¿Las uvas, el ajo, el romero, el aceite de oliva, el espino blanco y el azafrán son buenos para el corazón?
Un nuevo estudio analiza en profundidad seis plantas mediterráneas, cuyos compuestos activos han demostrado potencial farmacológico en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares más prevalentes en la población.
Por Enrique Coperías
Los problemas cardiovasculares representan la principal causa de enfermedad y mortalidad a nivel global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se cobran cada año 17,9 millones de vidas en el mundo. El 85% de las muertes se deben a infartos de miocardio y a accidentes cerebrovasculares o ictus.
Así pues, el aparato circulatorio puede verse afectado por diversas enfermedades que comprometen tanto al corazón como a las arterias y venas encargadas de transportar la sangre. En las últimas décadas, los avances en investigación y desarrollo de nuevos fármacos han revolucionado su tratamiento.
Un abordaje farmacológico adecuado permite prevenir, tratar y controlar afecciones como la hipertensión, la insuficiencia cardíaca, las arritmias, la angina de pecho, la aterosclerosis y la hipercolesterolemia. Antihipertensivos, anticoagulante, antiagregantes, vasodilatadores, estatinas… La lista de medicamentos para abordar los problemas cardiovasculares es abrumadora.
Extractos vegetales para el aparato circulatorio
En este sentido, los extractos de plantas, ricos en compuestos bioactivos, han desempeñado un papel destacado en el desarrollo de medicamentos contra las dolencias que se ceban con el corazón y los vasos sanguíneos, gracias a su potencial terapéutico. Sin embargo, su aplicación enfrenta limitaciones, debido a posibles efectos secundarios, interacciones con otros medicamentos y la falta de estudios preclínicos y clínicos de alta calidad que respalden su eficacia y seguridad.
Durante el curso 2023-2024, el biólogo Mateu Anguera Tejedor realizó una significativa contribución en este campo mediante su trabajo de fin de grado en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), bajo la tutoría de René Delgado, investigador en el Instituto de Neurociencias de la UAB (INc-UAB) y actualmente profesor en la Universidad de Barcelona.
Media docena de plantas, en el punto de mira
El estudio, publicado en la revista Food Bioscience, ofrece una visión integral de los mecanismos de acción, las evidencias científicas y los posibles efectos adversos asociados a compuestos bioactivos esenciales extraídos de plantas mediterráneas presentes en la dieta tradicional.
En la investigación, se han analizado seis plantas clave y sus principales componentes activos:
Ajo (Allium sativum): trisulfuro de dialilo, alicina y S-alilo [cisteína].
Espino blanco (Crataegus monogyna): quercetina, apigenina y ácido clorogénico
Azafrán (Crocus sativus): crocina y safranal
Olivo (Olea europaea: ácido oleico, oleuropeína, hidroxitirosol y oleaceína
Romero (Salvia rosmarinus): ácido rosmarínico y ácido carnósico)
Vid (Vitis vinifera): resveratrol.
Todos estos compuestos destacan por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y vasodilatadoras, además de su capacidad para regular el metabolismo de los lípidos. Esto les pone en el punto de mira para tratar afecciones como la aterosclerosis y la hipertensión. Los resultados de la investigación sugieren que podrían reducir significativamente el riesgo de sufrir un infarto de miocardio y un accidente cerebrovascular.
Más allá de sintetizar la evidencia científica disponible, el estudio constituye una valiosa guía para futuras investigaciones, ya que ha identificado lagunas de conocimiento y propuesto recomendaciones para el diseño de estudios preclínicos y clínicos. Entre los desafíos futuros se encuentran evaluar la seguridad a largo plazo de estos compuestos, analizar sus posibles efectos sinérgicos en el contexto de la dieta mediterránea y establecer protocolos clínicos estandarizados que permitan validar su eficacia en entornos controlados.
Ojo a lo «natural»
Uno de los aspectos destacados del estudio es el llamado efecto matriz, que señala cómo la combinación de estos extractos con otros componentes dietéticos puede modificar sus efectos terapéuticos, ya sea para mejorarlos o atenuarlos. Este fenómeno resalta la complejidad de su aplicación en contextos reales y la necesidad de comprender estas interacciones para optimizar su uso.
Los investigadores advierten que la etiqueta natural no garantiza seguridad, y subrayan la importancia de priorizar estudios farmacocinéticos, toxicológicos y clínicos rigurosos que comparen estos extractos con los medicamentos convencionales.
Al ampliar la base científica de estos remedios tradicionales, esta investigación allana el camino para su posible integración como ingredientes farmacéuticos activos en el desarrollo de fitomedicamentos para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. ▪️
Información facilitada por la Universidad Autónoma de Barcelona
Fuente: Anguera-Tejedor M., Garrido G, Garrido-Suárez B. B., Ardiles-Rivera A., Bistué-Rovira A., Jiménez-Altayó F., Delgado-Hernández R. Exploring the Therapeutic Potential of Bioactive Compounds from Selected Plant Extracts of Mediterranean Diet Constituents for Cardiovascular Diseases: A Review of Mechanisms of Action, Clinical Evidence, and Adverse Effects. Food Bioscience (2024). DOI: https://doi.org/10.1016/j.fbio.2024.105487