Un implante cerebral permite a un hombre con parálisis pilotar un dron virtual con el pensamiento

Un hombre tetrapléjico ha pilotado un dron virtual en una carrera de obstáculos simplemente pensando en mover los dedos, gracias a un implante cerebral que traduce sus señales neuronales mediante inteligencia artificial.

Por Enrique Coperías

Una persona con tetraplejía ha logrado pilotar un dron virtual a través de una pista de obstáculos imaginando que movía los dedos. Cortesía: Willsey et al.

Un innovador sistema de interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) ha permitido a un hombre con parálisis controlar un dron virtual a través de una pista de obstáculos con la mente, usando señales cerebrales decodificadas por inteligencia artificial (IA).

Este avance representa un paso significativo en la tecnología asistiva, que incluye dispositivos o sistemas diseñados para mejorar la funcionalidad, la independencia y la calidad de vida de personas con discapacidades. Además, no solo ofrece funcionalidad, sino también una experiencia recreativa que impulsa la conexión social y la sensación de empoderamiento.

El participante, un hombre de 69 años con tetraplejía causada por una lesión en la médula espinal, utilizó un sistema que traduce sus pensamientos en movimientos virtuales de los dedos. Equipado con un implante de Blackrock Neurotech compuesto por 192 electrodos implantados en la región cerebral que controla el movimiento de las manos, sus señales neuronales fueron procesadas por un modelo de IA avanzado.

La IA, al control de tres grupos de dedos

Dicho modelo de inteligencia artificial permitió el control continuo y preciso de tres grupos de dedos, con el pulgar funcionando en dos dimensiones, lo que da un total de cuatro grados de libertad.

Durante las pruebas, el participante aprendió a imaginar los movimientos de sus dedos para generar señales eléctricas que el sistema interpretaba en tiempo real. Estas señales se usaron para controlar un dron simulado, que logró navegar por circuitos complejos.

La IA, clave en el proceso, mapeó las señales neuronales a las intenciones del usuario, un desafío técnico significativo debido a la complejidad del cerebro humano. Con práctica, el participante pilotó hábilmente el dron, y llegó a completar un circuito en 163 segundos, en su mejor tiempo.

El participante usó un implante cerebral con 192 electrodos que, junto a un modelo de IA, tradujo sus pensamientos en movimientos virtuales de los dedos.

El participante usó un implante cerebral con 192 electrodos que, junto a un modelo de IA, tradujo sus pensamientos en movimientos virtuales de los dedos. Cortesía: Willsey et al.

Experimentar la sensación de volar

El logro no solo marca un hito tecnológico, sino que también cumplió un sueño personal del participante: experimentar la sensación de volar. Según Matthew Willsey, líder del proyecto e investigador de la Universidad de Míchigan, el dron fue una prioridad tanto para el equipo como para el usuario. «Parecía muy empoderado y emocionado. Nos pedía grabar videos de sus vuelos para compartirlos con amigos», ha comentado Willsey en la revista New Scidntist.

Este aspecto emocional subraya la importancia de la tecnología no solo en términos de funcionalidad, sino también en su capacidad para restaurar la autoestima y la conexión social.

El sistema también permitió al participante alcanzar objetivos virtuales con rapidez y precisión, y lograr tasas de adquisición de hasta 76 objetivos por minuto, con tiempos promedio de 1,58 segundos por objetivo. Estas métricas superan a dispositivos previos, que solo podían decodificar movimientos de dos dedos, y duplican así las capacidades de sistemas similares probados en primates no humanos.

La tecnología aún requiere entrenamiento individualizado

Sin embargo, los desafíos persisten. La tecnología aún requiere entrenamiento individualizado para cada usuario, un proceso que debe repetirse con el tiempo, debido a posibles cambios en la posición de los electrodos o en la actividad cerebral. Aunque los resultados son impresionantes, Willsey subraya que aún hay mucho por hacer antes de que estas BCI sean aplicables de manera confiable a tareas complejas y cotidianas.

El desarrollo del dron virtual también responde a una tendencia creciente: utilizar videojuegos como herramientas de inclusión para personas con discapacidades. Los videojuegos, además de ser una fuente de entretenimiento, ofrecen oportunidades de conexión social y un sentido de logro, necesidades que muchas veces quedan insatisfechas en personas con parálisis.

Nuevos límites en la neurociencia

Este avance abre la puerta a nuevas aplicaciones del BCI, como la integración en videojuegos multijugador o plataformas sociales, y promover la participación en actividades antes inaccesibles.

El impacto de esta tecnología es potencialmente revolucionario. Además de su uso en tareas recreativas, podría aplicarse para el control de dispositivos robóticos o la reanimación de extremidades paralizadas. Esto brinda mayor independencia a las personas con discapacidades motoras.

Este trabajo no solo resalta el poder de la tecnología para transformar vidas, sino que también redefine los límites de lo que es posible en el campo de la neurociencia y las interfaces cerebro-computadora. ▪️

Fuente: Willsey, M. S., Shah, N. P., Avansino, D. T. et al. A high-performance brain–computer interface for finger decoding and quadcopter game control in an individual with paralysis. Nature Medicine (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41591-024-03341-8

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