El músculo del oído que creías que no usabas, excepto para mover las orejas, se activa cuando escuchas con atención

¿Sabías que los humanos aún activan los músculos que antes movían sus orejas, como las de otros primates y las de los perros? Un estudio revela que estos vestigios evolutivos se activan cuando nos esforzamos por escuchar en entornos ruidosos. Pero ¿valen de algo?

Por Angharad Brewer Gillham / Frontiers

Cuando tratamos de aguzar el oido realizamos movimientos de las orejas casi imperceptibles que, según los expertos, es improbable que aporten un beneficio perceptible. Es más eficaz colocar una mano semicerrada alrededor del oído para escuchar mejor.

Cuando tratamos de aguzar el oido realizamos movimientos de las orejas casi imperceptibles que, según los expertos, es improbable que aporten un beneficio perceptible. Es más eficaz colocar una mano semicerrada alrededor del oído para escuchar mejor.

Para determinar si los humanos aún utilizan los músculos auriculares, remanentes evolutivos que permitían a nuestros antepasados primates mover las orejas para captar mejor los sonidos, los científicos colocaron electrodos a los lados de la cabeza de varios participantes y les pidieron que escucharan atentamente un audiolibro.

Durante el experimento, el sonido provenía de distintos ángulos y se introdujeron distracciones auditivas para desafiar su atención. Los resultados mostraron que, cuanto mayor era la dificultad de la tarea, más se activaban los músculos auriculares superiores, como si los participantes intentaran afinar el oído al estilo de perros o gatos. Cuando los sonidos provenían desde atrás, los músculos auriculares posteriores se contraían, sugiriendo un intento de orientar las orejas en esa dirección.

Si puedes mover las orejas, estás activando músculos que ayudaban a nuestros ancestros a captar mejor las fuentes de sonidos. Estos músculos auriculares modificaban la forma del pabellón auricular —o concha de la oreja—, para canalizar las ondas sonoras hacia los tímpanos.

Unos músculos que mueven la oreja de forma imperceptible

Sin embargo, hace millones de años, los humanos dejaron de depender de este mecanismo, y se convirtió en vestigial. Ahora, los científicos han descubierto que, aunque ya no muevan las orejas de manera perceptible, estos músculos siguen activándose cuando intentamos enfocar la atención en sonidos específicos.

«Hay tres músculos principales que conectan el pabellón auricular con el cráneo y el cuero cabelludo, esenciales para el movimiento de las orejas —explica Andreas Schröer, de la Universidad de Saarland y autor principal del estudio publicado en Frontiers in Neuroscience. Y añade—: Estos músculos, especialmente el auricular superior, muestran una mayor actividad durante tareas auditivas que requieren un esfuerzo considerable. Esto sugiere que su activación no es meramente refleja, sino que podría formar parte de un mecanismo de atención, especialmente en entornos auditivos desafiantes".

Evaluar la intensidad del esfuerzo auditivo es complicado sin recurrir a autoinformes. Sin embargo, la electromiografía, que mide la actividad eléctrica muscular, puede ayudar a identificar la activación de los músculos auriculares en respuesta a la atención auditiva. Estudios previos ya han demostrado que los músculos auriculares posterior y superior se activan en estas condiciones.

Dado que estos músculos tiran de las orejas hacia atrás y arriba, se cree que en el pasado facilitaban el ajuste de la posición del pabellón auricular para captar mejor los sonidos.

Si eres capaz de mover las orejas, estás utilizando músculos que en el pasado ayudaban a nuestros ancestros a localizar mejor los sonidos. Estos músculos auriculares ajustaban la forma del pabellón auricular, o concha de la oreja, para dirigir las ondas sonoras hacia los tímpanos.

Una pérdida de hace 25 millones de años

«Es difícil determinar por qué estos músculos se volvieron vestigiales, ya que nuestros antepasados perdieron esta capacidad hace aproximadamente 25 millones de años —señala Schröer. Y continúa—: Una posible explicación es que la presión evolutiva para mover las orejas desapareció conforme nos volvimos más dependientes de nuestros sistemas visual y vocal».

Para evaluar la activación de estos músculos en tareas auditivas exigentes, los investigadores reclutaron a veinte participantes sin problemas auditivos. Colocaron electrodos en sus músculos auriculares y les hicieron escuchar un audiolibro mientras se reproducían podcasts a modo de distracción desde altavoces situados delante o detrás de ellos. Cada participante completó doce pruebas de cinco minutos con tres niveles de dificultad.

En la fase fácil, el podcast era más silencioso que el audiolibro y el tono de voz del narrador contrastaba claramente con el ruido de fondo. Para aumentar la dificultad, los científicos añadieron un podcast con un tono de voz similar al del audiolibro, y elevaron el volumen de los distractores. Sin embargo, garantizaron que incluso la condición más desafiante fuera manejable: si los participantes desistían, no se registraba ningún esfuerzo fisiológico.

Luego, se les pidió que calificaran su esfuerzo auditivo y estimaran con qué frecuencia perdían el hilo del audiolibro en cada prueba. Además, respondieron preguntas sobre el contenido para evaluar su comprensión.

Los perros pueden mover sus orejas gracias a más de una docena de músculos auriculares, lo que les permite orientarlas hacia los sonidos, mejorar su audición y expresar emociones.

Los perros pueden mover sus orejas gracias a más de una docena de músculos auriculares, lo que les permite orientarlas hacia los sonidos, mejorar su audición y expresar emociones.

Los resultados revelaron que los músculos auriculares respondían de manera diferente según las condiciones. Los músculos auriculares posteriores reaccionaban a los cambios en la dirección del sonido, mientras que los superiores respondían a la dificultad de la tarea. A medida que aumentaba la dificultad, los participantes declaraban un mayor esfuerzo y una mayor frecuencia de pérdida del hilo del audiolibro, mientras que su precisión en las respuestas disminuía notablemente entre los niveles medio y difícil.

Esta tendencia se correlacionaba con la actividad de los músculos auriculares superiores: su activación no aumentó significativamente entre los niveles fácil y medio, pero se intensificó considerablemente en el nivel difícil. Esto sugiere que su actividad podría servir como un indicador objetivo del esfuerzo auditivo, aunque aún no está claro si esta activación mejora la audición de manera significativa.

«Los movimientos del oído generados por estas señales son tan pequeños que es improbable que aporten un beneficio perceptible —comenta Schröer. Y añade—: Sin embargo, la aurícula contribuye a nuestra capacidad para localizar sonidos. Así que nuestro sistema auriculomotor hace lo mejor que puede tras haber sido vestigial por 25 millones de años, aunque su impacto sea limitado».

Sensores colocados en las zonas próximas a la oreja para registrar el movimiento de los músculos auriculares. Cortesía: Frontiers

Los investigadores enfatizan que se requieren estudios adicionales para confirmar estos hallazgos y explorar aplicaciones prácticas. Como en muchos estudios auditivos, la muestra utilizada fue reducida y compuesta por adultos jóvenes sin problemas auditivos. Para obtener resultados más representativos, sería necesario incluir una muestra más amplia y diversa en entornos auditivos más realistas.

«Queremos investigar si la tensión muscular o los pequeños movimientos del oído influyen en la transmisión del sonido —dice Schröer. Y concluye—: Sería particularmente interesante analizar estos factores en personas con dificultades auditivas». ▪️

  • Información facilitada por Frontiers

  • Fuente: Andreas Schroeer, Farah I. Corona-Strauss, Farah I. Corona-Strauss, Ronny Hannemann, Ronny Hannemann, Steven A. Hackley, Steven A. Hackley, Daniel J. Strauss, Daniel J. Strauss. Electromyographic correlates of effortful listening in the vestigial auriculomotor system. Frontiers in Neuroscience (2025). DOI: https://doi.org/10.3389/fnins.2024.1462507

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