La Tierra pudo tener un anillo en el pasado

Un anillo de escombros de asteroide podría haber orbitado nuestro planeta durante decenas de millones de años en el Ordovícico, hace 466 millones de años, y tal vez incluso pudo haber alterado el clima de la Tierra.

Por Enrique Coperías

La Tierra pudo contar con un sistema de anillos en el periodo Ordovícico.

La Tierra pudo contar con un sistema de anillos en el periodo Ordovícico. Ilustración: Oliver Hull

Todos los grandes planetas de nuestro Sistema Solar tienen anillos —Saturno, Júputer, Urano y Neptuno—, y se ha sugerido que Marte pudo haber poseído un anillo en el pasado. Esto plantea la pregunta de si la Tierra tuvo un anillo en tiempos remotos.

En un descubrimiento que desafía nuestra comprensión de la historia antigua de la Tierra, los investigadores han encontrado pruebas que sugieren que el planeta azul pudo haber tenido un sistema de anillos, que se formó hace unos 466 millones de años, al comienzo de un período de bombardeo de meteoritos inusualmente intenso conocido como el pico de impacto del Ordovícico.

Esta sorprendente hipótesis, publicada en Earth and Planetary Science Letters, parte de reconstrucciones de la tectónica de placas para el periodo Ordovícico en las que se observan las posiciones de veintiún cráteres de impacto de asteroides. Todos estos boquetes están situados a menos de 30 grados del ecuador, a pesar de que más del 70% de la corteza continental de la Tierra se encuentra fuera de esta región, una anomalía que las teorías convencionales no pueden explicar.

Un anillo de los escombros de un asteroide

El equipo de investigación cree que este patrón de impacto localizado fue producido después de que un gran asteroide tuviera un encuentro cercano con la Tierra. A medida que la gran roca cósmica pasó dentro del límite de Roche de la Tierra, se desintegró debido a las fuerzas de marea, formando un anillo de escombros alrededor del planeta, similar a los anillos que se ven alrededor de Saturno y otros gigantes gaseosos hoy en día.

Recordemos que el límite de Roche terrestre es la distancia mínima a la que un objeto celeste, como un asteroide, cometa o satélite, puede acercarse a la Tierra sin ser desintegrado por las fuerzas de marea ejercidas por nuestro planeta.

«Durante millones de años, el material de este anillo cayó gradualmente a la Tierra, lo que generó el aumento en los impactos de meteoritos observados en el registro geológico —dice el profesor Andy Tomkins, de la Facultad de Tierra, Atmósfera y Medio Ambiente en la Universidad de Monash (Australia), y el autor principal del estudio. Y añade—: También vemos que las capas en las rocas sedimentarias de este período contienen cantidades extraordinarias de escombros de meteoritos.».

«Lo que hace que este hallazgo sea aún más intrigante son las posibles implicaciones climáticas de un sistema de anillos de este tipo», comenta el profesor Tomkins.

En la fría Casa de Hielo Hirnantiana

Los investigadores especulan sobre si el anillo podría haber proyectado una sombra sobre la Tierra, bloqueando así la luz solar y contribuyendo a un evento de enfriamiento global significativo conocido como la Casa de Hielo Hirnantiana. Este período, que ocurrió cerca del final del Ordovícico, se reconoce como uno de los más fríos en los últimos 500 millones de años de la historia de la Tierra.

«La idea de que un sistema de anillos podría haber influido en las temperaturas globales agrega una nueva capa de complejidad a nuestra comprensión de cómo los eventos extraterrestres pueden haber moldeado el clima de la Tierra», dice el profesor Tomkins en una nota de prensa de la universidad australiana.

Normalmente, los asteroides impactan la Tierra en ubicaciones aleatorias, por lo que vemos cráteres de impacto distribuidos de manera uniforme sobre la Luna y Marte, por ejemplo. Para investigar si la distribución de los cráteres de impacto del Ordovícico no es azarosa y está más cercana al ecuador, los investigadores calcularon el área de superficie continental capaz de preservar cráteres de esa época.

Áreas de corteza continental proximales al ecuador durante el Ordovícico. Las áreas más antiguas se indican en color salmón, las rocas del Ordovícico son de color azul oscuro y las más jóvenes son grises. El azul claro indica lagos en Europa y Rusia. Los puntos rosas etiquetados son los reconocidos cráteres de picos de impacto del Ordovícico. Crédito: Earth and Planetary Science Letters

Cerca del ecuador

Se enfocaron en cratones —masa continental llegada a tal estado de rigidez en un lejano pasado geológico que, desde entonces, no ha sufrido fragmentaciones o deformaciones— estables y no perturbados con rocas más antiguas que el período medio del Ordovícico. Se excluyeron áreas enterradas bajo sedimentos o hielo, regiones erosionadas y aquellas afectadas por la actividad tectónica.

Utilizando un enfoque GIS (Sistema de Información Geográfica), identificaron regiones geológicamente adecuadas a lo largo de diferentes continentes. Regiones como Australia Occidental, África, el Cratón de América del Norte y pequeñas partes de Europa fueron consideradas bien adaptadas para preservar dichos cráteres.

Se determinó que soo el 30% de la superficie terrestre adecuada se encontraba cerca del ecuador, y, sin embargo, todos los cráteres de impacto de este periodo se hallaron en esta región. Las probabilidades de que esto ocurra son como lanzar una moneda de tres caras (si existiera) y obtener cruz 21 veces.

En esta imagen tomada por la cámara NSFCAM del telescopio infrarrojo de NASA (IRTF, por sus siglas en inglés) se aprecian los anillos de Júpiter. 

En esta imagen tomada por la cámara NSFCAM del telescopio infrarrojo de NASA (IRTF, por sus siglas en inglés) se aprecian los anillos de Júpiter.  Cortesía: John Rayner (rayner@galileo.ifa.hawaii.edu)

Sistemas de anillos antiguos que podrían haber influido en el desarrollo de la vida en la Tierra

Las implicaciones de este descubrimiento van más allá de la geología, lo que impulsa a los científicos a reconsiderar el impacto más amplio de los eventos celestes en la historia evolutiva de la Tierra. También plantea nuevas preguntas sobre el potencial de otros sistemas de anillos antiguos que podrían haber influido en el desarrollo de la vida en la Tierra.

¿Podrían haberse existido anillos similares en otros puntos de la historia de nuestro planeta, que afectarían desde el clima hasta la distribución de la vida? Esta investigación abre una nueva frontera en el estudio del pasado de nuestro planeta, lo que proporciona nuevas perspectivas sobre las interacciones dinámicas entre nuestro planeta y el cosmos más amplio. ▪️

Anterior
Anterior

Un bamboleo de Marte podría ser señal de la presencia de materia oscura

Siguiente
Siguiente

Mazazo a la fibrosis hepática