La salud del suelo pélvico: cómo afecta a la vida sexual de las mujeres
Los trastornos del suelo pélvico afectan a la salud y a la sexualidad de muchas mujeres. Un estudio aporta nuevas claves para entender y tratar este problema común.
Por Enrique Coperías
Muchas mujeres se enfrentan a problemas asociados con un suelo pélvico debilitado o dañado, una condición especialmente frecuente entre mujeres embarazadas, aquellas que han dado a luz recientemente y mujeres en etapa de menopausia. Sin embargo, los trastornos del suelo pélvico pueden afectar a mujeres de todas las edades.
El suelo pélvico desempeña un papel crucial en la vida sexual femenina. Investigaciones recientes han demostrado que las mujeres con trastornos en esta área tienden a ser menos activas sexualmente. Con el propósito de entender mejor este fenómeno, un equipo de investigadores ha llevado a cabo un estudio exhaustivo que, dicho sea de paso, ha recibido el Premio de Bronce al Mejor Artículo de la revista Sexual Medicine en 2024.
«Analizamos mujeres con trastornos del suelo pélvico para identificar los factores que afectan a la función sexual en aquellas que son sexualmente activas, así como los que conducen a evitar el sexo —explica Signe Nilssen Stafne, investigadora principal del estudio y miembro del Hospital St. Olavs, en colaboración con la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) y el Hospital Universitario del Norte de Noruega.
Recordemos que el suelo pélvico, diafragma pélvico o piso pélvico es un conjunto de músculos y tejidos que forman una especie de cabestrillo o hamaca en la base de la pelvis, tanto masculina como femenina. Su función principal es sostener órganos como el útero, la vejiga y los intestinos, así como asegurar que estos funcionen correctamente.
Además, el suelo pélvico contribuye al control de la liberación de orina, heces y gases, y desempeña un papel importante en la estabilidad corporal y, como se ha avanzado, la vida sexual. Sin embargo, puede debilitarse o dañarse debido a factores como el embarazo, el parto, la obesidad, tratamientos con radiación, cirugías y el propio envejecimiento.
Por ello, los trastornos en esta región pueden desencadenar una variedad de síntomas y efectos significativos tanto en las mujeres como los hombres; en estos, el suelo pélvico también es clave en la función sexual, ya que contribuye al control de la erección, la eyaculación y la circulación sanguínea en la región de la pélvis.
Desde sensación de pesadez hasta incontinencia urinaria
Los síntomas más comunes de los problemas del suelo pélvico de la mujer incluyen sensación de pesadez, hinchazón, tirón o dolor en la vagina, especialmente al final del día o tras evacuar; percepción de un bulto o algo que sobresale de la vagina; dificultad para comenzar a orinar o vaciar la vejiga por completo; infecciones urinarias frecuentes; pérdida de orina al reír, toser o hacer ejercicio; urgencia o frecuencia para orinar; dolor al orinar; incontinencia fecal o dificultad para controlar los gases; estreñimiento y dificultad para llegar al baño a tiempo.
«Evaluamos las respuestas de 157 mujeres que reportaron síntomas como incontinencia urinaria, pérdida de gases, incontinencia fecal o prolapso de órganos pélvicos —señala Susan Saga, profesora del Departamento de Salud Pública y Enfermería de la NTNU. De estas mujeres, 111 (71%) eran sexualmente activas, mientras que 46 (29%) no lo eran. Todas participaron de forma anónima y ninguna estaba embarazada durante el estudio.
Los resultados del análisis revelaron una serie de patrones muy interesantes:
En promedio, las mujeres sexualmente inactivas tienen entre ocho y diez años más que las activas. Asimismo, cuatro de cada cinco mujeres inactivas son menopáusicas, en contraste con solo una de cada dos en el grupo activo. También es más probable que las inactivas en materia de sexo hayan experimentado la aparición de síntomas en el último año.
Las mujeres sexualmente inactivas presentan trastornos del suelo pélvico más serios, como el prolapso de órganos pélvicos, en el que el útero, la vejiga o el intestino descienden hacia la vagina, lo que causó diferencias significativas entre los grupos estudiados.
En general, las mujeres menopáusicas o aquellas que han experimentado síntomas recientes tienen cuatro veces más probabilidades de ser sexualmente inactivas que las premenopáusicas o las que han lidiado con estos problemas durante más tiempo, según Stafne.
Aunque los trastornos del suelo pélvico no siempre implican la evitación del sexo, sí pueden impactar de forma notable en la vida erótica. Entre estos trastornos, los problemas colorectal-anales son los que más afectan a las mujeres sexualmente activas. «Aquellas con malestar colorectal-anal experimentaron el impacto más negativo en su vida sexual —detalla Stafne. Y añade—: Investigaciones previas sugieren que el miedo a la incontinencia fecal influye en la experiencia sexual. Además, los síntomas recientes generan incertidumbre sobre si el coito podría empeorar la condición, mientras que un prolapso puede afectar a la autoestima y la sensibilidad».
Los investigadores subrayan que estos hallazgos deberían servir como recordatorio para los profesionales de la salud. «Es fundamental abordar la función sexual con pacientes que presentan trastornos del suelo pélvico, especialmente en el caso de mujeres menopáusicas o con problemas intestinales», aconseja Saga.
El estudio también evidenció desafíos metodológicos: de las 625 mujeres invitadas a participar, solo el 32% respondió al cuestionario y muchas dejaron preguntas sin contestar, lo que limita la fiabilidad de los resultados. Este hecho refleja que la salud sexual y la función sexual siguen siendo temas tabú, lo que probablemente llevó a muchas participantes a sentirse incómodas al responder. ▪️
Información facilitada por la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología
Fuente: Signe Nilssen Stafne, Silje Kristine Sveen Ulven, Tone Prøsch-Bilden, Susan Saga. Pelvic floor disorders and impact on sexual function: a cross-sectional study among non–sexually active and sexually active women. Sexual Medicine (2024). DOI: https://doi.org/10.1093/sexmed/qfae024