El coste oculto (para tu salud) de las aplicaciones gratuitas
La procrastinación, la falta de sueño y la reducción de la concentración son parte del precio que pagamos por disfrutar de aplicaciones para móviles gratuitas, según un nuevo estudio.
Por Enrique Coperías
Las aplicaciones para móviles gratuitas han revolucionado la manera en que los usuarios acceden a herramientas y servicios digitales. Sin embargo, como cualquier opción, presentan tanto ventajas como desventajas.
Los usuarios pueden descargar y utilizar aplicaciones sin necesidad de realizar un desembolso económico inicial, lo que las hace accesibles para una amplia audiencia, y suelen estar disponibles para descarga inmediata en las tiendas de aplicaciones, una propuesta que hace posible que los usuarios empiecen a utilizarlas al instante.
Además, muchos desarrolladores de aplicaciones gratuitas ofrecen actualizaciones periódicas para mejorar funcionalidades, corregir errores y mantener la compatibilidad con nuevos dispositivos.
Esta son algunas de las virtudes de las aplicaciones de coste cero. Pero también tienen sus inconvenientes. Para su monetización, muchas de ellas incluyen anuncios que pueden interrumpir la experiencia del usuario y, lo que no es menos importante, recopilan datos personales de los usuarios para fines publicitarios o de análisis, una actividad que puede generar inquietudes sobre la privacidad.
De gratis, nada de nada
Ahora, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) y de los RISE Research Institutes of Sweden advierte de, ademas de robarnos datos personales, nos roban la salud. La procrastinación, la falta de sueño y la reducción de la concentración son parte del precio que pagamos por las aplicaciones móviles gratuitas.
La mayoría de nosotros somos conscientes de que nuestra atención digital es moneda de cambio para empresas como Google y Facebook. Analizando nuestros patrones de comportamiento digital, pueden dirigir publicidad personalizada directamente a nuestros canales.
Nuestra atención se convierte así en el producto que se vende a los anunciantes. Por ejemplo, los 3.000 millones de usuarios mensuales de YouTube generaron unos ingresos de 30.000 millones de euros, principalmente por servicios percibidos como gratuitos.
Una economía de precio cero
A menudo, estos datos se recopilan a través de aplicaciones móviles que no cuestan dinero para descargar e instalar. Pero según los autores del nuevo informe, hay más costos, además de los datos personales, asociados con las aplicaciones gratuitas.
«Posponer las cosas, esto es, procrastinar, fue el mayor costo oculto. Pero la falta de sueño, la reducción de la concentración y las aplicaciones que quitan tiempo al contacto físico con los amigos, los pasatiempos y el entrenamiento, también fueron costeos que surgieron —dice Martin Mileros, estudiante de doctorado en la Universidad de Linköping e investigador en el instituto de investigación RISE. Y añade—: Puede ser difícil para los usuarios poner el dedo en la llaga en ese momento».
El fenómeno que investigan los investigadores se denomina economía de precio cero, lo que significa que un proveedor de servicios ofrece sus servicios a cambio de los datos y la atención del usuario sin que el dinero cambie de manos. En la economía tradicional, el coste para el particular corresponde al valor para la empresa. Pero en la economía de precio cero, coste y valor están disociados.
El valor de la privacidad y la transparencia
Los investigadores entrevistaron a 196 personas en Linköping, en torno al campus universitario y el parque científico. Por tanto, no puede decirse que la selección sea representativa de toda la población. No obstante, los investigadores creen que pueden echar un pulso a cómo ven los usuarios los costes ocultos y sus datos personales.
Según los investigadores, es la primera vez que se examina de este modo a los usuarios y su actitud ante la economía de precio cero.
«Podemos ver que multitud de usuarios valoran mucho la privacidad y la transparencia. Además, el estudio muestra que los usuarios prefieren realizar compras únicas de sus aplicaciones favoritas para proteger su privacidad frente a utilizar servicios que son gratuitos, pero que recopilan datos personales", afirma Mileros.
Además de una mayor transparencia por parte de las empresas, los investigadores también quieren que los responsables políticos impongan exigencias más estrictas a las empresas para que revelen los posibles costes ocultos.
«Muchas aplicaciones están diseñadas para hacernos más o menos dependientes de ellas. Los niños y los jóvenes son especialmente vulnerables. Debería haber restricciones más estrictas para muchas aplicaciones, pero también algún tipo de información sobre los costes ocultos», advierte Mileros.
En palabras de este investigador, «se podría comparar con las advertencias gráficas de los paquetes de cigarrillos. Y para los usuarios, es importante entender estos posibles costes ocultos y tomar decisiones con más conocimiento de causa».
Aunque las conclusiones del estudio sugieren que hay costes ocultos, Mileros sigue pensando que muchos usuarios pueden sacar mucho provecho y disfrutar de las aplicaciones gratuitas.
«Puedes encontrar información, chatear, etc. Además, puedes cambiar de aplicación sin muchos problemas si algo no te gusta. Así que podría verse como una situación en la que tanto las empresas como los particulares salen ganando. Pero es fácil olvidar los otros aspectos del uso de las apps», concluye Mileros. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Linköpin
Fuente: Martin D. Mileros, Robert Forchheimer. Free for you and me? Exploring the value users gain from their seemingly free apps. Digital Policy Regulation and Governance (2024). DOI: 10.1108/DPRG-01-2024-0009