Cómo detectar que un bebé ha estado expuesto al alcohol

La exposición de un bebé al alcohol durante la gestación podría confirmarse con un análisis de la placenta de la madre, según un estudio con ratones. Aplicado a humanos, el test permitiría la detección precoz del síndrome alcohólico fetal.

Por Enrique Coperías

El consumo de alcohol durante el embarazo puede tener consecuencias nefastas para el bebé.

El consumo de alcohol durante el embarazo puede tener consecuencias nefastas para el bebé. Imagen conceptual generada con DALL-E

Los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) constituyen un grupo de complicaciones médicas que pueden presentarse en una persona cuya madre bebió alcohol durante el embarazo. El alcohol en la sangre de la madre pasa al bebé a través del cordón umbilical, lo que puede desencadenar unos efectos devastadores en el desarrollo embrionario y fetal.

El síndrome alcohólico fetal (SAF) es su manifestación más extrema. Estamos ante una de las principales causas de retraso mental en niños, además de provocar problemas orgánicos, neurológicos y psicológicos. Aunque las tasas de prevalencia exactas son inciertas, se estima que uno de cada mil niños nace afectado por este síndrome.

El diagnóstico del SAF puede ser complicado, pero los pediatras pueden identificar en los bebés rasgos característicos. Los niños con síndrome alcohólico fetal a menudo presentan un crecimiento por debajo del promedio, tanto en el peso como en la altura, y muestran unos rasgos faciales distintivos, como ojos pequeños, labio superior delgado y un puente nasal plano.

Un diagnóstico que requiere de conocimientos y pericia médicas

También nacen con problemas neurológicos, que abarcan desde discapacidades intelectuales y dificultades en el aprendizaje hasta problemas de atención y comportamiento (problemas de socialización, impulsividad y dificultades para manejar las emociones). Los niños con SAF pueden además experimentar retrasos en el desarrollo motor y en el habla.

Como reconocen los expertos en la materia de la Clínica Mayo, «el diagnóstico del síndrome alcohólico fetal requiere conocimientos y pericia, y una evaluación exhaustiva».

Ahora, un nuevo estudio dirigido por Serge McGraw, investigador del Centro Hospitalario Universitario Sainte-Justine y profesor de la Universidad de Montreal, en Canadá, podría conducir al desarrollo de una prueba precisa para el diagnóstico del SAF. McGraw y su equipo afirman en un estudio publicado en la revista Environment International que los efectos de la exposición al alcohol en un embrión antes de su implantación en el útero pueden detectarse en la placenta, incluso en los momentos finales de la gestación.

Cambios epigenéticos en la placenta

No hay que olvidar que la placenta es un órgano temporal que se desarrolla durante el embarazo y que conecta al feto con la madre a través del útero. Su función principal es proporcionar nutrientes y oxígeno al feto, eliminar desechos y actuar como una barrera protectora. También produce hormonas esenciales para mantener el embarazo.

Utilizando un modelo de ratón muy adecuado para este tipo de exposición abusiva al alcohol, los científicos pudieron observar cambios moleculares significativos en la placenta del animal, incluida la expresión de numerosos genes y la metilación del ADN, un marcador epigenético que influye en la expresión génica, ya que actúa como interruptor.

Dado que la placenta desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la salud del feto, estos cambios podrían tener consecuencias importantes para el futuro del niño. El estudio también demuestra que las alteraciones de la metilación del ADN podrían proporcionar una firma molecular sólida para detectar la exposición al alcohol en las primeras etapas del embarazo.

Rasgos faciales característicos de un niño con síndrome alcohólico fetal, como ojos pequeños, labio superior delgado, surco nasolabial indiferenciado (el pliegue que hay entre la nariz el labio superior). Crédito: Cleveland Clinic

Alteraciones en el desarrollo cerebral

Esta prueba de concepto allana el camino para el desarrollo de pruebas diagnósticas en humanos que permitan detectar precozmente la exposición al alcohol desde los primeros días de vida del recién nacido.

Durante mucho tiempo se pensó que la exposición al alcohol durante la fase de preimplantación, o sea, cuando el ovocito fecundado pasa de ser unicelular a un embrión de un centenar de células, no tenía ningún efecto sobre el feto, siempre que el embrión lograra implantarse en el útero.

Sin embargo, en los últimos años, el equipo de McGraw ha demostrado que no es así. El joven embrión puede sobrevivir a esta exposición, pero el desarrollo cerebral puede verse alterado en diversos grados. El estudio publicado ahora revela por primera vez que los efectos nocivos del alcohol en el desarrollo fetal no son directamente atribuibles a anomalías placentarias.

No obstante, los cambios moleculares, sobre todo en la expresión génica debidos a cambios en los perfiles de metilación del ADN, podrían desempeñar un papel importante en estos efectos deletéreos asociados al SAF.

Efectos diferentes según el sexo

Curiosamente, el impacto epigenético de la exposición al alcohol varía según el sexo. En los embriones macho, la regulación de los genes relacionados con el crecimiento se vio más afectada, lo que corrobora los datos que muestran que los hombres son más vulnerables al retraso del crecimiento después de la exposición al alcohol antes de la implantación.

Sin embargo, en los embriones hembra, el fallo más evidente afectó a la regulación de los genes involucrados en el metabolismo de la serotonina, un neurotransmisor esencial para el desarrollo y la función del cerebro. Esto sugiere que una interrupción en esta vía de señalización podría contribuir a los defectos morfológicos cerebrales observados en el modelo de ratón usado en el experimento.

Hay que señalar que este estudio se basa en un consumo elevado de alcohol, el equivalente humano a cinco o seis copas en una hora. Este modelo es especialmente pertinente si se tiene en cuenta que alrededor de la mitad de los embarazos no son planificados y que el consumo de alcohol entre las mujeres está aumentando en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Hacia una detección precoz?

«Nuestro modelo trata de reproducir y comprender los efectos de una situación en la que una mujer embarazada de aproximadamente una semana —y portadora, por tanto, de un embrión de pocas células—, consume rápidamente una gran cantidad de alcohol, en una fiesta o en un bar, por ejemplo, sin saber necesariamente que está embarazada», explica McGraw.

Aunque estos resultados aún deben confirmarse en seres humanos, el equipo cree que los perfiles de metilación del ADN podrían ser un buen indicador de si un bebé ha estado expuesto al alcohol durante la gestación.

«De momento no existe ninguna prueba de diagnóstico molecular para la exposición prenatal al alcohol —explica McGraw. Y añade—: Así que, a menos que un niño esté muy gravemente afectado, las dificultades suelen pasar desapercibidas hasta la edad escolar o incluso la adolescencia. Estos jóvenes pueden, por ejemplo, tener problemas de concentración o de comportamiento que pueden dificultar su progreso escolar».

Una prueba de cribado basada en esta memoria molecular de la exposición al alcohol, que se encuentra grabada molecularmente en la placenta, garantizaría un seguimiento médico adecuado del niño desde una edad temprana.▪️

  • Información facilitada por la Universidad de Montreal

  • Fuente: Lisa-Marie Legault, Thomas Dupas, Mélanie Breton-Larrivée, Fannie Filion-Bienvenue, Anthony Lemieux, Alexandra Langford-Avelar, Serge McGraw. Sex-specific DNA methylation and gene expression changes in mouse placentas after early preimplantation alcohol exposure. Environment International (2024). DOI: https://doi.org/10.1016/j.envint.2024.109014.

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