¿Los tiburones grandes se están cazando entre sí?
Como si se tratara de un capítulo de la serie CSI, los científicos han descubierto el primer caso conocido de un gran tiburón devorado por un depredador más grande, gracias a que este se tragó una etiqueta de seguimiento. Un tiburón blanco y un tiburón mako están entre los principales sospechosos del «crimen».
Por Mischa Dijkstra
¿Quién mató a la hembra de tiburón cailón preñada?
En una versión de la ciencia marina del juego de mesa de detectives y misterio Cluedo, investigadores de Estados Unidos han acusado ahora del asesinato a un tiburón de mayor tamaño, con sus dientes triangulares, en mar abierto al suroeste de las Bermudas. Esta historia policiaca con tintes científicos se detalla en la revista Frontiers in Marine Science.
«Se trata del primer caso documentado de depredación de un tiburón cailón, también conocido como marrajo sardinero, en cualquier parte del mundo —afirma Brooke Anderson, autora principal de la investigación y antigua estudiante de posgrado en la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos).
«En el suceso, la comunidad [de tiburones cailón] no solo perdió una hembra reproductora, que podría contribuir al crecimiento de la población, sino que también perdió todas sus crías en desarrollo—dice Anderson. Y añade—: Si este tipo de depredación está más extendida de lo que se pensaba, podría tener repercusiones importantes para la población de marrajos sardineros, que ya está sufriendo debido a la sobrepesca histórica».
Los marrajos sardineros son tiburones del Atlántico, el Pacífico Sur y el Mediterráneo. Son grandes, activos, de constitución poderosa —hasta 3,7 metros de largo y 230 kg de peso— y longevos, ya que viven treinta años e incluso algunos ejemplares llegan a cumplir los 65. Las hembras no se reproducen hasta que tienen unos trece años, y entonces paren una media de cuatro crías cada uno o dos años, que nacen vivas tras un periodo de gestación de entre ocho y nueve meses.
Debido a su lento ciclo reproductivo, las poblaciones de marrajo sardinero no pueden recuperarse rápidamente de la persecución, la pesca recreativa, las capturas accidentales y la pérdida y degradación del hábitat a las que están expuestas actualmente. De hecho, el marrajo sardinero del Atlántico Noroeste figura como especie en peligro en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), mientras que las poblaciones del Atlántico Nororiental y el Mediterráneo están en peligro crítico de extinción.
El juego científico de las etiquetas
Como parte de su investigación sobre la migración de los tiburones, Anderson y sus colegas capturaron marrajos sardineros frente a Cape Cod, en Massachusetts, en 2020 y 2022. Cada tiburón fue equipado con dos etiquetas satelitales, un transmisor satelital montado en la aleta y una etiqueta de archivo satelital pop-off (PSAT), antes de ser liberado.
Estas etiquetas electrónicas adheridas en las aletas envían la ubicaciónen en tiempo real a los satélites cada vez que la aleta del tiburón se eleva por encima de la superficie. Las PSAT miden continuamente la profundidad y la temperatura y almacenan estos datos hasta que se desprenden, normalmente tras un periodo predeterminado; después flotan en la superficie del mar y transmiten los datos almacenados a los satélites.
Entre los marrajos sardineros marcados había una hembra preñada de 2,2 metros de longitud. Anderson y sus colegas esperaban obtener datos de esta hembra para ayudar a identificar hábitats importantes para las madres de marrajos sardineros y sus recién nacidos.
Nadando a 800 metros de profundidad
Pero el destino intervino. Inesperadamente, el PSAT de esta hembra comenzó a transmitir fuera de las Bermudas 158 días después de su liberación. Esto implicaba que el PSAT se había desprendido y ahora flotaba en la superficie del océano.
Los datos transmitidos mostraron que esta hembra había estado navegando durante cinco meses a una profundidad de entre cien y doscientos metros durante la noche y a entre seiscientos y ochocientos metros durante el día, en aguas con una temperatura de entre 6,4 ºC y 23,5 °C. Durante este tiempo, la etiqueta montada en la aleta había transmitido solo una vez, lo que confirma que permaneció bajo el agua la mayor parte del tiempo.
Pero de repente, a partir del 24 de marzo de 2021 y durante cuatro días, la temperatura medida por el PSAT se mantuvo aproximadamente constante en 22 °C, a una profundidad de entre 150 y 600 metros. Solo había una explicación posible: ese día, el desafortunado marrajo había sido cazado y devorado por un depredador más grande. El PSAT tuvo que ser excretado unos cuatro días después, momento en el que comenzó a transmitir.
Dos sospechosos en comisaría
Los científicos señalaron a dos posibles sospechosos como responsables del asesinato de la hembra embarazada. El perfil policial se correspondía con dos depredadores endotérmicos diferentes lo suficientemente grandes como para atacar a un marrojo sardinero y que frcuentaban las mismas aguas en esa época del años: el tiburón blanco, Carcharodon carcharias; y el tiburón mako o marrajo común, según afirman en el artículo Anderson y su equipo.
Se sabe que el tiburón mako se alimentan de cefalópodos, peces óseos, tiburones pequeños, marsopas, tortugas marinas y aves marinas, mientras que los tiburones blancos también cazan ballenas, delfines, focas y rayas. De los dos candidatos, un gran tiburón blanco fue el autor de los hechos más probable, ya que el tiburón mako suele realizar inmersiones oscilatorias rápidas entre la superficie del mar y las profundidades más hondas durante el día mientras está en mar abierto, un comportamiento no registrado por el PSAT. Caso resuelto.▪️
Información facilitada por Frontiers -Adaptación: Enrique Coperías / RexMolón Producciones
Fuente: Brooke N. Anderson, Lauren Horstmyer, Kirsty L. Ballard, Jon F. Dodd, James A. Sulikowski. First evidence of predation on an adult porbeagle equipped with a pop-off satellite archival tag in the Northwest Atlantic. Frontiers in Marine Science (2024). Frontiers | First evidence of predation on an adult porbeagle equipped with a pop-off satellite archival tag in the Northwest Atlantic (frontiersin.org)