El tráfico de cocaína se “esnifa” hábitats críticos para las aves

Además de sus consecuencias nefastas para el ser humana, el tráfico de cocaína daña el medioambiente y amenaza hábitats importantes para docenas de especies de aves migratorias, según un nuevo estudio.

Por Pat Leonard

Imagen conceptual de un ave posada sobre unos paquetes con cocaína generada con DALL-E.

El tráfico de cocaína daña el medioambiente y amenaza hábitats imprescindibles para decenas de especies de aves migratorias, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Sustainability.

Dos tercios de las zonas más importantes para las aves forestales de América están afectadas por las actividades del tráfico de cocaína, advierte una nueva investigación. En estas áreas colonizadas por el narcotráfico hay 67 especies de aves migratorias que se reproducen en Estados Unidos y Canadá y pasan el invierno en Centroamérica.

“Cuando los narcotraficantes se ven empujados por las fuerzas del orden a operar en zonas boscosas remotas, despejan el terreno para crear pistas de aterrizaje, carreteras y pastos para el ganado —afirma Amanda Rodewald, la autora principal y directora del Centro de Estudios de Poblaciones Aviares del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell. Y añade —: "Esas actividades —y las estrategias antinarcóticos que contribuyen a ellas— pueden deforestar espacios naturales completos y amenazar a las especies que viven en ellos".

Tráfico de cocaína y biodiversidad.

En el estudio, científicos de cuatro universidades, así como del Servicio de Pesca y Vida Silvestre estadounindese, combinaron medidas de diversas características del paisaje y concentraciones de aves migratorias en Centroamérica para poner de relieve la inesperada conexión entre un problema social generalizado, como es el del tráfico de cocaína, y la biodiversidad.

Más de la mitad de la población mundial de una de cada cinco especies migratorias habita en zonas que se volvieron más atractivas para los narcotráficantes tras el pico de presión a los que les sometió las fuerzas del orden, medido como el volumen de cocaína incautado. Por ejemplo, el 90% de la población mundial de reinitas caridoradas (Setophaga chrysoparia), ave en peligro de extinción; y el 70% de las reinitas alidoradas​ (Vermivora chrysoptera) y los vireos de Filadelfia (Vireo philadelphicus) invernan en esas áreas naturales vulnerables.

Los bosques más grandes que quedan en Centroamérica, que están habitados desproporcionadamente por pueblos indígenas, conocidos como los Cinco Grandes Bosques, están experimentando niveles crecientes de tráfico de cocaína.

Una zona deforestada por el narco en la Reserva de la Biósfera Río Plátano, en Honduras.

Una zona deforestada por los narcotraficantes en la Reserva de la Biósfera Río Plátano, en Honduras. Crédito: Erik Nielsen / Northern Arizona University

Los Cinco Grandes Bosques son una clasificación ecológica que hace referencia a los cinco principales tipos de bosques en América Central, basándose en su biodiversidad, importancia ecológica y tamaño. Estos bosques son cruciales para la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en la región. Los Cinco Grandes Bosques lo conforman la Selva Maya, situada en el norte de Guatemala, Belice y el sureste de México; La Mosquitia, una vasta región de bosques tropicales y humedales ubicada en el noreste de Honduras y el este de Nicaragua; el Indio Maíz –Tortuguero, un bosque que se extiende desde el sur de Nicaragua hasta el norte de Costa Rica; Talamanca, ecosistemas de páramo y bosques nubosos situadod en la cordillera de Talamanca, que atraviesa Costa Rica y Panamá; y Darién, una región de selvas tropicales y manglares localizada en el este de Panamá y el noroeste de Colombia.

La presión de las fuerzas de seguridad desempeña un papel importante en el movimiento de las rutas de tráfico y los lugares de narcodeforestación

"La política antidroga de Estados Unidos en Centroamérica se centra en el lado de la oferta de la ecuación, y la presión de las fuerzas de seguridad desempeña un papel importante en el movimiento de las rutas de tráfico y los lugares de narcodeforestación — dice el coautor del estudio Nicholas Magliocca, profesor asociado de la Universidad de Alabama (Estados Unidos). Y añade —: Después de cuarenta años, ese enfoque no ha funcionado. De hecho, el tráfico de cocaína no ha hecho más que expandirse y convertirse en una red mundial. Antes la cocaína sólo pasaba por Centroamérica, pero ahora se ha convertido en un centro de transporte mundial".

Este estudio se basa en anteriores trabajos etnográficos y de modelización realizados por Magliocca y un núcleo de investigadores que examinan las condiciones de uso del suelo y las decisiones tomadas por los propios traficantes en función del riesgo y el beneficio percibidos.

El 90% de la población mundial de reinitas caridoradas (Setophaga chrysoparia), ave en peligro de extinción, inverna en áreas naturales vulnerables a la actividad del tráfico de cocaína. Cortesía: Steve Maslowski/U. S. Fish and Wildlife Service

"Esta investigación ofrece una visión aún más completa de los daños causados por el narcotráfico y de la forma en que actualmente luchamos contra él —afirma Magliocca. Y añade —: Hay que tener en cuenta el comportamiento adaptativo de los traficantes. Hay que hacer algo más que perseguir reactivamente a los narcotraficantes, que tienen un dinero y un poder casi ilimitados en la región. No hay duda de que es una situación compleja, variable y peligrosa".

"La incorporación de medidas que refuercen la capacidad de las comunidades y gobiernos locales para vigilar y proteger los bosques, cultivar formas alternativas de ingresos y resolver la falta de claridad en la tenencia de la tierra supondría un gran avance —afirmó Rodewald. Y concluye —: Nuestro estudio es un recordatorio de que no podemos abordar los problemas sociales en el vacío porque pueden tener consecuencias medioambientales imprevistas que socaven la conservación del entorno natural". ◾️

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