Tres cuartas partes de la superficie terrestre se han vuelto permanentemente más secas en los últimos 30 años

Los climas más áridos que ahora afectan a vastas tierras en todo el mundo no volverán a ser como antes, y este cambio está redefiniendo la vida en la Tierra. Más de 5.000 millones de personas podrían verse afectadas por la sequía extrema para 2100, según un informe de la ONU.

Por Enrique Coperías

Entre las zonas más afectadas por la tendencia a la desecación figuran casi toda Europa (95,9% de su territorio), partes del oeste de Estados Unidos, Brasil, zonas de Asia (sobre todo del este) y África central.

Entre las zonas más afectadas por la tendencia a la desecación figuran casi toda Europa (95,9% de su territorio), partes del oeste de Estados Unidos, Brasil, zonas de Asia (sobre todo del este) y África central. Cortesía: Musa Talasli, Climate Change PIX /EEA

A pesar de que en algunas partes del mundo se han intensificado los desastres relacionados con el agua, como inundaciones y tormentas, más de tres cuartas partes de la superficie terrestre se ha vuelto permanentemente más seca en las últimas décadas, según advierten científicos de la ONU en un nuevo y crudo análisis.

Alrededor del 77,6% de la superficie terrestre experimentó condiciones más secas durante las tres décadas, hasta 2020, en comparación con el período anterior de treinta años, según el informe histórico de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).

Durante el mismo periodo, las tierras secas se expandieron en unos 4,3 millones de kilómetros cuadrados —una superficie casi un tercio mayor que la India, el séptimo país más grande del mundo—, y ahora cubren el 40,6% de todas las tierras de la Tierra (excluida la Antártida).

El 7,6% de las tierras del planeta han traspasado el umbral de la aridez

En las últimas décadas, alrededor del 7,6% de las tierras del planeta —una superficie mayor que la de Canadá— han atravesado umbrales de aridez; es decir, han pasado de no ser tierras secas a ser tierras secas, o de clases de tierras secas menos áridas a clases más áridas.

La mayoría de estas zonas han pasado de paisajes húmedos a tierras secas, con graves consecuencias para la agricultura, los ecosistemas y sus habitantes.

Y la investigación advierte de que, si el mundo no consigue frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, otro 3% de las zonas húmedas del planeta se transformarán en tierras áridas a finales de este siglo.

En escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero, se prevé la expansión de las tierras secas en el medio oeste de Estados Unidos, el centro de México, el norte de Venezuela, el noreste de Brasil, el sureste de Argentina, toda la región mediterránea, la costa del mar Negro, amplias zonas del sur de África y el sur de Australia.

El informe, titulado The Global Threat of Drying Lands: Regional and global aridity trends and future projections, fue presentado en la 16.ª sesión de la Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), que se celebra hasta el 13 de diciembre en Oriente Medio, una región profundamente afectada por los impactos de la aridez.

En el peor de los casos sugieren que hasta 5.000 millones de personas podrían vivir en zonas áridas a finales de siglo, según el nuevo informe de la CNULD.

«Este análisis disipa por fin una incertidumbre que ha rodeado durante mucho tiempo las tendencias mundiales de la desertización —afirma Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la CNULD, en una nota de prensa de la ONU. Y añade—: Por primera vez, la crisis de aridez se ha documentado con claridad científica, y revela una amenaza existencial que afecta a miles de millones en todo el planeta».

«A diferencia de las sequías —períodos temporales de escasas precipitaciones—, la aridez representa una transformación permanente e implacable —explica Thiaw. Y continúa—: Las sequías terminan. Sin embargo, cuando el clima de una zona se vuelve más seco, se pierde la capacidad de volver a las condiciones anteriores. Los climas más secos que afectan ahora a vastas tierras de todo el planeta no volverán a ser como antes, y este cambio está redefiniendo la vida en la Tierra.»

El informe de la UNCCD Science-Policy Interface (SPI), el organismo de la ONU encargado de evaluar la ciencia de la degradación de la tierra y la sequía, señala al cambio climático provocado por el hombre como el principal impulsor de esta ctransformación.

El cambio climático antropogénico

Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la generación de electricidad, el transporte, la industria y los cambios en el uso del suelo, así como otras actividades humanas, calientan el planeta, lo que afectas a las precipitaciones, a la evaporación del agua y a la vida vegetal. Todo ello contribuye a crear las condiciones que aumentan la aridez.

Los datos del índice de aridez global (IA) rastrean estas condiciones y revelan un cambio generalizado a lo largo de las décadas.

Entre las zonas más afectadas por la tendencia a la desecación figuran casi toda Europa (95,9% de su territorio), partes del oeste de Estados Unidos, Brasil, zonas de Asia (sobre todo del este) y África central:

  1. Partes del oeste de Estados Unidos y Brasil. Tendencias significativas a la desecación, con escasez de agua e incendios forestales que se convierten en peligros perennes.

  2. Mediterráneo y sur de Europa. Antaño consideradas graneros agrícolas, estas zonas se enfrentan a un futuro sombrío a medida que se extienden las condiciones semiáridas.

  3. África Central y partes de Asia. Zonas biológicamente megadiversas están sufriendo la degradación de sus ecosistemas y la desertificación, lo que pone en peligro a innumerables especies.

Por el contrario, menos de una cuarta parte de la tierra del planeta (22,4%) experimentó condiciones más húmedas, con zonas en el centro de Estados Unidos, la costa atlántica de Angola y partes del sudeste asiático. Todas ellas mostraron algunos aumentos de humedad.

Impacto brutal de la aridez en China

Sin embargo, la tendencia general es clara: las tierras secas se están expandiendo, empujando a los ecosistemas y a las sociedades a sufrir los impactos mortales de la aridez.

El informe cita a Sudán del Sur y Tanzania como las naciones con el mayor porcentaje de tierras en transición a tierras secas, y a China como el país que experimenta el mayor cambio total de tierras no secas a tierras secas.

Para los 2.300 millones de personas —más del 25% de la población mundial— que viven en las tierras secas en expansión, esta nueva normalidad requiere soluciones duraderas y adaptables. La degradación de la tierra relacionada con la aridez, conocida como desertificación, representa una grave amenaza para el bienestar humano y la estabilidad ecológica.

Aridez y migraciones forzadas

Y a medida que el planeta siga calentándose, las proyecciones de los informes en el peor de los casos sugieren que hasta 5.000 millones de personas podrían vivir en zonas áridas a finales de siglo, enfrentándose a suelos agotados, recursos hídricos menguantes y la disminución o el colapso de ecosistemas antaño prósperos.

La migración forzada es una de las consecuencias más visibles de la aridez. A medida que la tierra se vuelve inhabitable, las familias y comunidades enteras que se enfrentan a la escasez de agua y al colapso de la agricultura a menudo no tienen más remedio que abandonar sus hogares, lo que provoca problemas sociales y políticos en todo el mundo.

Desde Oriente Medio hasta África y el sur de Asia, millones de personas ya se han desplazado, una tendencia que se intensificará en las próximas décadas.

El devastador impacto de la aridez

Los efectos del aumento de la aridez son en cascada y multifacéticos, afectando casi todos los aspectos de la vida y la sociedad, según indica el informe.

Este advierte que una quinta parte de toda la superficie terrestre podría experimentar transformaciones abruptas de los ecosistemas debido al aumento de la aridez hacia finales de siglo. Esto causará cambios drásticos, como la conversión de bosques en pastizales, y conducirá a las extinciones de muchas plantas, animales y otras formas de vida en el mundo.

En el arroja algunos datos nada reconfortantes, como estos:

  • La aridez es considerada el mayor factor único detrás de la degradación de los sistemas agrícolas, afectando al 40% de las tierras cultivables de la Tierra.

  • El aumento de la aridez ha sido responsable de una disminución del 12% en el producto interno bruto (PIB) registrado en países africanos entre 1990 y 2015.

  • Se proyecta que más de dos tercios de toda la tierra en el planeta, salvo Groenlandia y la Antártida, almacenará menos agua para finales del siglo, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando incluso de forma moderada.

  • La aridez se considera una de las cinco causas más importantes de la degradación del suelo a nivel mundial, junto con la erosión del suelo, la salinización, la pérdida de carbono orgánico y la degradación de la vegetación.

  • El aumento de la aridez en el Medio Oriente se ha relacionado con tormentas de arena y polvo más frecuentes y de mayor tamaño en la región.

  • Se espera que el incremento de la aridez desempeñe un papel en incendios forestales más extensos e intensos en un futuro alterado por el clima, debido en parte a su impacto en la mortalidad de árboles en bosques semiáridos y al consecuente incremento de biomasa seca disponible para arder.

  • Los impactos de la creciente aridez en la pobreza, la escasez de agua, la degradación de tierras y la insuficiente producción de alimentos han sido vinculados con tasas crecientes de enfermedades y muertes a nivel global, especialmente entre niños y mujeres.

  • La aridez y las sequías crecientes desempeñan un papel clave en el aumento de la migración humana en todo el mundo, particularmente en las áreas hiperáridas y áridas del sur de Europa, Medio Oriente, África del Norte y el sur de Asia.

El informe marca un punto de inflexión

Durante años, documentar el aumento de la aridez resultó un desafío, señala el informe. Su naturaleza a largo plazo y la intrincada interacción de factores como la lluvia, la evaporación y la transpiración de las plantas dificultaron su análisis. Los estudios iniciales produjeron resultados contradictorios, a menudo enturbiados por la cautela científica.

El nuevo informe marca un punto de inflexión, aprovechando modelos climáticos avanzados y metodologías estandarizadas para ofrecer una evaluación definitiva de las tendencias de sequedad global, confirmando el inexorable aumento de la aridez y proporcionando conocimientos críticos sobre sus impulsores subyacentes y su posible trayectoria futura.

El informe también recoge una serie de tendencias globales y proyecciones sobre la aridez global que puede resumirse de la siguiente manera:

Cambios climáticos y población:

  • 77.6% de las tierras del mundo experimentaron climas más secos entre 1990 y 2020 en comparación con los 30 años anteriores.

  • 40.6% de la masa terrestre global es ahora considerada tierras secas, un aumento respecto al 37.5% en las últimas tres décadas.

  • 4.3 millones de km² de tierras húmedas se transformaron en tierras secas en los últimos 30 años.

  • 30.9% de la población mundial vivía en tierras secas en 2020 (22.5% en 1990).

  • 2.3 mil millones de personas habitaban tierras secas en 2020, el doble que en 1990; se espera que se duplique nuevamente para 2100 en un escenario de cambio climático extremo.

Degradación ambiental:

  • 20% de las tierras globales están en riesgo de transformaciones abruptas de ecosistemas para 2100 debido a la aridez.

  • 55% de las especies están en peligro por pérdida de hábitat debido a la aridez, con puntos críticos en África occidental, Australia occidental y la península ibérica.

Impacto económico:

  • 12% de pérdida del PIB en África entre 1990–2015 atribuida a la aridez.

  • 16% y 6.7% de pérdidas proyectadas del PIB en África y Asia para 2079 bajo emisiones moderadas.

  • Pérdidas proyectadas de 20M toneladas de maíz, 21M de trigo y 19M de arroz para 2040 debido a la aridez.

Agua:

  • 90% de la lluvia en tierras secas se evapora, dejando solo el 10% para el crecimiento de las plantas.

  • 67% de las tierras globales almacenarán menos agua para 2100, incluso bajo emisiones moderadas.

  • 75% de disminución en la disponibilidad de agua en Medio Oriente y África del Norte desde 1950.

Salud:

  • 55% de aumento en el retraso severo en el crecimiento infantil en África subsahariana bajo emisiones medias.

  • Hasta 12.5% de aumento en el riesgo de mortalidad durante tormentas de polvo en China.

Incendios forestales:

  • 74% de aumento proyectado en las áreas quemadas por incendios en California para 2100.

  • 40 días adicionales de alto riesgo de incendios en Grecia para 2100.

«Durante décadas, los científicos del mundo han señalado que nuestras crecientes emisiones de gases de efecto invernadero están detrás del calentamiento global. —dice Barron Orr, científico jefe de la CNULD. Y añade—: Ahora, por primera vez, un organismo científico de la ONU advierte de que la quema de combustibles fósiles también está provocando la desecación permanente de gran parte del planeta, con efectos potencialmente catastróficos sobre el acceso al agua que podrían acercar aún más a las personas y a la naturaleza a puntos de inflexión desastrosos».

En palabras de Orr, «a medida que grandes extensiones de tierra se vuelven más áridas, las consecuencias de la inacción son cada vez más nefastas y la adaptación ya no es opcional, sino imperativa».

«Este informe subraya la necesidad crítica de abordar la aridez como un reto mundial definitorio de nuestro tiempo. Uniendo diversos conocimientos y aprovechando tecnologías de vanguardia, no solo estamos midiendo el cambio, sino que estamos elaborando una hoja de ruta para la resiliencia —explica Narcisa Pricope, coautora principal del trabajo y catedrática de Geociencias enla Universidad Estatal de Mississippi (EE. UU). Y continúa—: Abordar la aridez exige una visión colaborativa que integre la innovación, las soluciones adaptativas y el compromiso de garantizar un futuro sostenible para todos».

Por último, el informe de la CNULD recoge un plan integral para abordar la aridez, centrado en la mitigación y la adaptación, e incluye las siguientes recomendaciones principales:

  • Fortalecer el monitoreo de la aridez. Integrar métricas de aridez en los sistemas de monitoreo de sequías existentes para detectar cambios de forma temprana y guiar intervenciones antes de que las condiciones empeoren. Herramientas como el Aridity Visual Information Tool ofrecen datos valiosos para alertas tempranas y estrategias locales adaptativas.

  • Mejorar las prácticas de uso de la tierra. Promover sistemas sostenibles de gestión de tierras para mitigar los impactos de la aridez. Enfoques como el informe de la UNCCD Sistemas de Uso de la Tierra Sostenibles destacan la resiliencia al cambio climático, la participación de comunidades locales e indígenas, y proyectos a gran escala como la Gran Muralla Verde en África, que restaura ecosistemas y genera empleos.

  • Invertir en eficiencia hídrica. Adoptar tecnologías como recolección de agua de lluvia, riego por goteo y reciclaje de aguas residuales para gestionar los recursos hídricos en regiones áridas.

  • Fortalecer la resiliencia de las comunidades vulnerables. Integrar conocimiento local, justicia social y gobernanza responsable para empoderar a quienes enfrentan los mayores efectos de la aridez. Iniciativas como cultivos resistentes a la sequía o ganado adaptado a climas áridos son ejemplos de adaptación incremental.

  • Desarrollar marcos internacionales de cooperación. Alinear las políticas nacionales con objetivos internacionales, como el marco de Neutralidad en la Degradación de Tierras de la UNCCD. Planes nacionales de adaptación deben incorporar estrategias conjuntas para manejar desafíos de agua y suelo, fomentando colaboración intersectorial a nivel global.

«La claridad del informe es una llamada de atención para los responsables políticos: abordar la aridez exige algo más que ciencia. Requiere una diversidad de perspectivas y sistemas de conocimiento. Entrelazando los conocimientos indígenas y locales con los datos más avanzados, podemos elaborar estrategias más sólidas e inteligentes para frenar el avance de la aridez, mitigar sus efectos y prosperar en un mundo seco», concluye Sergio Vicente-Serrano, coautor del informe y experto en aridez del Instituto Pirenaico de Ecología de España. ▪️

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