Desvelan las mutaciones que originan una de las malformaciones congénita del corazón más frecuentes
Un equipo internacional de científicos ha detectado las mutaciones que están detrás de una de las malformaciones congénitas más frecuentes del corazón. El hallazgo podría ayudar en el futuro a diseñar terapias farmacológicas alternativas a la cirugía.
Por Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)
La válvula aórtica bicúspide es la malformación congénita más común en los seres humanos, afectando alrededor del 1% al 2% de la población. Consiste en la presencia de dos valvas asimétricas en lugar de tres simétricas. A menudo, la malformación causa estenosis valvular y endocarditis, y está asociada con una calcificación temprana de la válvula aórtica. Actualmente, el único tratamiento disponible es la sustitución quirúrgica de la válvula.
Pero los resultados de un nuevo trabajo que ha sido coliderado por el grupo de investigación del doctor José Luis de la Pompa, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), podrían cambiar este escenario.
Este innovador estudio multicéntrico, publicado en JAMA Cardiology, revela que mutaciones nuevas y otras previamente descritas por este mismo grupo en el gen MINDBOMB1 (MIB1) en la revista Nature Medicine son la causa de la válvula aórtica bicúspide.
Esta información, señala el doctor De la Pompa, se espera que tenga un importante impacto en la sociedad, ya que podría ayudar en el futuro al diseño de posibles terapias farmacológicas y alternativas que conduzcan a la reducción de la sustitución quirúrgica de la válvula, el único tratamiento actual para la válvula aórtica bicúspide.
Para el investigador, “esto es especialmente relevante, ya que la válvula aórtica es la malformación congénita más común. Además, podría contribuir a reducir los altos costes que el tratamiento de esta enfermedad supone para el Sistema Nacional de Salud”.
La investigación combina la secuenciación del genoma y de genes candidatos en una cohorte familiar, el estudio de asociación de variantes raras en cohortes adicionales y también el estudio de asociación de variantes comunes en una tercera cohorte grande, explica Idit Tessler, del Hospital Sheba (Israel) y colíder del estudio. Además, el análisis de mutaciones se realizó en pacientes de diferentes poblaciones, lo que proporciona una mayor solidez al estudio.
Posteriormente, se validaron los resultados en modelos de ratones in vivo con el objetivo de analizar los mecanismos específicos por los cuales el gen MIB1 es tan importante para el desarrollo correcto del corazón. Para ello, Rebeca Piñeiro-Sabarís, del equipo del CNIC, liderado por el doctor De la Pompa, y coprimera autora en el estudio, introdujo dichas mutaciones en el genoma del ratón utilizando la técnica de edición genética conocida como CRISPR-Cas9.
Tras introducir estas mutaciones en MIB1 en un fondo genético parcialmente deficiente para NOTCH (fondo genético “sensitizado”), los investigadores observaron que los ratones doble heterocigotos desarrollaban la válvula aórtica bicúspide con una frecuencia elevada, a diferencia de lo observado en los pacientes que presentan la malformación con un único alelo mutante para MIB1 (heterocigotos). Además, estos ratones doblemente mutantes también mostraban defectos en el septo interventricular. Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Rebeca Piñeiro-Sabarís.
Los investigadores concluyen que la asociación genética identificada en este estudio entre el gen MIB1 y la válvula aórtica bicúspide (BAV) subraya el importante papel que tiene la vía de señalización NOTCH en la fisiopatología de la BAV y su potencial como diana tanto para el diseño de nuevas líneas diagnósticas y terapéuticas.
Información facilitada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)