¿Percibimos el peso de nuestras partes corporales y el peso de los objetos de manera diferente?
Un interesante estudio dice que sí, y arroja luz sobre la percepción corporal en individuos con anorexia y otros trastornos alimentarios.
Por Enrique Coperías
Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Psicosociales, en la Universidad de Londres, en el Reino Unido, ha analizado cómo percibimos el tamaño y el peso de las partes de nuestro cuerpo, centrándose en la mano, y han descubierto que esta percepción difiere significativamente de la forma en que evaluamos el peso de los objetos.
En efecto, mientras que los objetos más pequeños parecen más pesados debido a la conocida ilusión tamaño-peso, las manos más grandes se sienten más pesadas, y las más pequeñas, más ligeras, aunque ambas tengan el mismo peso. Este fenómeno, estudiado por el equipo de la Universidad Birkbeck de Londres con apoyo de la Fundación BIAL, tiene implicaciones importantes para comprender cómo nuestro cerebro calcula el peso corporal.
Nuestro cuerpo no solo es una parte integral de nuestra identidad, sino también un objeto físico tridimensional con propiedades como volumen, densidad y peso. A diferencia de los objetos externos, el esfuerzo necesario para mover nuestras extremidades suele pasar desapercibido. Esto sugiere que el cerebro procesa el peso del cuerpo de manera distinta al peso de los objetos.
Cómo el cerebro calcula el peso de las partes del cuerpo
Según el estudio, el cerebro calcula el peso combinando señales proprioceptivas —información que el cuerpo envía al cerebro sobre la posición, el movimiento y el esfuerzo de los músculos y las articulaciones—, vestibulares —información que proviene del sistema vestibular, ubicado en el oído interno—, visuales y motoras, ya que no existen receptores específicos que detecten el peso.
El equipo utilizó una ilusión visual-táctil para alterar la percepción del tamaño de las manos. Los participantes veían sus manos a través de espejos que las agrandaban o reducían, mientras se les aplicaban estímulos sincronizados con un pincel. Luego, comparaban el peso percibido de su mano con un peso suspendido de su muñeca.
Los resultados, publicados en la revisya Cognition, mostraron que los participantes subestimaban más el peso de la mano cuando la percibían como más pequeña, y menos cuando la percibían más grande.
Los hallazgos respaldan el llamado modelo de densidad constante, según el cual, al percibir una mano más grande, se interpreta como si tuviera más material, haciéndola parecer más pesada, mientras que una mano más pequeña parece más ligera.
Este modelo contrasta con la lógica de los objetos, donde un aumento en tamaño suele generar una percepción de menor peso si la masa permanece constante. Esto demuestra que el cerebro procesa de forma diferente las características físicas del cuerpo respecto a los objetos.
Implicaciones para la ciencia y la salud
Además de ampliar nuestro conocimiento sobre cómo el cerebro calcula el peso corporal, este estudio tiene aplicaciones prácticas en el ámbito de los trastornos alimentarios, condiciones de salud mental que afectan gravemente la relación de una persona con la comida, su cuerpo y su peso. Incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, entre otros.
Estas afecciones suelen estar asociadas con preocupaciones intensas por la imagen corporal, conductas alimentarias extremas y consecuencias físicas y emocionales graves. Si no se tratan de manera eficaz, los trastornos alimentarios pueden convertirse en problemas crónicos
«Comprender cómo los individuos con trastornos de la conducta alimentaria experimentan distorsiones en el tamaño y el peso corporal podría arrojar luz sobre las raíces de estas condiciones y su tratamiento», comenta Elisa Raffaella Ferrè, investigadora principal de la citada Facultad de Ciencias Psicosociales.
Una sesera muy flexible
El estudio también conecta con investigaciones previas que muestran cómo alterar la percepción del cuerpo puede influir en la percepción del dolor, el rendimiento motor y la forma en que interactuamos con los objetos. Estas observaciones sugieren que el cerebro adapta de manera flexible su interpretación del cuerpo en función de las señales sensoriales disponibles, lo que podría ser aprovechado en terapias para trastornos neurológicos y psicológicos.
A pesar de estos avances, aún quedan incógnitas importantes, como por qué el cerebro subestima sistemáticamente el peso real de la mano, percibiéndola un 49% más ligera de lo que es, según investigaciones recientes.
Los próximos estudios buscarán entender mejor cómo el cerebro combina las señales sensoriales para determinar el peso del cuerpo y cómo estas percepciones pueden ser moduladas en contextos clínicos y experimentales. ▪️
Información facilitada por la BIAL Foundation
Fuente: Denise Cadete, Vincenzo P. Marino, Elisa R. Ferrè and Matthew R. Longo. Perceived hand size and perceived hand weight. Cognition (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.cognition.2024.105998.