Qué heredamos de los denisovanos
Los científicos creen que los denisovanos —los homininos más recientemente descubiertos— que se cruzaron con los humanos actuales transmitieron algunos de sus genes a través de múltiples y distintos eventos de mestizaje que ayudaron a dar forma a la historia de los primeros humanos.
Por Enrique Coperías
En 2010 se publicó el primer borrador del genoma de los neandertales (Homo neanderthalensis), y las comparaciones con genomas humanos modernos revelaron que esta especie y los humanos modernos se habían cruzado en el pasado.
Unos meses más tarde, el análisis del genoma secuenciado de un hueso de dedo excavado en la cueva de Denisova, en las montañas de Altai, en Siberia, reveló que este fragmento óseo pertenecía a un grupo de homininos recién descubierto que ahora llamamos denisovanos. Además se pudo saber que también se cruzaron con los humanos modernos, pero constituían una línea evolutiva distinta.
En julio de 2024, un estudio reveló que los denisovanos habitaron la meseta tibetana durante aproximadamente 160.000 años. Este hallazgo se basa en el análisis de restos óseos encontrados en una cueva a 3.280 metros sobre el nivel del mar, lo que indica su capacidad para adaptarse a entornos de gran altitud y condiciones extremas.
«Se trata de uno de los descubrimientos más emocionantes de la última década en el campo de la evolución humana», afirma sobre los denisovanos Linda Ongaro, investigadora de la Facultad de Genética y Microbiología del Trinity College de Dublín y primera autora de un fascinante artículo publicado en la prestigiosa revista internacional Nature Genetics.
Mestizaje entre diferentes homininos
«Es un error común —dice Ongaro— pensar que los seres humanos evolucionaron de repente y de forma ordenada a partir de un antepasado común, pero cuanto más aprendemos, más nos damos cuenta de que hubo mestizaje con diferentes homininos y de que ayudó a dar forma a las personas que somos hoy».
El término hominino se refiere a los miembros de la tribu Hominini, que incluye a los humanos modernos, las especies humanas extintas y nuestros antepasados más cercanos hasta el punto de separación entre nuestro linaje y el de los chimpancés. Por lo tanto, abarca los géneros Homo, Australopithecus, Paranthropus, Ardipithecus, Orrorin y Sahelanthropus.
«A diferencia de los restos neandertales, el registro fósil denisovano consiste únicamente en ese hueso del dedo, una mandíbula, dientes y fragmentos de cráneo —explica Ongaro—. Y añade—: Pero al aprovechar los segmentos denisovanos supervivientes en los genomas humanos modernos, los científicos han descubierto pruebas de al menos tres acontecimientos pasados por los que genes de poblaciones denisovanas distintas se abrieron camino hasta las firmas genéticas de los humanos modernos».
Poblaciones adaptadas a entornos distintos
Cada uno de ellos presenta diferentes niveles de parentesco con el denisovano de Altai secuenciado, lo que indica una relación compleja entre estos linajes hermanos.
En el nuevo artículo de revisión, Ongaro y la profesora Emilia Huerta-Sánchez esbozan pruebas que sugieren que varias poblaciones denisovanas, que quizá tuvieron una extensa área de distribución geográfica desde Siberia hasta el sudeste asiático y desde Oceanía hasta Sudamérica, estaban adaptadas a entornos distintos.
Cada uno de ellos presenta diferentes niveles de parentesco con el denisovano de Altai secuenciado, lo que indica una relación compleja entre estos linajes hermanos.
Un regalo genético contra la hipoxia y el frío
Además, describen una serie de genes de origen denisovano que proporcionaron a los humanos actuales ventajas en sus distintos entornos.
«Entre ellos hay un locus genético que confiere tolerancia a la hipoxia —un estado de deficiencia de oxígeno en la sangre, células y tejidos del organismo—, lo que tiene mucho sentido, ya que se observa en poblaciones tibetanas; múltiples genes que confieren mayor inmunidad; y uno que influye en el metabolismo de los lípidos, lo que proporciona calor cuando es activado por el frío, lo que confiere una ventaja a las poblaciones inuit del Ártico», dice Ongaro.
En palabras de esta genetista: «Hay numerosas líneas de investigación futuras que nos ayudarán a contar una historia más completa de cómo los denisovanos influyeron en los humanos actuales, incluidos análisis genéticos más detallados en poblaciones poco estudiadas, que podrían revelar rastros actualmente ocultos de ascendencia denisovana». Y concluye: «Además, la integración de más datos genéticos con información arqueológica, si conseguimos encontrar más fósiles denisovanos, llenaría sin duda algunas lagunas más».▪️
Información facilitada por el Trinity College Dublin
Fuente: Ongaro, L., Huerta-Sanchez, E. A history of multiple Denisovan introgression events in modern humans. Nature Genetics (2024). DOI: https://doi.org/10.1038/s41588-024-01960-y