El virus que causa la covid-19 está muy extendido en la vida silvestre
Seis de las veintitrés especies silvestres más comunes mostraron signos de infección por el virus SARS-CoV-2 en un examen animal realizado en el estado de Virginia, según ha revelado el rastreo del material genético del virus.
Por Matt Chittum / Virginia Tech
El SARS-CoV-2, el virus responsable de la covid-19, enfermedad que ha matado casi a siete millones de personas en todo el mundo desde que la OMS la reconoció como una pandemia en 2019, está muy extendido entre las especies silvestres, según una investigación del Virginia Tech publicada en la revista Nature Communications.
El virus se detectó en seis especies comunes en los patios traseros de las casas, y se encontraron anticuerpos que indican una exposición previa al virus en cinco especies, con tasas de exposición que oscilaron entre el 40% y el 60% dependiendo de la especie.
El seguimiento genético de animales salvajes confirmó tanto la presencia del SARS-CoV-2 como la existencia de mutaciones virales únicas con linajes muy parecidos a las variantes que circulaban en los seres humanos en ese momento, lo que respalda aún más la transmisión de humano a animal, según el estudio.
La mayor exposición al SARS CoV-2 se encontró en animales cerca de rutas de senderismo y áreas públicas de alto tráfico, lo que sugiere que el virus pasó de los seres humanos a la naturaleza, según científicos del Instituto de Investigación Biomédica Fralin en el Virginia Tech el Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias del Virginia Tech y el Instituto de Ciencias de la Vida Fralin.
Los hallazgos destacan la identificación de nuevas mutaciones en el SARS-CoV-2 en la vida silvestre y la necesidad de una vigilancia amplia, dicen los investigadores. Estas mutaciones podrían ser más dañinas y transmisibles, lo que crea desafíos para el desarrollo de vacunas.
La gente no debe temer las interacciones típicas con la vida silvestre: los científicos no encontraron evidencia alguna de que el virus se transmitiera de animales a humanos.
Los científicos enfatizan, sin embargo, que no encontraron evidencia alguna de que el virus se transmitiera de animales a humanos, y que las personas no deben temer las interacciones típicas con la vida silvestre.
Los investigadores examinaron animales de veintitrés especies comunes de Virginia para detectar infecciones activas y anticuerpos que indicaran infecciones previas por el virus SARS-CoV-2. Encontraron signos de este en ratones ciervo (Peromyscus), zarigüeyas de Virginia, mapaches, marmotas, conejos de cola de algodón del este y murciélagos rojos del este.
El virus aislado de una zarigüeya mostró mutaciones virales que no se habían informado anteriormente y que pueden afectar potencialmente la forma en que el virus afecta a los seres humanos y su respuesta inmunitaria.
“El virus puede saltar de los seres humanos a los animales salvajes cuando estamos en contacto con ellos, como un autoestopista que cambia de vehículo para viajar con un conductor más adecuado” —explica Carla Finkielstein, catedrática de Ciencias Biológicas del Instituto de Investigación Biomédica Fralin del Virginia Tech y una de las autoras del artículo. Y añade—: El objetivo del virus es propagarse para sobrevivir. El virus pretende infectar a más humanos, pero las vacunas protegen a muchos de nosotros. Así que el virus se dirige a los animales, adaptándose y mutando para prosperar en los nuevos huéspedes».
Las infecciones por CoV-2 del SRAS se habían identificado anteriormente en animales salvajes, principalmente en ciervos de cola blanca y visones asilvestrados. El estudio de Virginia Tech amplía significativamente el número de especies examinadas y la comprensión de la transmisión del virus a la fauna salvaje y entre ella.
Los datos sugieren que la exposición al virus ha sido generalizada en la fauna salvaje y que las zonas de gran actividad humana pueden servir de puntos de contacto para la transmisión entre especies.
“Este estudio se debe a la existencia de una laguna importante en nuestros conocimientos sobre la transmisión del SRAS-CoV-2 en una comunidad de animales salvajes más amplia —comenta Joseph Hoyt, profesor adjunto de Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias de Virginia Tech y autor del artículo. Y añade—: Hasta la fecha, muchos estudios se han centrado en el ciervo de cola blanca, mientras que sigue sin conocerse lo que ocurre en gran parte de nuestra fauna salvaje común”.
El equipo de investigación recogió 798 hisopos nasales y orales de animales capturados vivos en el campo y puestos en libertad en Virginia, o en tratamiento en centros de rehabilitación de animales salvajes también de este estado. El equipo obtuvo además 126 muestras de sangre de seis especies. Los lugares se eligieron para comparar la presencia del virus en animales de sitios con distintos niveles de actividad humana, desde zonas urbanas hasta zonas salvajes remotas.
Los investigadores no están seguros de los medios de transmisión del hombre a los animales
El estudio también identificó a dos ratones en la misma ubicación el mismo día con exactamente la misma variante, lo que indica que ambos la contrajeron del mismo ser humano o que uno infectó al otro.
Los investigadores no están seguros de los medios de transmisión del hombre a los animales. Una posibilidad son las aguas residuales, pero los científicos del Virginia Tech creen que los cubos de basura y los alimentos desechados son fuentes más probables.
"Creo que el gran mensaje es que el virus es bastante omnipresente —afirmaAmanda Goldberg, exasociada postdoctoral en el laboratorio de Hoyt, quien es la primera autora del estudio. Y continúa—: Encontramos aspectos positivos en un gran conjunto de animales comunes en el patio trasero de las casas".
Al virus le es indiferente que su huésped camine sobre dos o cuatro patas
Si bien este estudio se centró en el estado de Virginia, muchas de las especies que dieron positivo son animales silvestres comunes que se encuentran en toda América del Norte. Es probable que también estén expuestos en otras áreas, y se necesita con urgencia una vigilancia en una región más amplia, advierte Hoyt.
“Al virus le es indiferente que su huésped camine sobre dos o cuatro patas. Su principal objetivo es la supervivencia. Las mutaciones que no confieren una ventaja de supervivencia o replicación al virus no persistirán y acabarán desapareciendo”, afirma Finkielstein, que también es director del Laboratorio de Diagnóstico Molecular del Virginia Tech. El laboratorio de Roanoke se estableció en abril de 2020 para ampliar las pruebas de la covisd-19.
“Comprendimos la importancia crítica de secuenciar el genoma del virus que infecta a esas especies —dice Finkielstein. Y añade—: Era una tarea monumental que solo podía llevar a cabo un grupo de biólogos moleculares, bioinformáticos y modelizadores con talento en unas instalaciones de vanguardia. Estoy orgulloso de mi equipo y mis colaboradores, de su profesionalidad y de todo lo que han aportado para garantizar nuestro éxito”.
Según los científicos, la vigilancia de estas mutaciones debe continuar y no descartarse. Hay que seguir investigando cómo se transmite el virus de los seres humanos a la fauna salvaje, cómo puede propagarse dentro de una especie y quizá de una especie a otra.
“Este estudio pone de relieve la amplia gama de hospedadores que puede tener el SRAS-CoV-2 en la naturaleza y lo extendido que puede llegar a estar —afirma Hoyt. Y añade—: Queda mucho trabajo por hacer para entender qué especies de la fauna salvaje, si es que hay alguna, serán importantes en el mantenimiento a largo plazo del SARS-CoV-2 en humanos”.
“Pero lo que ya hemos aprendido —dice Finkielstein— es que el SRAS-CoV-2 no es solo un problema humano, y que se necesita un equipo multidisciplinar para abordar eficazmente su impacto en diversas especies y ecosistemas”. ▪️
Información facilitada por el Virginia Tech -Adaptación: Enrique Coperías / RexMolón Producciones
Fuente: Goldberg, A.R., Langwig, K.E., Brown, K.L. et al. Widespread exposure to SARS-CoV-2 in wildlife communities. Nature Communications (2024). DOI: https://doi.org/10.1038/s41467-024-49891-w