Los antidepresivos pueden actuar en el intestino para combatir la depresión y la ansiedad

Los antidepresivos podrían actuar directamente en el intestino contra la depresión y la ansiedad, según un estudio. Este enfoque promete menos efectos secundarios y abre nuevas posibilidades para entender la conexión entre el estado de ánimo y la salud gastrointestinal.

Por Enrique Coperías

Una nueva estrategia terapéutica propone intervenir en el intestino en lugar del cerebro para tratar la depresión. Imagen generada con Copilot

La mayoría de nosotros hemos experimentado los efectos de los estados de ánimo y las emociones en nuestro tracto gastrointestinal, desde sentir el revoloteo de mariposas en el estómago causado por el nerviosismo hasta la pérdida de apetito cuando nos sentimos tristes.

Un nuevo estudio en animales sugiere que dirigir los antidepresivos a las células del intestino no solo podría ser una estrategia eficaz de trastornos para tratar las alteraciones del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad, sino que también podría causar menos efectos secundarios cognitivos, gastrointestinales y conductuales para los pacientes —y sus futuros hijos, en el caso de las embarazadas— que los tratamientos actuales.

«Los antidepresivos como el Prozac y el Zoloft, que elevan los niveles de serotonina, son importantes tratamientos de primera línea y ayudan a muchos pacientes, pero a veces pueden causar efectos secundarios que estos no toleran —dice Mark Ansorge, profesor asociado de Neurobiología Clínica en el Columbia University Vagelos College of Physicians and Surgeons, que codirigió el estudio con Kara Margolis, directora del Centro de Investigación del Dolor de la Universidad de Nueva York y profesora de Patobiología Molecular en la Facultad de Odontología de la misma universidad. Y añade—: Nuestro estudio sugiere que restringir los fármacos para que interactúen sólo con las células intestinales podría evitar estos problemas».

Fármacos que llegan al feto

Para las mujeres embarazadas, los antidepresivos que suben los niveles de serotonina, conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS, representan un problema especial, porque los medicamentos atraviesan la placenta y se han asociado con problemas del estado de ánimo, cognitivos y gastrointestinales más adelante en la infancia.

«Pero no tratar la depresión de una persona embarazada también conlleva riesgos para sus hijos —dice Ansorge en una nota de prensa del Columbia University Irving Medical Center. Y añade—: Un ISRS que aumenta selectivamente la serotonina en el intestino podría ser una mejor alternativa».

¿Cómo actúan los antidepresivos ISRS?

Durante más de treinta años, los ISRS han sido los tratamientos farmacológicos de primera línea para el tratamiento de la ansiedad y la depresión. También suelen recetarse para aplacaer los problemas gastrointestinales que coexisten con estos trastornos del estado de ánimo.

Los ISRS potencian la señalización de la serotonina, y se cree que sus efectos sobre el estado de ánimo se deben al aumento de la señalización de este neurotransmisor en el cerebro, donde ayuda a transmitir mensajes.

Hay que decir que la serotonina es un neurotransmisor clave que influye en el estado de ánimo, el sueño y la regulación emocional. En la depresión, se cree que hay una disfunción en el sistema serotoninérgico, ya sea por niveles bajos, alteraciones en su liberación o problemas en los receptores que la procesan. Esta hipótesis es la base de muchos antidepresivos, como los citados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que aumentan su disponibilidad en el cerebro para mejorar los síntomas depresivos.

La serotonina y la comunicación intestino-cerebro

La serotonina también se produce fuera del cerebro, principalmente en las células que recubren los intestinos. «De hecho, el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo se encuentra en el intestino», afirma Margolis, que también es profesor de Pediatría y Biología Celular en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.

Por tanto, los ISRS aumentan la señalización de la serotonina no solo en nuestra sesera, sino también en los intestinos, lo que plantea la posibilidad de que el aumento de la señalización de la serotonina en esta parte del aparato digestivo pueda influir en la comunicación intestino-cerebro y, en última instancia, en el estado de ánimo.

Los investigadores probaron esta posibilidad en ratones mediante una combinación de ingeniería genética, cirugía y fármacos.

Aumentar la serotonina intestinal reduce la ansiedad y las conductas depresivas en ratones

Para determinar si dirigir la acción hacia la serotonina en el intestino puede influir en el estado de ánimo, los investigadores diseñaron ratones para amplificar la señalización de serotonina en el intestino, simulando el efecto de un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) administrado de forma selectiva en esta región.

Así descubrieron que los ratones con mayor señalización de serotonina intestinal mostraron menos comportamientos de ansiedad y depresión en comparación con sus compañeros de camada no afectados.

«Estos resultados sugieren que los ISRS producen efectos terapéuticos al actuar directamente en el intestino», sostiene Ansorge.

«La depresión y la ansiedad maternas pueden tener muchos efectos no deseados en el desarrollo del feto y del niño, por lo que deben tratarse y controlarse adecuadamente en beneficio tanto de la madre como del bebé», advierte Mark Ansorge, uno de los autores del estudio.

Menos efectos secundarios

Además, los animales no presentaron los efectos secundarios cognitivos o gastrointestinales comunes que aparecen en pacientes que toman ISRS o en ratones con señalización de serotonina aumentada en todo el cuerpo.

«Basándonos en lo que sabemos sobre las interacciones entre el cerebro y el intestino, esperábamos observar algún efecto —explica Ansorge. Y continúa—: Sin embargo, ver que una mayor señalización de serotonina en el epitelio intestinal produce efectos tan robustos para aliviar la ansiedad y la depresión sin efectos secundarios perceptibles fue sorprendente incluso para nosotros».

En palabras de este investigador, el hecho de dirigir los antidepresivos selectivamente al epitelio intestinal podría tener ventajas terapéuticas. «El tratamiento sistémico —dice— podría no ser necesario para obtener los beneficios de estos medicamentos».

De abajo hacia arriba

Los investigadores también descubrieron que el nervio vago era esencial para los efectos antidepresivos y ansiolíticos del intestino. El nervio vago es el décimo par craneal, parte del sistema nervioso autónomo, que conecta el cerebro con órganos clave como el corazón, los pulmones, el estómago y el intestino. Regula funciones involuntarias como la digestión, la frecuencia cardíaca y la respuesta al estrés, y es crucial en la comunicación bidireccional entre el cerebro y el sistema digestivo.

Aunque desde hace tiempo los científico se reconoce su papel crítico en la comunicación cerebro-intestino, tradicionalmente se ha considerado más relevante para la comunicación descendente desde cerebro hasta el intestino. En este estudio, sin embargo, los investigadores identificaron que la señalización ascendente, del intestino al cerebro, es crucial.

¿Una mejor opción antidepresiva durante el embarazo?

El tratamiento con ISRS plantea dificultades durante el embarazo, ya que algunos estudios han descubierto que la exposición in utero puede afectar negativamente al desarrollo del estado de ánimo, el comportamiento y la cognición más adelante en la infancia. La investigación previa de Ansorge en animales ha encontrado resultados similares, ya que ha identificado cambios de comportamiento en las crías expuestas solo brevemente a los ISRS durante el desarrollo.

El nuevo estudio se suma a las pruebas de que la exposición in utero a antidepresivos dirigidos a la serotonina tiene efectos negativos en los niños. Los investigadores analizaron a más de cuatrocientas madres y bebés, y descubrieron que los niños expuestos a tales antidepresivos tenían tres veces más probabilidades de desarrollar estreñimiento en su primer año de vida.

Ansorge y Margolis advierten de que las mujeres embarazadas que hoy toman ISRS no deben interrumpir su tratamiento basándose en estos y otros hallazgos. «La depresión y la ansiedad maternas pueden tener muchos efectos no deseados en el desarrollo del feto y del niño, por lo que deben tratarse y controlarse adecuadamente en beneficio tanto de la madre como del bebé», advierte Ansorge.

Los investigadores trabajan ahora en el desarrollo de un ISRS selectivo dirigido al intestino, que podría ser una mejor opción para tratar la depresión y la ansiedad, especialmente en las mujeres que esperan un bebé.

«Nuestros hallazgos indican que podríamos tratar eficazmente la depresión o la ansiedad de la madre sin exponer al niño —afirma Ansorge—. Y estamos trabajando en una tecnología de administración de fármacos que esperamos nos ayude a conseguirlo». ▪️

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