Descubren un delfín solitario en el mar Báltico hablando consigo mismo
Un equipo de biólogos ha registrado y estudiado los sonidos que emite un delfín mular macho, bautizado por los lugareños como Delle, que vive lejos de sus congéneres en un canal del mar Báltico. Los resultados del trabajo apuntan a que es un parlanchín, y que habla consigo mismo para expresar sus sentimientos o simplemente distraerse.
Por Enrique Coperías
Los delfines solitarios que se encuentran fuera de su área de distribución habitual brindan una oportunidad única a los biólogos marinos para estudiar las señales acústicas que emiten en ausencia total de sus congéneres, lo que permite conocer mejor sus funciones comunicativas. Cuando surge una oportunidad como esta, hay que aprovecharla.
Y esto es lo que ha hecho un equipo de biólogos marinos de la Universidad del Sur de Dinamarca, tras descubrir un delfín mular macho solitario en aguas del mar Báltico. Para sorpresa de los investigadores, el cetáceo parece estar hablando consigo mismo. En su artículo publicado en la revista Bioacoustics, el grupo de investigación, dirigido por Olga A. Filatovaa, del Departamento de Biología, comenta que el objetivo de grabar los sonidos emitidos por el delfín no era otro que «probar la hipótesis de que el sistema de comunicación de los delfines exhibe una intencionalidad de primer orden». Y esperaba que «el delfín produjera pocos sonidos comunicativos, si es que generaba alguno, en ausencia de receptores potenciales».
Los delfines mulares, también conocidos como delfines nariz de botella (Tursiops truncatus), son animales muy sociales. Viven normalmente en grupos de hasta una docena de ejemplares, que forman lo que los biólogos denominan vainas. Se trata de unidades sociales a largo plazo que pueden constituir grupos más grandes de cientos de delfines o más.
A cientos de kilómetros de sus colegas más cercanos
Sin embargo, existen varios casos descritos de delfines mulares solitarios, que a veces viajan lejos de su área de distribución normal y pueden residir en regiones específicas durante períodos de tiempo prolongados. Este es el caso del delfín mular del mar Báltico, separado de sus congéneres a cientos de kilómetros.
En septiembre de 2019, los lugareños que viven en las orillas del canal de Svendborgsund, en el mar Báltico de Dinamarca, notaron que un delfín había hecho del canal aparentemente su hogar, muy lejos del área de distribución típica de estos cetáceos. La prensa local se hizo eco de la noticia, que no tardo en llamar la atención de los biólogos marinos, que querían entender por qué un delfín había decidido trasladarse hasta allí y sin compañía alguna. Enseguida descartaron de que la causa fuera que el delfín se hubiera hecho amigo de las marsopas locales.
Con el tiempo, los biólogos decidieron sumergir un micrófono en el agua para averiguar si el delfín, al que los lugareños habían bautizado como Delle, estaba produciendo algún sonido. «Los delfines mulares viven en sociedades de fisión-fusión, caracterizadas por frecuentes cambios de grupo, y exhiben un alto grado de complejidad social. Los delfines cooperan en una amplia gama de comportamientos, como la caza y el apareamiento, lo que sugiere que podrían tener un sistema de comunicación sofisticado para coordinar y sincronizar sus acciones. De hecho, los delfines mulares poseen un repertorio vocal diverso y flexible, debido a su capacidad de aprendizaje de la producción vocal, una habilidad poco común entre los mamíferos», narran los autores de la investigación en Bioacoustics.
En palabras de Filatovaa y su equipo, «los sonidos comunicativos de los delfines nariz de botella se dividen tradicionalmente en categorías estructurales, como silbidos y fuertes paquetes de sonido de banda ancha llamados pulsos de ráfaga».
Contra todo pronóstico, el equipo de investigación descubrió que Delle, que fue identificado como el individuo #1022, alias Yoda, estaba produciendo muchos y diferentes sonidos. Entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, los biólogos fueron capaces de registrar un total de 10.833 sonidos: 2.291 silbidos, 2.288 sonidos de pulso de ráfaga, 5.487 sonidos tonales de baja frecuencia y 767 sonidos de percusión.
Filatovaa y sus colegas se quedaron maravillados. Esperaban que Delle produjera pocos sonidos comunicativos en ausencia de compañeros de su especie. «Descubrimos que el delfín era muy vocal, y que emitía sonidos de pulso de ráfaga y tonales en episodios rítmicos. Los sonidos no coincidían con trenes de ecolocalización, lo que indicaba que no se producían durante las actividades de alimentación, a pesar de la presencia de rebuznos previamente identificados como asociados a la alimentación en esta población», explican estos investigadores.
Para Filatovaa, la producción de vocalizaciones en ausencia de congéneres sugiere que estos sonidos pueden ser emitidos involuntariamente como señales emocionales, como cuando un ser humano se ríe de algo a pesar de estar solo; cumplir funciones distintas de la comunicación directa; o simplemente ser un subproducto de la necesidad intrínseca de interacción social de los delfines.
Los autores de este trabajo también sugieren que es posible que la criatura, al estar sola, hable consigo misma para distraerse.▪️
Fuente: Filatova, O. A., Fedutin, I. D., Jakobsen, F., Grandjean, C., & Wahlberg, M. Dolphin self-talk: unusual acoustic behaviour of a solitary bottlenose dolphin. Bioacoustics (2024). DOI: https://doi.org/10.1080/09524622.2024.2422092