La erupción que apagó el sol: el misterioso sacrificio de «piedras solares» en el Neolítico

Hace 4.900 años, una erupción volcánica oscureció el sol en Europa del Norte, lo que desató un colapso climático que transformó las tradiciones neolíticas. En la isla danesa de Bornholm, los habitantes sacrificaron misteriosas «piedras solares» para intentar recuperar la luz y la fertilidad perdida.

Por Enrique Coperías

El hallazgo de más de 600 «piedras solares» en Vasagård (Bornholm), del tercer milenio a. C., revela un arte miniaturizado único.

El hallazgo de más de 600 «piedras solares» en Vasagård (Bornholm), del tercer milenio a. C., revela un arte miniaturizado único. Estas placas grabadas con motivos radiados fueron depositadas en masa durante un posible periodo de crisis climática global. Imagen conceptual generada con DALL-E

Hace aproximadamente 4.900 años, un pueblo neolítico asentado en la isla danesa de Bornholm realizó sacrificios rituales de cientos de piedras grabadas con motivos solares y campos. Según investigadores de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, estos sacrificios coincidieron con una gran erupción volcánica que oscureció el sol en toda Europa del Norte, un evento que marcó profundamente a estas comunidades agrícolas.

A lo largo de la historia, las erupciones volcánicas han generado graves consecuencias para las sociedades humanas, al desatar un enfriamiento global, una reducción de los niveles de radiación solar y unas malas cosechas. Por ejemplo, en el 43 a. C., un volcán en Alaska expulsó grandes cantidades de azufre a la atmósfera, lo que provocó desastres en las cosechas y desencadenó hambrunas y enfermedades en los países mediterráneos, según testimonios de la antigua Grecia y Roma.

Las «piedras solares» del yacimiento de Vasagård

Este nuevo hallazgo, vinculado al Neolítico, ha llevado a los arqueólogos de la Universidad de Copenhague, el Museo Nacional de Dinamarca y el Museo de Bornholm a reinterpretar las llamadas piedras solares halladas en el yacimiento de Vasagård. Sus conclusiones han sido publicadas en la revista científica Antiquity.

«Sabemos desde hace mucho tiempo que el sol era el eje central de las primeras culturas agrícolas en el norte de Europa —dice Rune Iversen, arqueólogo de la Universidad de Copenhague que participó en las excavaciones, en un comunicado de su universidad. Y añade—: Dependían del sol para sus cosechas, por lo que su ausencia prolongada, causada por la niebla estratosférica tras una erupción, debió ser extremadamente aterradora para ello».

Las piedras solares, exclusivas de Bornholm, son piezas planas de esquisto grabadas con motivos solares que simbolizaban la fertilidad. Son de diferentes tamaños, desde el de una moneda hasta el de un plato. Según Iversen, probablemente se sacrificaban para asegurar el regreso del sol y garantizar el crecimiento agrícola.

Dos piedras neolíticas de Bornholm con grabados solares, de unos 5 cm de diámetro.

Dos piedras neolíticas de Bornholm con grabados solares, de unos 5 cm de diámetro. Cortesía: National Museum of Denmark

Estas piedras fueron depositadas hacia el año 2.900 a.C. en zanjas dentro de un recinto ceremonial en Vasagård, junto con restos de festines rituales, como huesos de animales, vasijas rotas y herramientas de sílex. Posteriormente, estas zanjas fueron selladas.

Iversen y su equipo consideran muy probable que exista una conexión entre esta erupción volcánica, los cambios climáticos que provocó y los rituales asociados con las piedras solares.

«Es razonable creer que los pueblos neolíticos de Bornholm intentaban protegerse de un mayor deterioro del clima mediante estos sacrificios o, tal vez, expresar gratitud por el regreso del sol», afirma Iversen.

Una muy probable erupción volcánica

Aunque no existen registros escritos del Neolítico, estudios de núcleos de hielo en Groenlandia realizados por climatólogos del Instituto Niels Bohr confirman una erupción volcánica significativa alrededor del 2.900 a.C., que habría tenido un impacto devastador en las comunidades agrícolas del norte de Europa.

Este periodo no solo trajo consigo un cambio climático drástico, sino que también coincidió con la expansión de la peste, según revelan estudios de ADN humano, y con una transformación en las tradiciones culturales.

La dominante cultura del vaso campaniforme, caracterizada por su cerámica distintiva y tumbas de corredor —sepulturas consistes en un estrecho pasaje formado por grandes piedras, ortostatos, y una o varias cámaras funerarias cubiertas de tierra, arenisca o piedra— comenzó a desaparecer gradualmente.

Disco de arcilla con motivos solares de Vasagård Este.

Disco de arcilla con motivos solares de Vasagård Este. Tiene un diámetro 180 mm. Dibujo: Eva Koch / Cambridge University Press

Cuatro piedras, en exhibición

En Vasagård, los arqueólogos han documentado cómo, tras el sacrificio de las piedras solares, los residentes modificaron el diseño del sitio, reemplazando las zanjas ceremoniales por empalizadas y estructuras circulares que probablemente funcionaban como casas de culto.

«Aunque no sabemos exactamente por qué, es razonable pensar que estos cambios climáticos jugaron un papel en esta transformación cultural», dice Iversen.

A partir del 28 de enero de 2025, cuatro de las piedras solares de Vasagård estarán en exhibición en el Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague, como testimonio de uno de los primeros cultos al sol en Escandinavia. Estas prácticas, vinculadas a desastres climáticos, reaparecieron siglos después, como en el año 536 d. C., cuando otra erupción volcánica llevó a la realización de sacrificios de oro en el sur de Escandinavia.

Unas transformaciones culturales profundas

«Las piedras solares son únicas en el contexto europeo. Aunque existen estructuras relacionadas con el culto solar en el Neolítico, como Stonehenge en Inglaterra, las piedras solares de Bornholm son un descubrimiento increíble —explica Lasse Vilien Sørensen, investigador principal del Museo Nacional y coautor del estudio. Y añade—: Demuestran que las deposiciones en honor al sol son un fenómeno muy antiguo, recurrente en períodos de crisis climática».

Los análisis dendrocronológicos de madera fósil y los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida confirman la reducción de radiación solar y enfriamiento global en torno al 2.900 a.C., lo que marca un episodio catastrófico para las sociedades neolíticas, que afrontaron no solo el deterioro del clima, sino también enfermedades y transformaciones culturales profundas. ▪️

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