Los primeros humanos prosperaron en condiciones extremas hace más de un millón de años

Un estudio revela que el Homo erectus se adaptó a entornos extremos, como desiertos y climas hiperáridos, hace más de un millón de años. Estos hallazgos reescriben la historia de la evolución humana y su capacidad de resiliencia.

Por Enrique Coperías

El nuevo estudio demuestra que el Homo erectus prosperó en condiciones marcadas por climas calurosos y secos, lo que subraya su notable adaptabilidad.

El nuevo estudio demuestra que el Homo erectus prosperó en condiciones marcadas por climas calurosos y secos, lo que subraya su notable adaptabilidad. Imagen conceptual generada con DALL-E

Un reciente estudio ha desentrañado una antigua incógnita sobre cuándo los primeros miembros del género Homo lograron adaptarse a entornos extremos, como desiertos y selvas tropicales. Los hallazgos, publicados en Nature Communications Earth & Environment, revelan que el Homo erectus prosperó en paisajes hiperaridos hace aproximadamente un millón de años, mucho antes de la aparición de nuestra especie, Homo sapiens.

«Nuestro trabajo demuestra cómo los primeros humanos, conocidos como homininos, lograron prosperar en condiciones extremas» explica Julio Mercader Florín, autor principal del estudio y profesor en las Facultades de Letras y Ciencias de la Universidad de Calgary (Canadá), en una nota de prensa de esta institución.

La investigación se desarrolló en el sitio conocido como Engaji Nanyori, ubicado en la Garghanta de Olduvai, en Tanzania, un lugar de importancia arqueológica reconocido por la UNESCO, considerado la cuna de la humanidad. Mediante un análisis multidisciplinario, que incluyó reconstrucciones climáticas, datación cronológica precisa, análisis biogeoquímicos y estudio de herramientas de piedra, los investigadores lograron reconstruir un entorno dominado por matorrales semidesérticos.

En la Garganta de Olduvai (Tanzania), los propietarios de tierras masái y los miembros del proyecto colaboran en las excavaciones del sitio de Engaji Nanyori

En la Garganta de Olduvai (Tanzania), los propietarios de tierras masái y los miembros del proyecto colaboran en las excavaciones del sitio de Engaji Nanyori. Cortesía: Julio Mercader

El agua, siempre cerca del «Homo erectus»

Según Mercader, el Homo erectus ocupó repetidamente este paisaje durante miles de años, y utilizó puntos estratégicos cercanos a fuentes de agua para mitigar riesgos en un ambiente hostil.

«Hay un grosor en la acumulación de restos arqueológicos y fósiles que nos está diciendo que una especie se dirigía a un punto muy concreto del paisaje para hacer lo que vino a hacer», advierte Mercader.

El coautor del estudio Jed Kaplan, experto en modelado de sistemas globales, reconstruyó el entorno de África Oriental durante el Pleistoceno Medio. Kaplan señala lo siguiente: «Condiciones como la desertificación extrema habrían sido desafíos inmensos para los homininos». Sin embargo, el estudio demuestra que el Homo erectus prosperó en condiciones marcadas por climas calurosos y secos, lo que subraya su notable adaptabilidad.

Unos homininos que aprovechaban los recursos

El análisis de la vegetación fósil y los restos animales sugiere que los homininos explotaron recursos cercanos a los ríos para subsistir. Según los investigadores, estos puntos no solo ofrecían agua, sino también oportunidades para obtener alimentos y materiales como piedras para fabricar herramientas.

El estudio también revela que el Homo erectus mostró una flexibilidad ecológica previamente atribuida solo a Homo sapiens. Por ejemplo, las herramientas líticas encontradas incluyen sofisticados utensilios del complejo Achelense, diseñados para tareas específicas como el procesamiento de carne.

Algunas de las herramientas líticas halladas en el yacimiento de Engaji Nanyori.

Algunas de las herramientas líticas halladas en el yacimiento de Engaji Nanyori. Cortesía: Julio Mercader et al. Commun Earth Environ (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s43247-024-01919-1

«La abundancia de marcas de corte en los huesos de animales evidencia que estos homininos aprovecharon intensamente los recursos disponibles», precisa Mercader.

Además, la reconstrucción del entorno basada en simulaciones y modelos de vegetación indica que Homo erectus vivió en un ecosistema que alternaba entre periodos de aridez extrema y fases más húmedas. Estas fluctuaciones climáticas parecen haber fomentado una estrategia de ocupación cíclica, en la que los homininos se concentraban cerca de confluencias fluviales durante los periodos más secos.

Kaplan subraya la relevancia de estos descubrimientos para comprender la historia de nuestra especie: «Homo erectus demuestra que la capacidad para sobrevivir en entornos extremos no es exclusiva de los humanos modernos. Esto redefine nuestra percepción de su adaptabilidad y su papel como generalistas ecológicos en un mundo cambiante».

Julio Mercader, profesor tanto en la Facultad de Artes como en la Facultad de Ciencias, es el autor principal de un nuevo estudio publicado en Nature.

Julio Mercader, profesor tanto en la Facultad de Artes como en la Facultad de Ciencias, es el autor principal de un nuevo estudio publicado en Nature. Cortesía: Colette Derworiz

Interrogantes sobre la cultura y la cognición del «Homo erectus»

Además, el estudio plantea preguntas intrigantes sobre la cultura y la cognición de estos homininos. Aunque no hay evidencia directa de lenguaje, los investigadores sugieren que Homo erectus podría haber desarrollado formas avanzadas de comunicación para coordinar actividades, como la búsqueda de agua y la producción de herramientas.

El éxito de la investigación se atribuye a la colaboración de expertos de diversas disciplinas, desde arqueólogos hasta especialistas en paleoclima y biogeoquímica. «Este estudio ilustra cómo la investigación moderna puede integrar múltiples líneas de evidencia para abordar preguntas fundamentales sobre el pasado», asevera Mercader.

En última instancia, estos hallazgos no solo enriquecen nuestra comprensión dle Homo erectus, sino que también proporcionan un modelo para futuras investigaciones sobre cómo los humanos primitivos interactuaron con entornos extremos, sentando las bases de nuestra expansión global. ▪️

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