Una nueva especie de escorpión « escupe» veneno para defenderse

Un escorpión descubierto en Colombia es capaz de rociar veneno con su aguijón y lanzarlo hasta ¡36 centímetros de distancia!

Por Enrique Coperías

Este escorpión, bautizado como Tityus achilles, puede rociar veneno desde su aguijón.

Este escorpión, bautizado como Tityus achilles, puede rociar veneno desde su aguijón. Cortesía: Léo Laborieux

Un equipo de investigadores liderado por Léo Laborieux, del Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de la Universidad de Harvard, en Harvard ha realizado un descubrimiento sorprendente: el primer escorpión sudamericano capaz de rociar veneno. Hasta ahora, los biólogos conocían dos géneros de escorpiones que llevaban esta práctica defensiva: el Hadrurus (familia Hadruridae), del noroeste de México y en el suroeste de Estados Unidos; y el Parabuthus (familia Buthidae), endémica del sur de África, aunque su distribución abarca el este de África hasta la Península Arábiga.

Esta nueva especie de escorpión lanzadora de veneno, bautizada científicamente como Tityus achilles, fue hallada en la región de Cundinamarca, en Colombia, y marca un hito en el estudio de la biodiversidad del continente. Este comportamiento defensivo representa un fascinante caso de evolución convergente, en el que diferentes especies desarrollan características similares en respuesta a presiones ambientales y evolutivas específicas.

Laborieux ha descubierto Tityus achilles emplea dos estrategias distintas de proyección de veneno: los flicks o sacudidas, que expulsan una gota individual a corta distancia, y los sprays o rociados continuos, capaces de alcanzar una distancia de hasta 36 centímetros.

Un veneno lanzado para «salir del paso»

Estos ataques, realizados en respuesta a amenazas percibidas, son eficaces para la defensa frente a depredadores. Sin embargo, a diferencia de otras especies que utilizan venenos metabólicamente costosos, el escorpión colombiano emplea un compuesto más económico y menos tóxico, lo que le permite preservar sus reservas de veneno más potente para situaciones críticas.

Para llevar a cabo este descubrimiento, Laborieux utilizó métodos de investigación innovadores, como grabaciones en vídeo de alta velocidad y análisis de ecuaciones balísticas. En total, analizó 46 lanzamientos de veneno, lo que permitió estimar la velocidad, la trayectoria y el volumen del veneno expulsado.

Los datos mostraron que los flicks son eyecciones breves y controladas, mientras que los sprays tienen una mayor duración, así como más volumen y alcance. Este análisis detallado ha permitido identificar que el Tityus achilles cuenta con un depósito significativo de preveneno, que puede utilizar en múltiples pulsos sin agotar sus reservas principales, algo que contrasta marcadamente con otras especies conocidas.

El nuevo escorpión fue encontrado en el bosque montano de la Cordillera Oriental, a una altitud de 1.350 metros. Este entorno, caracterizado por una alta humedad y temperaturas moderadas, ofrece un hábitat ideal para la especie, que vive exclusivamente en el suelo del bosque.

Su cuerpo, de unos 6,5 cm de largo, presenta una coloración rojiza oscura con baja fluorescencia bajo luz ultravioleta, una característica inusual en escorpiones que dificulta su detección nocturna. Esta adaptación podría estar relacionada con una estrategia evolutiva para evitar a los depredadores.

Un ejemplar de Tityus achilles lanza una dosis de veneno al ser molestado con una pajita.

Un ejemplar de Tityus achilles lanza una dosis de veneno al ser molestado con una pajita. Cortesía: Léo Laborieux

El descubrimiento de esta nueva especie tiene importantes implicaciones científicas. Por un lado, resalta la complejidad de los mecanismos de defensa en los escorpiones y su capacidad de adaptarse a diferentes contextos ecológicos. Por otro, plantea interrogantes sobre los factores que llevaron a la evolución del rociado de veneno en Sudamérica.

Las diferencias entre este escorpión colombiano y especies africanas, como Parabuthus, son notables: mientras estas últimas solo rocían veneno en respuesta a estímulos de alta intensidad, Tityus achilles puede hacerlo incluso frente a presiones leves. Además, la velocidad promedio de expulsión del veneno en esta nueva especie es casi el doble de la observada en los escorpiones africanos, lo que enfatiza su especialización en este comportamiento.

Laborieux destaca que, aunque el alcance del veneno rociado es limitado, el descubrimiento abre nuevas preguntas sobre las implicaciones ecológicas y médicas de este comportamiento. Por ejemplo, el veneno de Tityus achilles podría tener propiedades específicas que lo diferencien de otras especies del género, conocido por causar un porcentaje significativo de los casos de escorpionismo o picaduras accidentales ocasionadas por estos arácnidos en Colombia.

Ejemplar juvenil de Tityus achilles. Cortesía: LeFanDesBugs

El riesgo para los seres humanos es bajo

Sin embargo, su baja toxicidad relativa y el limitado rango del rociado sugieren que el riesgo para los seres humanos es bajo, y solo ha de preocupar por las picaduras directas.

Este hallazgo, que aparece publicado en la revista Zoological Journal of the Linnean Society, también señala nuevas direcciones para futuras investigaciones, según Laborieux. Para este biólogo evolutivo, que también trabaja en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Rosario, en Bogotá, sería útil estudiar las diferencias en el uso del veneno entre ejemplares juveniles y adultos, ya que los experimentos actuales se realizaron únicamente con individuos jóvenes, debido a la disponibilidad de especímenes.

También sugiere analizar con mayor profundidad la composición química del veneno rociado y compararlo con el de otras especies escupidoras para identificar patrones evolutivos. Comparaciones directas entre los géneros Tityus, Parabuthus y Hadrurus podrían revelar adaptaciones químicas y de comportamiento, lo que ampliaría nuestra comprensión de la evolución de los sistemas de veneno.

Sin duda alguna, el descubrimiento del Tityus achilles como el primer escorpión sudamericano capaz de rociar veneno no solo amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad regional, sino que también ofrece una oportunidad única para explorar la evolución y funcionalidad de esta fascinante adaptación defensiva.

En palabras de Laborieux, este hallazgo subraya la importancia de continuar investigando la diversidad biológica en áreas relativamente poco estudiadas, como son los bosques montanos de Colombia, y promete abrir nuevas ventanas al estudio de las estrategias defensivas en el reino animal.

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