Una propuesta radical: usar explosiones nucleares para frenar el cambio climático

¿Y si la salvación del planeta dependiera de una explosión nuclear? Una nueva y controvertida propuesta sugiere detonar la mayor bomba de la historia en el fondo del océano para capturar carbono y frenar el cambio climático.

Por Enrique Coperías

Para 2100, el cambio climático podría causar 30 millones de muertes, mientras que una explosión nuclear controlada, aunque controvertida, podría prevenir esta catástrofe a largo plazo.

Para 2100, el cambio climático podría causar 30 millones de muertes, mientras que una explosión nuclear controlada, aunque controvertida, podría prevenir esta catástrofe a largo plazo. Imagen generada con DALL-E

El cambio climático se ha convertido en una de las amenazas más urgentes para la humanidad. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), si no se toman medidas drásticas, el calentamiento global podría causar daños económicos de entre 100 y 200 billones de dólares para finales de siglo y desplazar a cientos de millones de personas.

Frente a este escenario alarmante, algunos científicos exploran ideas innovadoras, y una de las más audaces es la presentada en un reciente estudio del Instituto de Tecnología de Rochester, en Estados Unidos: utilizar explosiones nucleares para acelerar la captura de carbono a gran escala.

La propuesta, liderada por el investigador Andy Haverly y recientemente publicados en el servidor de preimpresiones arXiv, plantea detonar un dispositivo nuclear en un lecho marino basáltico remoto para pulverizar la roca y así impulsar el proceso de meteorización mejorada (Enhanced Rock Weathering, ERW). Este fenómeno natural, mediante el cual las rocas silicatadas absorben dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera al degradarse, podría ser acelerado artificialmente con esta técnica.

Si bien la idea puede parecer sacada de la ciencia ficción, el estudio argumenta que es técnicamente factible y podría tener un impacto climático significativo.

La lógica detrás de la explosión nuclear para la captura de carbono

Cada año, se emiten alrededor de 36 gigatoneladas (Gt) de CO₂ a la atmósfera. Para lograr una reducción efectiva, el estudio propone capturar el equivalente a treinta años de emisiones, lo que requeriría eliminar 1,08 billones de toneladas de CO₂.

Según cálculos de Haverly, esto implicaría procesar aproximadamente 3,86 billones de toneladas de basalto. El problema es que extraer, triturar y distribuir tal cantidad de roca mediante métodos convencionales requeriría una cantidad de energía y recursos gigantesca.

Aquí es donde entra en juego la explosión nuclear. Según los cálculos del estudio, un solo estallido subterráneo con un rendimiento de 81 gigatoneladas de TNT podría pulverizar la cantidad de basalto necesaria para capturar esa cantidad de carbono. Para ponerlo en perspectiva, esta detonación sería 1.620 veces más potente que la bomba más grande jamás detonada, la Tsar Bomba de la Unión Soviética (50 megatones de TNT).

La idea es que el material resultante se distribuya por las corrientes oceánicas y acelere la captura de carbono de forma pasiva y sostenible en el tiempo.

¿Dónde y cómo se realizaría la explosión?

El sitio ideal para la detonación, según los investigadores, sería la meseta de Kerguelen, en el océano Austral. Este lugar, ubicado a unos 3-5 kilómetros de profundidad en el lecho marino y cubierto por 6-8 kilómetros de agua, presenta varias ventajas clave. En primer lugar, la enorme presión del agua—aproximadamente 800 atmósferas—ayudaría a contener la explosión, lo que evitaría ondas de choque catastróficas.

En segundo lugar, las corrientes oceánicas como la corriente circumpolar antártica ayudarían a distribuir los fragmentos de basalto, maximizando su efecto de absorción de carbono.

Otro punto fundamental es la seguridad radiológica. La propuesta sugiere usar un diseño de bomba nuclear basado en la fusión y asegurarse de que el basalto absorba la mayor parte de la radiación. Además, al detonarse en una zona remota y deshabitada, se minimizarían los impactos humanos directos.

Seguridad y riesgos: ¿vale la pena?

Las explosiones nucleares siempre han sido consideradas como eventos peligrosos e impredecibles. Sin embargo, el estudio argumenta que, en este caso, los beneficios superarían los riesgos. En términos de seguridad, se reconoce que habría contaminación radiactiva localizada, pero que esta sería mínima en comparación con el daño global causado por el cambio climático.

De hecho, Haverly y su equipo señalan que la humanidad ya ha detonado más de 2.000 bombas nucleares en pruebas militares sin efectos catastróficos para el planeta.

El mayor riesgo, según el análisis, no sería técnico sino político. Desde la década de 1960, tratados internacionales han restringido las pruebas y el desarrollo de armas nucleares. Cualquier intento de detonar la mayor bomba de la historia, aunque sea con fines climáticos, podría ser visto como una violación de estos acuerdos y una potencial amenaza para la estabilidad geopolítica.

Sin embargo, los autores sugieren que podrían realizarse excepciones, siempre y cuando exista un consenso global sobre la urgencia del cambio climático y la necesidad de soluciones drásticas.

Comparación con el impacto del cambio climático

Para evaluar la viabilidad de esta propuesta, el estudio compara sus impactos con los de un escenario donde el calentamiento global sigue sin control. Se estima que, para el año 2100, el cambio climático podría causar la muerte de 30 millones de personas debido a desastres naturales, enfermedades, crisis alimentarias y desplazamientos forzados.

En contraste, una explosión nuclear controlada, aunque traumática y polémica, podría evitar estas pérdidas humanas en el largo plazo.

Además, desde el punto de vista financiero, el argumento es contundente: mientras que el daño económico del cambio climático se estima en 100 billones de dólares para finales de siglo, el costo de una bomba de este tipo rondaría los 10.000 millones de dólares. Esto representaría un retorno de inversión de 10.000 veces el coste inicial, una cifra difícil de ignorar en términos de costo-beneficio.

¿Una locura o una solución realista?

A pesar de su enfoque extremo, la propuesta de utilizar explosiones nucleares para mitigar el cambio climático se enmarca dentro de un debate más amplio sobre la necesidad de pensar en soluciones de gran escala y alto impacto. Mientras que opciones más convencionales como la reforestación, la captura directa de carbono y la geoingeniería siguen siendo las más exploradas, los autores del estudio invitan a considerar también ideas más radicales.

Por supuesto, la viabilidad política y social de una iniciativa así sigue siendo altamente cuestionable. Sin embargo, el estudio sugiere que, si la crisis climática sigue agravándose y las soluciones actuales no logran frenar el calentamiento global, quizá en el futuro la humanidad deba recurrir a enfoques audaces que hoy parecen impensables.

En última instancia, esta propuesta deja sobre la mesa una pregunta inquietante: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a llegar para salvar el planeta? ▪️

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