferencia del endurecimiento natural, aumenta el riesgo de muerte prematura en un 47%. Hasta ahora no estaba claro si el sedentarismo incrementa la rigidez arterial independientemente del envejecimiento y de los factores de riesgo cardiometabólicos conocidos.
La rigidez arterial es un término utilizado en medicina para describir la disminución de la elasticidad de las arterias. Con la edad o debido a ciertas condiciones médicas, las paredes de las arterias pueden volverse más rígidas y menos flexibles. Esto puede afectar a la forma en que la sangre fluye a través de ellas y aumentar la carga de trabajo del corazón.
La rigidez arterial aumenta el riesgo de padecer infartos e ictus.
Existen varias razones por las que las arterias pueden volverse más rígidas. Es el caso de la acumulación de placa (aterosclerosis), la presión arterial alta (hipertensión), la diabetes, y otros factores de riesgo cardiovascular. La rigidez arterial se ha asociado con una mayor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares o ictus.
Una de las medidas utilizadas para evaluar la rigidez arterial es el índice de rigidez arterial aórtica, que se puede medir con técnicas no invasiva, como la tonometría y la ecografía. Estos métodos ayudan a evaluar cómo las ondas de pulso viajan a través de las arterias, lo que puede dar una indicación de la salud arterial y el riesgo cardiovascular de un individuo.
En términos de manejo y tratamiento, reducir la rigidez arterial implica abordar los factores de riesgo subyacentes. Esto puede incluir cambios en el estilo de vida, como mejorar la dieta, aumentar la actividad física, dejar de fumar y manejar el estrés. En algunos casos, también pueden ser necesarios medicamentos para controlar la presión arterial alta, el colesterol alto o la diabetes.
La prevención es clave en el manejo de la rigidez arterial, y la adopción de un estilo de vida saludable desde una edad temprana puede ayudar a mantener la elasticidad arterial y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro.
La actividad física ligera (AFL) se perfila ahora como un enfoque eficaz para revertir el efecto nocivo del sedentarismo infantil. Sin embargo, no se ha examinado si la exposición a largo plazo a la AFL desde la infancia reduce la rigidez arterial. Esto se debe a que solo unos pocos estudios han medido repetidamente la rigidez arterial a gran escala en poblaciones jóvenes sanas.
El trabajo actual es el más amplio y de seguimiento más prolongado del mundo sobre el comportamiento del movimiento y la rigidez arterial medidos con acelerómetro, y en él se utilizaron los datos de la University of Bristol’s Children de los años noventa. En el estudio participaron 1.339 niños a los que se realizó un seguimiento desde los once hasta los veinticuatro años de edad.
Con acelerómetros en la cintura.
Los voluntarios llevaron acelerómetros —un método para valorar la actividad física en los diferentes periodos de la vida— dispuestos en la cintura a los once, quince y veinticuatro años durante 4-7 días y se les midió la rigidez arterial a los diecisiete y veinticuatro años. Se tomaron repetidamente muestras de sangre en ayunas para medir la glucosa, la insulina, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad —el llamado colesterol bueno—, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad —colesterol malo—, los triglicéridos y la proteína C reactiva de alta sensibilidad.
En los análisis se controlaron la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el hábito de fumar, el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.
La rigidez arterial viene determinada por la velocidad de la onda del pulso carótido-femoral. Durante los trece años de seguimiento, el aumento del tiempo de sedentarismo de seis a nueve horas diarias aceleró esta velocidad en un 10%, lo que indica un aumento de la rigidez, y se estimó que uno de cada mil adolescentes presentaba daños vasculares graves. Por otro lado, la práctica de AFT de al menos tres horas al día revirtió la rigidez arterial y el daño vascular.
El sedentarismo infantil es más peligroso para la salud de lo que se pensaba.
La actividad física de moderada a intensa (AFMV) no redujo la rigidez arterial, sino que la aumentó ligeramente, debido a la adaptación fisiológica de la pared vascular causada por el aumento de la masa muscular. Sin embargo, el aumento de la rigidez arterial inducido por la AFMV fue al menos tres veces menor que el causado por el sedentarismo.
"Nuestros estudios recientes parecen poner de relieve que el sedentarismo infantil es más peligroso para la salud de lo que se pensaba", afirma Andrew Agbaje, experto en Epidemiología Clínica y Salud Infantil de la Universidad de Finlandia Oriental.
"El sedentarismo es la causa fundamental de varios factores de riesgo de enfermedades, como la obesidad grasa, los niveles elevados de lípidos, la inflamación y la rigidez arterial. Estos factores de riesgo intermedios y las enfermedades propiamente dichas pueden combatirse realizando al menos tres o cuatro horas de actividad física prolongada al día"—dice Agbaje. Y añade—: Aunque las directrices sobre actividad física de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no contemplan la LPA, no obstante, los expertos en salud pública, los responsables de las políticas sanitarias, los periodistas y blogueros especializados en salud, los pediatras y los padres deberían animar a los niños a participar en LPA a diario."
Información facilitada por la Universidad de Finlandia Oriental
Fuente:
1. Agbaje AO, Barker AR, Lewandowski AJ, Leeson P, Tuomainen TP. Accelerometer-based sedentary time, light physical activity, and moderate-to-vigorous physical activity from childhood with arterial stiffness and carotid IMT progression: A 13-year longitudinal study of 1339 children. Acta Physiologyca (2024). DOI: https://doi.org/10.1111/apha.14132.
2. Agbaje AO. Mediating effect of fat mass, lean mass, blood pressure and insulin resistance on the associations of accelerometer-based sedentary time and physical activity with arterial stiffness, carotid IMT and carotid elasticity in 1574 adolescents. Journal of Human Hypertension (2024). DOI: https://doi.org/10.1038/s41371-024-00905-6