La terapia génica restaura la visión a personas con una ceguera hereditaria

Pacientes que nacieron con una rara ceguera genética experimentaron el mundo de una manera completamente nueva después de un solo tratamiento con terapia génica.

Por Enrique Coperías

Un ensayo clínico de terapia génica con quince pacientes afectados por una rara ceguera hereditaria conocida como amaurosis congénita de Leber tipo I o LCA1 ha cosechado resultados muy prometedores.

Un ensayo clínico de terapia génica con quince pacientes afectados por una rara ceguera hereditaria conocida como amaurosis congénita de Leber tipo I o LCA1 ha cosechado resultados muy prometedores, al mejorar la visión del ojo intervenido. Imagen generada con DALL-E

Tras el tratamiento, una paciente vio su primera estrella; otro contempló copos de nieve por primera vez; y algunos fueron capaces de salir solos de casa o de leer las etiquetas de los caramelos de Halloween de sus hijos, dicen los investigadores que llevaron a cabo el milagro médico.

La causa de estas mejoras aparentemente prodigiosas reside en una terapia génica desarrollada por científicos de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, que fue capaz de devolver la visión útil a la mayoría de los pacientes afectados por una rara ceguera hereditaria conocida como amaurosis congénita de Leber tipo I o LCA1, en un ensayo en el que participaron unos pocos afectados.

Los que recibieron la dosis más alta de la terapia génica experimentaron una mejora de en su sensibilidad a la luz de hasta 10.000 veces; pudieron leer más líneas en una tabla optométrica —una tabla que se utiliza para medir la agudeza visual— y mejoraron su capacidad para recorrer un laberinto estandarizado. Según los investigadores, para muchos pacientes fue como encender por fin las luces tenues después de haber intentado navegar por sus casas en la más absoluta oscuridad durante años.

Con escasos efectos secundarios

En el ensayo también se comprobó el perfil de seguridad del tratamiento. Los efectos secundarios se limitaron en gran medida a complicaciones quirúrgicas menores. La terapia génica provocó una leve inflamación que se trató con esteroides.

«Es la primera vez que se trata a una persona con LCA1, y hemos demostrado un perfil de seguridad muy limpio, además de eficacia. Estos resultados allanan el camino para el avance de la terapia en un ensayo clínico de fase 3 y, finalmente, su comercialización», dice Shannon Boye, jefa de la División de Terapia Celular y Molecular de la Universidad de Florida y coautora del estudio. También es cofundadora de Atsena Therapeutics, una spinoff de la universidad que desarrolló la terapia génica y financió el trabajo.

La amaurosis congénita de Leber es una forma de ceguera hereditaria que se manifiesta desde el nacimiento o en los primeros meses de vida. Es un tipo de degeneración ocular que afecta a la retina, la capa de células sensibles a la luz en la parte posterior del ojo, que sufre una pérdida progresiva de los fotorreceptores de la retina —los conos y los bastones— desde el nacimiento del bebé.

Una ceguera que afecta a uno de cada 35.000 bebés

Esta condición es causada por mutaciones en varios genes diferentes, lo que impide que la retina funcione correctamente. Es, por tanto, una enfermedad hereditaria, y sigue un patrón autosómico recesivo en la mayoría de los casos. Los síntomas incluyen la falta de visión desde el nacimiento o una pérdida progresiva de la vista en los primeros años de vida.

Su incidencia es de uno de cada 35.000 nacidos vivos, y supone entre el 10% y el 18% de todos los casos de ceguera congénita.

«Atsena se complace en avanzar en el trabajo fundacional que Shannon y Sanford Boye desarrollaron en su laboratorio hace muchos años, y está encantada de que los datos de doce meses de nuestro ensayo clínico en curso se hayan publicado en una prestigiosa revista médica —dice Kenji Fujita, director médico de Atsena Therapeutics y coautor del estudio. Y continúa —Estamos deseando compartir más resultados de este programa mientras seguimos avanzando en lo que tiene el potencial de ser un gran avance en el tratamiento de la ceguera en niños y adultos con LCA1».

Shannon Boye, que también es catedrática de Pediatría de la Universidad de Florida, y Sanford Boye, científico asociado de Pediatría en la misma institución, y sus colaboradores de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón han publicado los resultados del ensayo clínico en la revista The Lancet.

La LCA1 la paceden 3.000 personas en Europa y Estados Unidos

La amaurosis congénita de Leber tipo I es una enfermedad rara. Sólo unas 3.000 personas la padecen tanto en Europa como en Estados Unidos. Se produce por tener dos copias defectuosas del gen GUCY2D, necesario para que las células sensibles a la luz de los ojos funcionen correctamente. Las personas que padecen la LCA1 suelen tener una visión muy deficiente, que les dificulta o impide conducir, leer o desplazarse por el mundo sin asistencia.

Shannon Boye lleva más de veinte años desarrollando la terapia génica dirigida a LCA1, desde que se matriculó como estudiante de posgrado en la Universidad de Florida en 2001. En colaboración con su pareja, Sanford Boye, el laboratorio de ella desarrolló el sistema de transporte basado en virus que es esencial para llevar copias funcionales del gen GUCY2D a las células correctas de los ojos. Los Boye fundaron Atsena Therapeutics en 2019 para aterrizar el tratamiento de la LCA1 y otras terapias génicas.

Recoderdemos que la terapia génica es, en esencia, una técnica médica que busca tratar o prevenir enfermedades mediante la modificación del material genético de las células de un paciente. Esta técnica puede implicar la inserción, la eliminación o la alteración de genes dentro de las células del cuerpo.

Un gen defectuoso por uno funcional

La idea de este tratamiento es corregir defectos genéticos que causan enfermedades, o bien añadir nuevos genes que puedan ayudar a combatir una enfermedad. Hay varias formas de llevar a cabo la terapia génica, como son la sustitución de genes defectuosos por unas copias sanas de los mismos genes; la adición de genes nuevos, que consiste en introducir un nuevo gen en las células del paciente para ayudar a combatir una enfermedad o mejorar una función; y la inhibición de genes problemáticos, donde se desactiva un gen que está causando problemas, como en el caso de algunos tipos de cáncer.

En muchas terapias génicas se utilizan virus como vehículos para entregar el material genético a las células. Estos virus se modifican para que sean inofensivos y actúen como vehículos de transporte para introducir genes terapéuticos en las células del paciente. Estos virus modificados, conocidos como vectores virales, tienen la capacidad de insertar el material genético deseado de manera precisa y eficiente en las células objetivo.

«La mayoría de las empresas farmacéuticas no están interesadas en tratar estas enfermedades raras, porque no son grandes generadoras de ingresos —explica Sanford Boye. Y añade—: Pero nosotros creemos que estos pacientes merecen atención, porque tenemos tratamientos que funcionan y proporcionan mejoras realmente significativas en su calidad de vida».

Cinco años de mejoría

En el estudio se inscribieron quince pacientes, que fueron atendidos en la Universidad de Pensilvania y en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón. Los sujetos recibieron una de tres dosis diferentes de la terapia génica para identificar la dosis más segura y eficaz para futuros ensayos. Todos los pacientes recibieron el tratamiento en un ojo, lo que supuso una inyección quirúrgica en la retina.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los pacientes durante un año, para comprobar su visión en el ojo tratado en comparación con el ojo sin intervenir. Los sujetos que recibieron dosis más altas experimentaron mayores mejoras en su visión.

Los investigadores esperan que la terapia génica dure indefinidamente y que solo sea necesario un único tratamiento por ojo. Hasta ahora, han observado mejoras visuales que duran al menos cinco años.

El acceso generalizado al tratamiento requerirá la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, la FDA, tras un ensayo clínico de fase 3, en el que se probará la terapia en una población mayor de pacientes con amaurosis congénita de Leber tipo I.▪️

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