¿Dónde está el agua de Marte? Nueva investigación desafía la teoría de una corteza saturada
Científicos reabren el debate sobre la presencia de agua en la corteza de Marte. Un nuevo análisis sugiere que el planeta rojo podría tener mucho menos líquido atrapado de lo que se creía.
Por Enrique Coperías
Esta imagen, tomada por la Cámara Estéreo de Alta Resolución (HRSC) a bordo de la nave espacial Mars Express de la ESA, muestran un parche de hielo de agua en el suelo de un cráter sin nombre, cerca del polo norte marciano.
Hace 3.000 millones de años atrás, Marte tuvo agua líquida en su superficie de manera intermitente. Sin embargo, tras la pérdida de gran parte de su atmósfera, el agua en Marte se esfumó.
Aún persiste la incertidumbre sobre su destino: si quedó atrapada como hielo, confinada en acuíferos profundos, incorporada en minerales o se disipó en el espacio. Esta cuestión sigue siendo un área clave de investigación sobre el planeta rojo, en particular para Bruce Jakosky, investigador principal de la misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN) y científico del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial (LASP) de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos.
La controversia en torno a la cantidad de agua almacenada en la corteza de Marte —la capa rocosa más externa del planeta, con una profundidad de hasta 70 kilómetros— se intensificó recientemente con la publicación de un estudio en agosto de 2024 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los datos de la misión InSight
En este trabajo, el geofísico Vashan Wright, del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, en Estados Unidos, y su equipo utilizaron modelos de física de rocas para interpretar los datos sísmicos y de gravedad obtenidos por la misión InSight de la NASA.
Lanzada en 2018, esta misión finalizó en 2022 debido a la acumulación de polvo en sus paneles solares, que impedía la generación de energía. Sin embargo, sus datos siguen siendo analizados para entender la estructura interna de Marte.
El estudio de Wright y sus colegas concluyó que la corteza media marciana, entre los 11,5 y 20 kilómetros de profundidad, estaría formada por rocas ígneas fracturadas saturadas de agua líquida, lo que explicaría mejor los datos recogidos por InSight.
Un abanico «acuoso» de posibilidades
Según sus estimaciones, el volumen de agua atrapado en la corteza alcanzaría un equivalente global de agua (Global Equivalent Layer, GEL) de entre uno y dos kilómetros. En comparación, la GEL de la Tierra es de 3,6 kilómetros, casi en su totalidad debido a los océanos, con poca agua almacenada en la corteza terrestre.
Sin embargo, en una carta publicada recientemente en PNAS, Jakosky ha desafiado esta conclusión, y argumenta que, si bien la interpretación de Wright es una posibilidad, no es la única explicación viable. Su análisis sugiere que los datos sísmicos del InSight no requieren necesariamente la presencia de una corteza media saturada de agua.
Aunque la distribución de valores de saturación de agua (ϕw) analizada en el estudio previo tiene un pico en 1 (lo que indicaría saturación total), la variabilidad es tan amplia que cualquier valor entre 0 (sin agua) y 1 (totalmente saturado) es viable.
Científicos de la NASA han determinado que un océano primitivo de Marte contenía más agua que el océano Ártico de la Tierra, y que el Planeta Rojo ha perdido el 87% de esa agua en el espacio. Crédito: NASA/GSFC
¿Poros llenos de agua?
De hecho, Jakosky muestra que hay una probabilidad del 50% de que la saturación sea menor de 0,63, y que cualquier estimación dentro del rango de 0 a 2 km GEL resulta igualmente viable.
Una de las claves en la reevaluación de Jakosky es la distribución del espacio poroso en la corteza marciana. El equipo de Wright asumió que sus poros estarían llenos de agua líquida, pero Jakosky señala que también podrían estar vacíos o contener hielo sólido, lo que cambiaría radicalmente la estimación del agua presente en la corteza.
La porosidad de la corteza media de Marte, estimada entre 0,1 y 0,3, es un dato relativamente bien establecido, y sugiere que a unos 20 km de profundidad se produce un cierre progresivo de los poros debido al aumento de presión. Sin embargo, esto no significa que estos poros necesariamente contengan agua líquida.
La historia climática del planeta rojo
Jakosky enfatiza la importancia de determinar con precisión la cantidad de agua en Marte, no solo para comprender la historia climática del planeta rojo, sino también por sus implicaciones en la exploración futura. Si la corteza media de Marte realmente contiene 1 a 2 km GEL de agua, se trataría del mayor depósito conocido de agua en Marte, lo que podría impactar tanto en la búsqueda de vida en Marte como en la planificación de futuras misiones tripuladas.
Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo grande, y las conclusiones actuales deben tomarse con cautela.
La única forma de resolver esta cuestión será mediante futuras misiones a Marte que permitan realizar análisis geológicos más detallados, incluyendo perfiles sísmicos avanzados que ayuden a caracterizar mejor la composición y estructura de la corteza marciana.
Un destino incierto
Esto no solo aclararía el destino del agua en Marte, sino que también proporcionaría pistas fundamentales sobre su evolución y posible habitabilidad pasada.
En definitiva, el debate sobre el agua en Marte sigue abierto. Mientras algunos científicos sostienen que Marte aún retiene grandes volúmenes de agua en su corteza, otros, como Jakosky, argumentan que los datos disponibles permiten múltiples interpretaciones y que no se puede descartar la posibilidad de que la cantidad de agua en la corteza media de Marte sea significativamente menor a lo estimado.
Lo que es indiscutible es que la búsqueda del agua en Marte sigue siendo un tema crucial para la ciencia planetaria y la exploración del Sistema Solar. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Colorado en Boulder
Fuente: Bruce M. Jakosky. Results from the inSight Mars mission do not require a water-saturated mid crust. PNAS (2025). DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2418978122