¿Hay cerebros de derechas y de izquierdas?

Un estudio entre holandesas viene a matizar la relación que puede existir entre la estructura cerebral y la ideología. Y reduce la diferencia a «una semilla de sésamo».

Por la Universidad de Ámsterdam

La diferencia entre la amígdala de los individuos de derechas y de izquierdas es del tamaño de una semilla de sésamo, según los autores del nuevo estudio.

La diferencia entre la amígdala de los individuos de derechas y de izquierdas es del tamaño de una semilla de sésamo, según los autores del nuevo estudio. El tamaño de la amígdala del votante conservador medio es de 157 semillas de sésamo y el del votante progresista medio es de 156. Imagen generada con Copilot

Durante mucho tiempo se ha afirmado que los cerebros de las personas conservadoras son diferentes de los de las personas progresistas. Utilizando resonancias magnéticas efectuadas a casi mil holandeses, investigadores de la Universidad de Ámsterdam (UVA) han demostrado que sí existe una conexión entre la estructura cerebral y la ideología.

Sin embargo, la conexión es menor de lo esperado. No obstante, los investigadores consideran sorprendente que las diferencias cerebrales estén relacionadas con algo tan abstracto como la ideología.

La afirmación de que la estructura cerebral y la ideología están vinculadas fue alimentada por un estudio de 2011 llevado a cabo con noventa estudiantes ingleses por Ryota Kanai, del University College London Institute of Cognitive Neuroscience, y otros investigadores. Estos correlacionaron el liberalismo político y el conservadurismo con la estructura cerebral. Científicos de la UVA han realizado ahora el mayor estudio de replicación realizado hasta la fecha para investigar más a fondo la relación entre ideología y estructura cerebral.

Qué muestran las resonancias magnéticas

Los científicos analizaron las resonancias magnéticas de 975 holandeses de entre diecinueve y veintiséis años, que representaban una muestra representativa de la población holandesa en términos de educación y preferencia política. Vincularon estos escáneres a cuestionarios sobre ideología.

«La ideología puede verse como una serie de posturas sobre distintos temas o como una identidad —explica Gijs Schumacher, primer autor del estudio. y añade—: También se puede distinguir entre ideas ideológicas sobre cuestiones socioculturales, como los derechos de las mujeres y de las personas LGBTIQ, y sobre cuestiones económicas, como la desigualdad de ingresos».

La amígdala «conservadora» es ligeramente mayor

Los científicos descubrieron, al igual que en el estudio inglés, que la amígdala de las personas conservadoras es ligeramente más grande. «Es notable que también hayamos encontrado este resultado en nuestra muestra, mucho más amplia y representativa. Por ejemplo, la muestra inglesa no contenía ningún participante extremadamente conservador, mientras que la nuestra sí», afirma Schumacher.

Recordemos que la amígdala es una estructura en forma de almendra situada en el sistema límbico del cerebro humano. Juega un papel central en la detección y respuesta a emociones, especialmente el miedo y la agresión. Actúa como un centro de alarma que ayuda a evaluar situaciones potencialmente amenazantes. También está involucrada en la formación de recuerdos emocionales, lo que significa que los eventos que generan emociones fuertes suelen recordarse mejor.

Por otro lado, hay que decir que la amígdala tiene conexiones con varias áreas del cerebro, incluida la corteza prefrontal y el hipocampo, lo que le permite influir en la toma de decisiones y en la regulación emocional.

Schumacher, profesor de Política Científica y sus colegas también descubrieron que no hay relación entre otra zona cerebral —el córtex cingulado anterior— y la ideología, algo que sí encontró el estudio original. Situado en la región medial del lóbulo frontal, el córtex cingulado anterior juega un papel importante en la gestión de emociones a través de su conexión con la amígdala y otras áreas del cerebro.

Una semilla de sésamo de diferencia

También participa en el proceso de toma de decisiones, especialmente en situaciones que implican la evaluación de recompensas y castigos, y se ha asociado con la capacidad de comprender y compartir las emociones de los demás, lo que es esencial para la empatía y las relaciones interpersonales.

La diferencia en la amígdala de los individuos de derechas y de izquierdas era del tamaño de una semilla de sésamo, según podemos leer en los resultados del estudio. El tamaño de la amígdala del votante conservador medio es de 157 semillas de sésamo y el del votante progresista medio es de 156 semillas de sésamo.

«Es una diferencia pequeña, pero significativa. Sugiere que existe una conexión entre la anatomía del cerebro y la ideología a cierto nivel, pero que es muy indirecta —explica Steven Scholte, coautor del estudio. Y continúa—: Por eso esperábamos no encontrar ningún efecto».

«Sin embargo, no sabemos exactamente cómo se relacionan el conservadurismo y el tamaño de la amígdala», añade Diamantis Petropoulos Petalas, también asociado a este estudio, pero que ahora trabaja en el American College de Grecia. Y añade—: La amígdala se ha estudiado principalmente en relación con las situaciones amenazantes y el miedo, pero parece responder de forma mucho más amplia a las emociones en general y a la información divergente».

«Nosotros sostenemos que la ideología debe considerarse un concepto mucho más amplio, y demostramos que hay menos conexiones entre cerebro e ideología de las que se han encontrado en estudios anteriores», afirma el profesor Schumacher.

«Nosotros sostenemos que la ideología debe considerarse un concepto mucho más amplio, y demostramos que hay menos conexiones entre cerebro e ideología de las que se han encontrado en estudios anteriores», afirma el profesor Schumacher. Imagen generada con Copilot

No hay una dicotomía simple

En palabras de Petalas, «puede haber una conexión: la amígdala es más grande en individuos que reaccionan con más fuerza a la información, lo que a veces podría dar lugar a ideas más conservadoras en política».

Sin embargo, la investigación sugiere que no existe una dicotomía simple respecto a la ideología política en el cerebro. A veces se habla de cerebros azules (demócratas) y rojos (republicanos) en el contexto estadounidense. «Esta metáfora es tentadora, pero está totalmente fuera de lugar —afirma Schumacher—. Nosotros sostenemos que la ideología debe considerarse un concepto mucho más amplio, y demostramos que hay menos conexiones entre cerebro e ideología de las que se han encontrado en estudios anteriores».

La propia ideología es también más compleja de lo que se suponía en investigaciones anteriores. Como ejemplo, Schumacher menciona cómo los participantes que votaron al SP, un partido político holandés con posiciones económicas radicales de izquierdas pero valores sociales más conservadores, tenían una amígdala más grande de media que los participantes que se identificaban con partidos más progresistas. «Por tanto, la ideología es mucho más compleja que la mera identificación en temas socioculturales», advierte el profesor de Política Científica.

Los investigadores ampliaron su análisis para encontrar conexiones entre la ideología y otras áreas cerebrales. Por ejemplo, hallaron una conexión entre el volumen de la circunvolución fusiforme derecha, una zona del cerebro importante para el reconocimiento facial, y posiciones más derechistas en cuestiones sociales y económicas. Queda por ver la razón de ello. ▪️

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