El virus de Zika convierte la piel humana en un «imán de mosquitos» para asegurar su propagación
El virus de Zika no solo infecta a los humanos, sino que transforma su piel en un imán para los mosquitos para potenciar su propagación. Un nuevo estudio revela cómo este virus manipula nuestro metabolismo para asegurar su supervivencia.
Por Enrique Coperías
El virus de Zika se identificó por primera vez en Uganda en 1947 en un mono macaco Rhesus y hoy se conoce su presencia en más de noventa países. A su creciente expansión ha contribuido el mosquito Aedes aegypti, que también transmite el dengue y el chikungunya.
Factores como el cambio climático y la urbanización han favorecido su propagación en los últimos años. Sin embargo, hasta ahora se sabía poco sobre los mecanismos que facilitan la transmisión del virus de Zika. Un estudio reciente ha revelado un sorprendente hallazgo: el virus no solo se transmite de manera pasiva, sino que manipula el cuerpo humano para aumentar sus probabilidades de propagación.
Un equipo de investigadores de la Facultad de de Medicina Tropical de Liverpool, en el Reino Unido, y de otras instituciones ha descubierto que el virus de Zika altera la expresión genética de las células de la piel, específicamente los fibroblastos dérmicos. Estas células son clave para la integridad estructural de la piel, pero, al ser infectadas por el virus, comienzan a producir una mayor cantidad de compuestos orgánicos volátiles (COV), sustancias químicas que son detectadas por los mosquitos y los incitan a picar con mayor frecuencia.
Cambios en el olor de la piel
El estudio, publicado en la revista Communications Biology, utilizó técnicas avanzadas de análisis del metaproteoma, que examina el efecto global de la interacción entre genes y proteínas dentro de un organismo. Los resultados muestran que el virus de Zika altera el metabolismo celular, e incrementa la producción de ciertos COV, lo que convierte a las personas infectadas en auténticos imanes para los mosquitos.
La piel humana emite de forma natural una variedad de compuestos químicos que forman parte de su olor característico. Estos incluyen aldehídos, cetonas y alcoholes, entre otros. En el caso de una persona infectada con el virus de Zika, el perfil de estos compuestos cambia drásticamente.
En efecto, los científicos han detectado un aumento significativo en la emisión de sustancias como la sulcatona, el decanal y el dodecanal, que son particularmente atractivas para los mosquitos.
Un ciclo de transmisión reforzado
Para demostrar este efecto, los científicos realizaron experimentos en el laboratorio con mosquitos Aedes aegypti, y observaron que aquellos expuestos a los olores de células infectadas con el virus de Zika eran significativamente más propensos a buscar una fuente de alimentación en comparación con aquellos expuestos a células sanas.
«Nuestros hallazgos muestran que el virus de Zika no solo se transmite de forma pasiva, sino que manipula activamente la biología humana para garantizar su supervivencia.», explica el dcotor Noushin Emami, profesor de la Facultad de Medicina Tropical de Liverpool y coautor principal del estudio.
Este descubrimiento es crucial para comprender cómo el virus de Zika se mantiene y se propaga en las poblaciones humanas. «Entre las décadas de 1960 y 1980 se detectaron infecciones humanas esporádicas en África y Asia. Sin embargo, desde 2007 se han registrado brotes de enfermedad por el virus de Zika en África, América, Asia y el Pacífico», dicen fuentes de la OMS.
Al hacer que las personas infectadas sean más atractivas para los mosquitos, el virus aumenta sus probabilidades de ser ingerido por un vector, lo que facilita su transmisión a nuevas víctimas.
Posibles estrategias para combatir el virus
Los investigadores también encontraron que la exposición a estos compuestos volátiles no solo hace que los mosquitos piquen más, sino que también influye en su alimentación. Los mosquitos que se alimentaron en presencia de estos compuestos consumieron mayores cantidades de sangre, lo que podría mejorar su supervivencia y capacidad reproductiva, fortaleciendo aún más la transmisión del virus de manera indirecta.
A medida que los casos de Zika aumentan y los mosquitos Aedes amplían su distribución geográfica, comprender estos mecanismos de transmisión puede ser clave para desarrollar nuevas estrategias de control. Una de las ideas planteadas en el estudio es la posibilidad de diseñar intervenciones genéticas o químicas que alteren los compuestos emitidos por la piel, y reducir de este modo su atractivo para los mosquitos.
«Esto podría incluir el desarrollo de intervenciones genéticas capaces de alterar las señales químicas emitidas por la piel, reduciendo así su atractivo para los mosquitos —dice el doctor Emami en un comunicado de la Facultad de Medicina Tropical de Liverpool. Y añade—: Las posibilidades son tan intrigantes como urgentes».
¿Qué significa esto para la salud pública?
En el futuro, esta información podría utilizarse para diseñar repelentes más efectivos o incluso modificar genéticamente a los mosquitos para que sean menos sensibles a estos compuestos. Otra estrategia en estudio es el uso de trampas que imiten los olores de una persona infectada, atrayendo a los mosquitos y eliminándolos antes de que puedan propagar la enfermedad.
El virus de Zika suele causar una infección leve o incluso asintomática en la mayoría de las personas, pero cuando aparecen síntomas, estos pueden durar entre dos y siete. Los más comunes incluyen fiebre baja, erupción cutánea, conjuntivitis, dolor muscular y articular, fatiga y dolor de cabeza.
En algunos casos, la infección se ha asociado con complicaciones graves, como el síndrome de Guillain-Barré en adultos, que puede causar parálisis temporal. El virus de Zika resulta especialmente preocupante para las mujeres embarazadas, ya que puede causar microcefalia y otros trastornos neurológicos en los fetos.
Una lección clara: el virus de Zika es mucho más astuto de lo que creíamos
Si bien actualmente no existe una vacuna ni un tratamiento específico, el control del mosquito vector sigue siendo la principal estrategia de prevención. Sin embargo, este nuevo hallazgo sugiere que es necesario replantear las estrategias de control, e incorporar a ella los últimos conocimientos sobre cómo el virus manipula al huésped humano para favorecer su transmisión.
Este descubrimiento también resalta la importancia de abordar el problema desde una perspectiva ecológica y evolutiva. Los virus no son solo entidades pasivas que esperan ser transmitidas, sino que han desarrollado mecanismos para aumentar sus probabilidades de éxito, en este caso, modificando el metabolismo humano para atraer a su vector.
Por ahora, este hallazgo nos deja una lección clara: el Zika es mucho más astuto de lo que pensábamos y la naturaleza sigue teniendo maneras sorprendentes de asegurar la supervivencia de los virus. ▪️
Información facilitada por la Facultad de Medicina Tropical de Liverpool
Fuente: Mozūraitis, R., Cirksena, K., Raftari, M. et al. Zika virus modulates human fibroblasts to enhance transmission success in a controlled lab-setting. Communications Biology (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s42003-025-07543-9